A ti te hablo, niña. Te quejas de las cosas sin hacer nada para cambiarlas. Te cortas y lastimas.Te dejas maltratar y reemplazar, y perdonas como si nada hubiera ocurrido.
Eso no es humildad.
Es debilidad y estupidez.
El ser humano debe aprender de justicia.
La evolución es para personas que fueron bien diseñadas, cuyas vidas están arregladas y son lo suficientemente felices y estables como para hacer del mundo algo pacífico; pero lo peor de nuestra querida humanidad es la ignorancia, capaz de matar nuestro futuro como si nada.
Las personas bien hechas tienden a ser estúpidas y no viven para defender a las personas mal hechas.
Viven para sus propios deseos y ambiciones.
En cambio las personas que salieron mal en su paseo por la vida, solamente son trágicos intentos de normalidad.
Tú eres un intento de normalidad.
Yo soy un intento de normalidad.
Y a nosotros no nos corresponde tener hijos siquiera.
¿Qué les enseñaremos?
¿A soportar todo?
¿A perdonar?
Ese es tu caso.
¿O a vengar el propio mártir de serenidad corrompido?
¿A tratar al mundo como la cuna de la idiotez, y romper los lazos de perdón, para hacer de ellos las horcas de los incompetentes?
Ese es el mío.
No me busques, yo no sirvo más que para distraerte, pero tarde o temprano, mi niña, verás que fuiste ciega. Tarde o temprano, verás la verdad más allá de tus muñecas.
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Un Sol Poético
PoetryPoemas de todo tipo. Algunos poemas motivadores, otros no tanto. Unos cuantos para recordar un día de café, o algunos pocos para leerlos con una taza en mano. Y muchos, muchísimos, para recordar, para amar, y para existir plenamente.