Ciudad de agua es el océano y mi amada.
De olas su cabello, olas largas y estrechas.
Su aroma a libertad, agua salada besando mi alcázar de madera y velas.
No hay nadie más, cariño, que rompa nuestra página azul marina.
Ni una gris tormenta que con turbiedad nuble nuestras mentes.
Y ni echarse tu pesar con las estrellas en el vuelo de la mantarraya negra.
Mientras la veo, y la ves.
Debajo del barco, nadan a la vez los peces, rompiendo tu fino hilo de agua, tu cabellera.
Y tu alma de marfil, mi salada compañera. No se quiebra. Ni titubeante se altera.
Mi redención y una bala, y mi piel colorada al sol, mis prendas viejas, hace tanto que me hice a ti, y ni recuerdo mi ayer en la tierra.
El horizonte, una línea, y nada más.
Mi redención y una bala, y mi palma rodea la espada.
El frío acero que baila, con destello delante de mi cara.
Repiquetea, y repiquetea.
¿Dónde estás, mi mar? Que no veo mi ciudad.
Mi ciudad desierta de agua.
Y hace frío, amor mío, mucho frío, y el frío filo atraviesa lo que te pertenece. Mi corazón se rompe en un llanto carmesí, y brotan las gotas hasta tocar aquel suelo de madera.
No titubeo, ni extraño mi hogar, pues ahí, querida, voy a ir. A tu abrazo de agua y sal.
Y mi alcázar se rompe, en mil pedazos se parte la madera, y cruge feroz.
Dame un trago de ti que no me mate, pero suave, pues siento mis labios rotos y muertos.
Y me cierro, en mis párpados pesados siento el dolor de mis ojos resecos caer, finalmente, tercamente.
Preciosa, tengo frío, y la vida me deja.
Por favor tú no me dejes a mí.
Y abraza mi cuerpo, y haznos uno por siempre.
Ahora las estrellas están tan cerca en tu reflejo.
Y ya sé cómo volar en tu mar negro y estrellado de espejos.
Y me dejo, a merced de tus dedos.
Y muero.
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Un Sol Poético
PoetryPoemas de todo tipo. Algunos poemas motivadores, otros no tanto. Unos cuantos para recordar un día de café, o algunos pocos para leerlos con una taza en mano. Y muchos, muchísimos, para recordar, para amar, y para existir plenamente.