🐉El Amo De Los Tres Clanes🐉La Conexión [1] {Borrador}

🐉Capítulo 24🐉 (parte 1)

"La hora esperada"

3 días

Arcarius le había pedido al equipo que entrenaran entre ellos y que él se encargaría de mí, pero no sabía que tenía otros planes para Umbra e Iram.

Después de lo que había pasado, todos volvieron a sus cabañas, no sin antes preguntar si las cosas estaban bien.

Cuando desperté a la mañana siguiente, sentí una tranquilidad enorme. Sabía que faltaban tres días para que la guerra llegara, pero eso no me arrebataba la tranquilidad que me brindaban los brazos de Arcarius. No se escuchaba más sonido que no fuera su respiración... Y los latidos de su corazón...

Me sentía tan culpable... Después de la guerra él se haría trizas...

🐉🐉🐉

Sentía como se removía en mis brazos para salir de mi abrazo, para evitarlo, la atraje más hacia mí.

Aquella noche habíamos seguido con los besos en su habitación, pero no había llegado a más. Solamente dormimos.

—No te muevas —le susurré al oído.

—Pero ya es tarde —dijo del mismo modo.

—Quiero estar así por más tiempo.

Sin decirme nada dio media vuelta entre mis brazos para quedar frente a frente. Sus ojos azules habían estado entristecidos desde que le habían dado fecha exacta para la guerra.

El tiempo jamás podría con nosotros. Éramos mucho más fuerte que él. Éramos mucho más fuertes que toda una guerra. Nada ni nadie podría detenernos.

—No me dejes nunca —le dije sobre sus labios.

—Nunca te dejaré sólo.

Ella era perfecta. Ella era lo único que necesitaba para sobrevivir.

No me resistí más e hice desaparecer los milímetros que  nos separaban.

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Torren y yo habíamos salido desde temprano a caminar. Ella no era de las chicas que caminaban por gusto, pero era una mañana demasiado tranquila, así que después de muchos besos inocentes –sobre todo inocentes– aceptó salir a caminar conmigo.

—¿Para qué querías salir a caminar? —me preguntó algo irritada.

¡Como me encanta!

—¿La verdad? —pregunté y me miró fulminante—. ¡Está bien, está bien! —alce las manos en forma de rendición. Era imposible ganar ante ella. Y más imposible era para mí—. Quiero verte transformada.

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Mi mundo se derrumbó al escuchar esas palabras. El miedo se apoderó de mí, sofocandome.

—No —le dije de manera cortante.

—Vamos —me dijo—. Por favor.

Sentí un frío que recorría mi piel desde dentro. Un frío que corría por mis venas y vi recuerdos cruzar por mi cabeza.