"Su regreso"
Por fin la primavera se hacía notar: la nieve comenzaba a derretirse, los pinos se notaban más verdes y las flores daban sus primeros retoños.
Hacía seis meses, Samuel había muerto, Arcarius se había ido y yo había iniciado mi entrenamiento. Ahora sabía más sobre ser el amo de los tres clanes. Había aprendido a usar mi magia.
En seis meses las cosas cambiaron mucho. Todas las personas de las tres aldeas vecinas sabían mi nombre y me reconocían como el amo de los tres clanes. Ya sabía hacer distintos hechizos y manejaba mi magia perfectamente. Mi trasformación no había querido dar señales de vida todavía. Pero Umbra dijo que eso no era algo que nosotros pudiéramos controlar.
Todo había estado bien: los hermanos Evermore, Umbra, Iram, Michael, Brietta y yo nos volvimos muy unidos. Y todos hicieron un buen trabajo enseñándome todo lo que tenía que saber.
Lo inquietante era que, así como las aldeas de los alrededores, los Colmillos Blancos y las brujas, no tardarían en encontrarme.
Volviendo a los chicos. Julia y Maloc, siguen discutiendo por todo. Maloc se volvió como mi hermano. Y aún que todos los chicos son como mis hermanos, él se unió más a mi. Iram y Umbra, se miraban muy felices juntos y cuidando de Matt; Brietta y Michael, se mantenían alejados del resto de los guerreros, pero aún así se volvieron cercanos al pequeño grupo.
Busqué nombres para mi Fénix y mientras encontraba uno, le dije plumas rosas, así que la llamé justo así. Plumas rosas dormía en mi habitación y era rara la vez que volaba por la aldea, alejándose de mi.
Arcarius y Samuel no habían desaparecido de mi mente... Los extrañaba demasiado. Eran parte de mi, y me los habían arrebatado el mismo día.
Nada en esta vida era fácil... Pero nunca vi qué tan difícil podían llegar a ser las cosas...
Estábamos todos desayunando en el comedor. Umbra e Iram estaban abrazados y tratando de que Matt comiese. A la hora de reunirnos a las horas de comida en el comedor, los hermanos Evermore, salían a cazar sangre fresca. Michael y Brietta conversaban un poco con Chris e Ismael.
Ellos dos se habían alejado un poco, ya sea por sus entrenamientos o por los nuestros, pero aún así estábamos bien.
Todo estaba bien. Todo en orden. Todo tranquilo. Seis meses sin revuelo. Seis meses prácticamente sin preocupaciones. Me gustaba verlos bien a todos. Riendo, gastandose bromas, entrenando, hablando. Aparentemente todo estaba bien. Aunque hablé demasiado rápido.
Un chico de baja estatura y cabellos castaños, entró agitado de tanto correr al comedor.
-¡Un Colmillo Blanco llegó y se niega a identificarse!
Hacía seis meces que no había visto una revuelta por un Colmillo Blanco.
Todos salimos del comedor y al llegar al lugar me quedé detrás de los chicos, pero de tal manera en la cual pudiera ver de quién se trataba.
-¡Dinos a qué has vuelto!- le gritó uno de los guerreros.
-Ya sabían todos que volvería -dijo una voz conocida.
Cuatro guerreros apuntaban con lanzas de plata a Arcarius. Estuve a punto de correr hacia ellos y decirles que se detuvieran, pero la mano de Umbra en mi hombro me detuvo. Y cuando la vi a la cara, ella negó moviendo su cabeza, haciendo que su cabello negro se balanceara un poco. Yo la miré confundida.
¿Por qué no podía acercarme?
Umbra sólo colocó su dedo índice en sus labios diciendo que guardara silencio.
-Sabes cómo se aceptan a los forasteros -dijo el guerrero de antes con una sonrisa burlesca-. Porque ahora eres uno.
-¡No eres el líder, Cobhalt! -dijo Arcarius alterado-. No lucharé en contra tuya.
-Muy bien -dijo el guerrero-. La líder no está presente. Entonces, ¿quién será el valiente?
Di un paso hacia el frente y Umbra me tomó del hombro. No me detuve. Quería llegar hasta donde estaba Arcarius, y si la única forma de llegar hasta él era luchar en su contra lo haría.
-¡Yo! -grité antes de llegar. Cobhalt no podía negarse. Las mujeres también podíamos luchar, pero si Cobhalt se negaba, levantaría sospechas entre los forasteros de que yo era la líder-. Yo lucharé contra él.
-Bien -pude ver que el no estaba de acuerdo. Y al ver el rostro de Maloc, aún conociendo a Arcarius, sabía que también dudaba de lo que haría-. ¡Todos formen un coliseo!
Todos los guerreros comenzaron a hacer un círculo perfecto, dándonos espacio a Arcarius y a mi. Era claro que no lucharíamos cuerpo a cuerpo. Usaríamos magia.
La estrategia era nunca dar el primer golpe. Al realizar el primer ataque, aparece la desconcentración.
Ambos dábamos vueltas viéndonos directamente a los ojos. Era como sentir un hilo que nos unía, era incluso más fuerte que el día de su partida. Sus ojos negros miraban los míos azules, ninguno apartaba la vista del otro.
En un parpadeo ya no estábamos cada uno en las orillas del círculo. Estábamos en el centro de ese. Él con sus manos en mi cintura, yo con las mías en sus brazos y nuestros rostros a centímetros de distancia.
Los guerreros comenzaron a gruñir. Unos incluso se habían convertido en lobos, pero no podían hacer nada para detenernos.
-Irina, ¿en qué estabas pensando? -dijo en un susurro. Al escuchar mi nombre salir de sus labios y tan cerca de mi rostro, me hizo estremecer-. No lucharé en contra de mi amo.
-Y tu amo no luchará en tu contra -dije en un susurro, para después abrazarlo con fuerza.
Por fin había regresado. No dejaría que Cobhalt y ningún otro guerrero lo tratase como a un forastero.
-Es un gusto decirles a los presentes, en persona, que Arcarius no es ningún forastero -dije volviéndome para ver a todos en la aldea-. Es parte de está manada, al igual que cada uno de nosotros, y merece la bienvenida a casa -dije viéndolo a los ojos.
Al fin había vuelto, después de esperar tanto su regreso.
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🐉El Amo De Los Tres Clanes🐉La Conexión [1] {Borrador}
Werewolf"-El dragón por fuera es invencible e indomable, pero por dentro... -comenzó a decir y la interrumpí. -El dragón es capaz de enamorarse. -Samuel no dijo eso -contestó al escuchar como concluí la frase que más le gustaba-. Dijo que podía ser domado. ...