21 - Toro

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Hermano, que buscas refugio en el matador.

Que sufres dolor en tu tortura. Pronto verás a tu Dios.

Perdóname, Toro. No te salve del dolor.

Tus heridas y los banderines en tu cuerpo. El estoque en tu interior. Pronto dejarás este mundo.

¿Por qué te hacen eso?

Es cultura y devoción.

O masacre y mutilación.

Respiras tu hierro carmesí, que brota de tu boca y te quiebras en llanto.

Deberías estar en un lleno de pasto y llano terreno.

Malherido, buscas tu redención.

Ven en tus ojos otra intención.

Y tu vocación es sentir y terminar por un criminal.

Duerme, mi hermano.

Deja caer tu cuerpo sobre la arena, y que la sangre fluya lento. Pronto estarás en casa, compañero. Pronto dormirás eternamente, y en tus sueños correrás libre de cuerpo y corazón.

Se acerca tu asesino, y con agradecimiento miras su rostro. Pronto te liberará de tu agonía, la bestia, el torero.

Duerme, mi bello animal. Deja caer tu cabeza, y descansa. Tus heridas ya no dolerán.

Tus ojos ya no se abrirán, y tu llanto no se expondrá jamás.

Ve, mi hermano menor, sé libre en los prados del Edén.

Corretea por las tierras en un cerro de piedra.

Y duerme, donde el dolor no exista.

Duerme, mi hermano, y duerme.

Nos veremos en otra vida, donde sí cuidaré de ti. Y donde de cerca me ves.

Y no hay temor.

Adiós, Toro.

Te veré pronto.

Sueña en lo bonito del mundo, que hace mucho viviste.

Yo me quedo, a cuidar lo que hiciste.

Tus demás becerros hijos y hermanos, que siguen vivos y agonizando.

Un Sol PoéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora