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¿Donde estoy?, ¿Qué es este lugar?, ¿Cómo llegué aquí?, ¿Qué estoy haciendo aquí?.

La pequeña Daniela se encontraba en un lugar realmente hermoso, los árboles eran tan grandes que parecía que tocaban el cielo, el aire era fresco y acojedor, el pasto estaba algo largo, podía sentirlo a través de sus pequeños pies descalzos, vestía un hermoso vestido blanco dos dedos debajo de la rodilla, tenia el pelo suelto con un listón rojo simulando una diadema con un moño.

Comenzó a caminar alrededor de aquel bello lugar intentando buscar respuestas, se acercó a un pequeño árbol que se encontraba en medio, frente a el una pequeña laguna, con agua transparente y fresca.

Rodeó el lago y se sentó en el árbol, su tronto tan firme y cómodo, ideal para tomar una siesta o leer un libro bajos grandes ramas.

Recorrió el paisaje con la mirada, tratando de ver alguna señal que le indicara dónde estaba.

Su mirada se posó en un hombre, que estaba del otro lado del lago, su saco, camisa y pantalón eran blancos, sus zapatos eran negros al igual que su corbata, se paró al instante y corrió hacia él.

-¡¡¡Papá!!!-Gritó.

Corrió por el lago, cruzándolo lo más rápido posible, el vestido se le pegaba al cuerpo, pero no le importó.

-¡¡¡Papá!!!-Volvió a gritar.

El hombre al escucharla se dio la vuelta y la contemplo acercarse.
Daniela salió del lago y estendio los brazo, al verlos se espantó, su vestido había tornado una tonalidad roja como la sangre al igual que sus brazos, miro al hombre horrorizada, tenia una profunda herida en el estómago, mientras manaba sangre de esta, su rostro estaba pálido y serio. Daniela corrió a él queriendo abrazarlo, él alzó los brazo, al instante ella se abalanzó a él, pero su cuerpo se desvaneció en forma de mariposas negras y blancas.

Se volvió atónita, ¿Qué fue eso?, ¿A dónde se fue?. Miró a todos lados desesperada sin poder verlo.

Las lágrima tibias comenzaron a recorrerle las mejillas, se sentía sola, triste y abandonada, se dejó caer en el suelo con las manos en el rostro mientas sollozaba. Sintió unas manos en su espalda y unos brazos rodear su diminuto cuerpo.

-Mi niña...-esa voz la reconoció al instante, levantó la vista y contempló el hermoso rostro de su madre-. No sufras, veras que todo estará bien.

-Mamá...-sollozó, vestia un hermoso y sencillo vestido blanco que le llegaba hasta los pies, tenia el pelo de lado y estaba descalza-. ¿Dondé estamos?, ¿Por qué me dejaste sola?.

-No te he dejado, siempre estaré contigo, aquí -colocó su mano en le pecho de la pequeña-. En tu corazón.

-¿Eso qué significa? -preguntó atónita.

-Se fuerte hija, se valiente, no dejes que nadie te haga daño.-Dijo con lágrimas en los ojos y una sonrisa tranquilizadora -. Vas a estar bien.

-No mamá, no estoy bien y no estaré bien hasta que me expliques que esta pasando.

-Te amo, mi pequeña princesa, tu padre y yo te amamos ¿si?, tenlo por seguro-Dicho esto se levanto y camino hasta llegar a los árboles-. Se fuerte, no te rindas... Se una guerrera... Te amo Daniela, con todo mi corazón-Dio la vuelta y se metió entre los árboles.

-No... ¡¡¡Mamá!!!...-corrió tras ella metiéndose entre los árboles -.No por favor...-jadeó-. No me vuelvas a dejar sola, no ahora...

Corrió entre los árboles, tratando de seguir ese cabello tan negro como la noche que salpicaba el vestido blanco haciendolo resaltar en la oscuridad.

Corría y corría, pero parecia que mientras más se acercaba más se alejaba, esquivaba los árboles y brinca los hoyos o las piedras que se le curzaban en el camino, la vista se le comenzó a nublar hasta, se dejó caer al suelo dejando que la oscuridad se la llevara.

Oscuridad, oscuridad y más oscuridad, era todo lo que podía ver.

-¡¡¡Mamá!!!-gritó levantándose rapidamente de la cama en la que estaba acostada, chocando con un cuerpo un poco más pesado que el de ella volviendo a caer de espaldas en la cama, estaba sudando y su respiración estaba agitada.

-Auch-dijo una voz.

La habitación estaba algo oscura, no podía ver bien quien era esa persona, ni donde se encontraba.

Una luz le segó los ojos por unos segundo provocando que se llevara las manos a los ojos.

-¿Quién eres?-Preguntó algo asustada.

-Soy Daniela-dijo con una sonrisa tranquilizadora, poniéndole sus manos sobre las de ella-. ¿Y tu?

-Da-Da-Daniela-dijo dudosa y sorprendida a la vez.

-Wow-dijo la otra chica de ojos amielados y el cabello dorado.

-¿Qué es este lugar?-preguntó Daniela aun atónita por la coincidencia de sus nombres.

-No lo sé -contestó la chica encogiéndose de hombros-. Llegue junto contigo en la mañana, has estado dormida todo este tiempo.

-¿Cómo puedo saber donde estoy?

-Tampoco se eso-contestó-. Hace rato vino una mujer, dijo que mañana hiba a ser nuestro primer día.

-¿Primer día?

-si, eso dijo.

Se quedó pensando y después de un buen rato habló.

-Soló se que hay más como nosotras-Se volvió a encojer de hombros-. Pero bueno...-se bajó de la cama de Daniela y corrió al otro lado de la habitación -. Es hora de dormir.

-Si-contestó Daniela algo cansada apesar de haber dormido todo el día.

Dicho esto apagó la luz que hace rato la chica que acaba de conocer había prendido del pequeño mueble que tenia a lado de su cama.

-Buenas noches Daniela.

-Buenas noches Daniela-contestó cerrando los ojos, dejándose llevar una vez más por la oscuridad.

**************
Holi*w*is
Esperó que les guste, cada tes o cuatro capítulos voy a dar intermedios de que paso con Daniela... Si no la recuerdan, lean el prólogo ;)

Nos leemos

Experimento Secreto (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora