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El viento en sus cabellos, sus ojos café observando, ¿qué miraban? No lo sé.

Si lo que sé, no es cierto tal vez, ¿no lo ven?

O es que ella es otra efímera alma de antaño, cuyos ropajes visitaron una y otra vez su dulce mausoleo.

¿Será por eso que lo que ella ve, realmente no es?

Quédate, mi amor, que estés muerta por dentro no difiere en el cariño que te tengo.

Y nunca lo hará, corazón, nunca.

Si yo te amo como si cada día fuese el último, cuando el último día de tu vivir fue hace mucho tiempo atrás.

Y sin embargo te amaré, como si estuviese muerto también.

Un Sol PoéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora