🐉Capítulo 23🐉

1.2K 110 4
                                    

"¿Y si el dragón se enamoró?"

Arcarius estaba justo frente a mi. Sabía que no estaba vestido porque al volver a su forma humana ninguna especie volvía a tener ropa, está se desgarraba durante la transformación, sólo por eso lo sabía, no por que mis ojos se hubieran cerciorado de a quello. No había visto nada más que sus ojos.

Se acercó un poco y yo me alejé. Ni siquiera me di cuenta de cuándo comencé a correr a la misma velocidad de antes. Necesitaba mi lugar de tranquilidad.

Cuanto más me acercaba al final de la aldea más bajaba la velocidad, para cuando llegué, frenar fue mucho más fácil.

Sabía que él venía siguiéndome. Sabía que estaba detrás de mí.

Di media vuelta y Arcarius no estaba allí, aunque no tuve que esperar más que unos cuantos minutos para que apareciera.

Llevaba sólo unos pantalones y el torso desnudo. Su cabello obscuro estaba desordenado y su expresión era de arrepentimiento.

-Irina, yo...

Ni siquiera deje que completara la frase para darle la espalda. No tenía caso que se disculpara -si es que tenía pensado hacerlo- por aquella situación.

-Irina, lo siento. Yo no... No era mi intención asustarte. Yo...

🐉🐉🐉

-¿Ese es el monstruo que dijiste saber controlar? -preguntó interrumpiendome.

-Sé lo que dije, pero te vi con Maloc y no pude...

No había querido asustarla. No había querido hacer que me temiera. Me sentía terrible. Se suponía que ella no debía conocerme en ese estado... No debía verme siendo un monstruo...

Ella me daba la espalda y yo me tragaba las ganas de abrazarla por la cintura y sentirla junto a mí... La sentía tan distante que la sensación me quemaba.

Verla con los pantalones y blusa rotos me hacia sentir mal. Se había lastimado al tratar de detenerse y todo por no ser yo quién la ayudara. Samuel había tenido confianza en mí para ayudarla y lo único que hice fue llamar a alguien más para que lo hiciera por mí.

-¿Por qué le llamas monstruo a algo tan bello? -me miró molesta.

¿Cómo podía decir todo aquello? ¿Bello? ¡Era un monstruo con escamas, alas y cola!

¿Cómo podía ella decir que un monstruo tan horrendo era bello?

-¿Algo tan bello? ¡Irina, es horrible no poder controlar eso! -exclamé.

-Nunca lo supiste controlar; lo enjaulaste -volvió a darme la espalda y bajo la mirada a sus pies-. Es diferente.

Su respiración se escuchaba relajada, pero no podía saber que tan molesta estaba conmigo. Con cuidado me acerque a ella. Cada paso era un martirio. Esperaba que en cualquier instante dijera que me alejara.

Con cuidado, la abrace por la cintura como tanto anhelaba hacer y ella no me alejó. Escuché como soltaba un largo suspiro para después decirme:

-Samuel siempre te usaba a ti de ejemplo... -dijo despacio.

-¿Para qué? -pregunté confundido casi igual de despacio que ella.

-El dragón por fuera es invencible e indomable, pero por dentro... -comenzó a decir y la interrumpí.

-El dragón es capaz de enamorarse.

-Samuel no dijo eso -contestó al escuchar como concluí la frase que más le gustaba y dio media vuelta para verme con el ceño fruncido. Yo aún la tomaba por la cintura, pero nuestros cuerpos no estaban tan juntos como me hubiera gustado-. Dijo que podía ser domado.

-¿Y si el dragón se enamoró?

Sus ojos azules crecieron un poco más al escúchame. Segundos después volvieron a su tamaño normal.

-Depende de quién -estuvo a nada darme la espalda de nuevo, pero antes la tomé con más decisión de la cintura, acercándola a mí para después unir nuestros labios. Tenía más de seis meses sin probar sus labios y antes de eso, años.

Sus manos estaban al rededor de mi cuello acercándome más a ella. La había extrañado y mucho. Nos separamos un poco cuando nuestros pulmones nos traicionaron.

-Te amo -soltó sobre mis labios. Cuando la vi a los ojos noté las pequeñas lágrimas caer de sus ojos.

-¿Por qué lloras, princesa? -dije limpiando sus lágrimas.

-La verdad es que no lo sé -dijo sonriéndome.

Volví a acercarla a mí para tomar sus labios de nuevo.

-También te amo, Irina.

🐉🐉🐉

Todos habíamos visto llegar a Maloc al refugio, pero sólo. Cuando le preguntamos por Irina nos contó todo lo que había ocurrido. Que Irina alcanzara aquella velocidad tan elevada quería decir que su transformación se acercaba.

Matt estaba sentado a en las piernas de Iram, quién jugaba un poco con él para que no se desesperara. No podía dejar de pensar en que algo le hubiese pasado a Irina. Era trabajo de todos cuidarla y estaba afuera con un Arcarius molesto y convertido en dragón.

-Umbra, tranquila -me dijo Iram-. Arcarius no sería capaz de lastimarla. Ven.

Me senté junto a Iram para jugar también con Matt... Sólo tres días para pensar como mantenerlo a salvo...

🐉El Amo De Los Tres Clanes🐉La Conexión [1] {Borrador}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora