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"Me sonrió y sentí que me faltaba el aire"

Ideaba las formas de acercarme a él y saludarlo pero cada idea era más estúpida que la anterior. Me voltee para mirarlo y no estaba, se había ido, y nunca pude decirle mi nombre... Me sentí tan frustrado e impotente que solo pude fruncir el ceño el resto de la visita.

Mediante pasaban los minutos mi mirada se perdía en los trazos bruscos que hizo el pintor en uno de los cuadros frente mío, trataba de dejar de pensar en ese chico, mordí el interior de mi labio para que el dolor lo alejará pero nada parecía hacerme olvidarlo.

"Vamos a tomar un descanso de 10 minutos" dijo la mujer de tacones negros, todos asentimos, por fin, pensé. Ni bien dijo descanso salí de la galería pero la mujer me detuvo llamándome por mi apellido esta vez. Giré mi cabeza y le grité de vuelta que tenía que ir al baño, y todas las personas del lugar voltearon a mirarme con mala cara, ridículos.

Entré demasiado ocupado en mi sentimiento de impotencia que ni me fijé si había alguien más en el baño. Apoyé mis manos en el lavadero y miré mi reflejo, mis pupilas estaban dilatas, y se dilataron aún más cuando siguieron el reflejo de otra persona castaña, con los ojos azules, la boca pequeña y las manos rojizas. Me sonrió y sentí que me faltaba el aire. Lo miré por unos minutos para asegurarme que era real y que no me lo estaba imaginando.

Sin saber que hacer me lavé las manos y la cara para calmar un poco el calor de mis mejillas. Me di la vuelta y lo miré directo a los ojos, mientras las gotas de agua caían por entre mis pestañas. Él se acercó con un trozo de papel del dispensador y me lo dio en las manos. Todo estaba en silencio, lo único que se escuchaba eran las gotas del lavadero uniéndose al ritmo de nuestros corazones acelerados.

"Gracias" alcancé a decir a la vez que me secaba la cara.

"¿Te conozco?" preguntó. No escuché lo que dijo para ser sincero, solo me concentré en el tono de su voz. Tan dulce y suave como él, una voz calmada pero intensa.

"¿Qué?" le respondí mirando sus ojos, repasando cada línea gris que tenía alrededor de su pupila como si quisiera guardarlo en mi memoria para siempre.

"Si te conozco de alguna parte..."

"No, no lo creo" lo recordaría, pensé.

"Ah, lo digo porque como no dejaste de mirarme hace un rato"

Me atoré con mi propio aire "Lo siento" reí nerviosamente.

Sonrió de lado sin enseñar los dientes. "Soy Louis" se acercó más y me tendió su mano.

"Harry" apreté su mano firmemente.

Estaba tardando varios minutos con su mano en la mía, pero no importaba.

De pronto la puerta del baño se abre rompiendo la inmensa atmósfera que se había creado en aquel reducido espacio. Al mismo tiempo nos volteamos para mirar quién había entrado soltando nuestras manos casi de inmediato ocultándolas tras nuestro...como si estuviera prohibido lo que acabábamos de hacer, como si significaba mucho más que un saludo, como si hubiéramos creado algo demasiado especial como para mostrarlo. Lo sentimos así tal vez porque eso hicimos.

Art boyWhere stories live. Discover now