🐉Capítulo 21🐉

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"Sin sentencia"

No lo soporté. Corrí a mi refugio. Ese lugar al final de la aldea. Desde pequeña era el lugar donde me sentía segura.

Sabía que Arcarius venía detrás de mí, pero no me detuvo, sólo me siguió. Cuando llegué mis piernas fallaron haciéndome caer de rodillas al duelo, sentí como la nieve y la tierra que se hacía notar se clavaba en ellas causando un dolor soportable.

Arcarius se acercó a mí, envolviéndome en sus brazos.

-Cálmate -dijo susurrando-. Estaré siempre contigo. Sólo respira...

Traté de calmarme, como siempre lo logré, pero la idea de que todo había pasado tan rápido...

De la noche a la mañana había perdido a mi padre y Arcarius se había ido. Me entrenaron más de lo que ya habían hecho y para cuando regresó aún no entendía del todo bien que éramos. Ni siquiera sabía todavía que era un alma gemela, que al parecer era lo más sencillo y normal de todo esto. Todavía no comprendía lo suficiente... Y los colmillos blancos ya sabían donde encontrarme.

Entonces recordé a Samuel. Recordé a mi padre.

-Mis problemas son el dragón -susurré-. Puedo con ellos.

-No estás sola -me dijo-. Me tienes a mí y a todo el equipo.

Nos quedamos ahí un rato hasta que pude respirar bien. No podía entrenar. No me sentía bien.

-Arcarius, quiero dormir -aún faltaba mucho para la hora de cenar, pero estaba demasiado cansada.

Me llevó en sus brazos hasta la cabaña y después a mi habitación.

Después de que me dejara en la cama y él se acostara a mi lado, no supe nada de mí.

🐉🐉🐉

Yo no dormí. Cuando se quedaba dormida justo después de un ataque de pánico, lo más probable era que le dieran pesadillas. El problema era que no podía despertar por sí sola hasta que la pesadilla pasara, así que la despertaba yo.

Se veía hermosa...

Casi siempre la miraba unos momentos mientras dormía. Sólo dormida dejaba de preocuparse por cosas que ella ni siquiera debería de saber. Sólo dormida se miraba tranquila. Pero nada se comparaba con aquella mirada azul de asombro ante todo.

Luego de un rato, decidí que era hora de que Irina despertara y fuéramos al comedor a cenar.

-Pequeña -le susurré-. Es hora de despertar -creí que se quejaría como siempre lo hacía desde que era una bebé, pero ni siquiera se movió-. ¿Irina?

Abrió sus ojos de golpe y al verme los volvió a cerrar y se dio vuelta dándome la espalda.

-Déjame dormir -ahí estaba la Irina de siempre.

-Ya debemos ir a cenar -le dije divertido, dándole la vuelta para que me viera de nuevo. Me encantaban sus ojos azules y su cabellera blanca-. Y a hablar con los chicos de Torren.

-No hay nada que hablar -dijo sentándose bruscamente en la cama-. No vamos a matarla.

-Son las reglas, Irina.

🐉El Amo De Los Tres Clanes🐉La Conexión [1] {Borrador}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora