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Ella era como el silencio malicioso de la noche, tan fría, y descansando padecía de su sueño de rebeldía. Ella era como la noche, y el silencio de la noche era como ella. Tan inquieta y a la vez tan frágil, tan quieta, y firme como la piedra. Ella era la noche, oscura, y tejía en el cielo sus miradas de estrella. Un punto, dos, y tres; cuatro, cinco y seis. Ella era la noche, y yo el caminante nocturno que miraba su belleza, con temor y adicción; pues ella era como la noche, y yo amo a la peligrosa noche.

Un Sol PoéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora