Prólogo

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Hace 12 años...

­-¡¡¡MAMÁ!!!

Era más de media noche, estaba lloviendo, los relámpagos se podían ver atreves de la ventana, trató de prender las luces, nada, se había ido la luz.

-¿¡MAMÁ DONDE ESTÁS!?-. Grito la pequeña que bajaba por las escaleras, aferrada al barandal, forzando la vista para poder ver mejor.

Un golpe la sobresalto, venia de la cocina. Terminó de bajar las escaleras y se dirigió a dónde provenía el golpe.

Se asomó por el marco de la puerta, un hombre encapuchado, alto y algo fornido buscaba entre los cajones de la alacena, parecía nervioso, sus manos temblaban.

Soltó un gritito ahogado y de inmediato se tapó la boca, demasiado tarde. El hombre ya se dirigía a dónde provenía el grito.

El corazón de la pequeña comenzó a acelerarse, su cuerpo temblaba a más no poder, ¿Quién era ese hombre?, ¿Por qué estaba en su casa?, ¿Por qué había gritado?, ¿Por qué no corría?, las preguntas se le acumulaban en la cabeza, tenía que correr, pero no podía, tenía el cuerpo pegado a la pared y los pies en el suelo.

Cerró los ojos con fuerza, se armó de valor y corrió hacia las escaleras lo más rápido que pudo, estaba a punto de subir el primer escalo cuando...

Uno...

Dos...

Tres...

Se paró en seco y miró detrás de ella. El hombre que hace tan solo unos segundos estaba buscando en la cocina estaba muerto.

Sus ojos se abrieron, no podía creerlo, se acercó al cuerpo inerte que estaba en el suelo, extendió su mano y le quito el pelo de la cara, los ojos se le llenaron de lágrimas, sin previo aviso unas manos fuertes la tomaron de los brazos y le pusieron un pañuelo húmedo en nariz y boca.

Todo se tornó borroso, comenzó a perder fuerza, los ojos le ardían y poco a poco se le cerraban, distinguió una silueta esbelta, pelo negro y largo, un vestido hermoso color rojo y unas zapatillas del mismo color, corría hacia ella, sus ojos estaban llenos de lágrimas, su rostro mostraba preocupación y miedo.

Uno...

La mujer gritó de dolor y calló al suelo, al ver eso quiso gritar pero su cuerpo no se lo permitió, comenzó a llorar, la cabeza le daba vueltas, el cuerpo le pesaba, cerró los ojos incapaz de seguir manteniéndolos abiertos, lo último que escuchó fue su nombre: Daniela.

Experimento Secreto (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora