CAPITULO 26 POR FIN JUNTOS...

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La peli naranja se separa un poco del pelinegro y lleva su mano al rostro del joven que la miraba como el tesoro más preciado, ella le sonríe, se estira un poco y lo besa nuevamente. Enreda sus manos alrededor del cuello del pelinegro y el la abraza por la cintura atrayéndola más hacia él, para profundizar el beso. Al separarse un poco por falta de aire no dejaban de mirarse el uno al otro. No había necesidad de pronunciar ninguna palabra sus miradas lo decían todo, amor, pasión y felicidad por estar juntos. Minutos más tarde los dos caminaban en silencio cogidos de la mano bajo el cielo estrellado, dejando atrás el parque lleno de árboles de cerezos que fue testigo de su primer beso.

Estaré junto a ti a pesar de todo, luchare para que tengamos un futuro distinto en el cual tu estés junto a mí y nuestro hijo – ese fue el pensamiento que tenía Ulquiorra al caminar junto a la joven.

Aquel beso fue el despeje de sus dudas de querer alejarse de ella, al principio pensaba que debía hacerlo para protegerla, pero ahora ya no podría hacerlo, no después de tenerla entre sus brazos y besarla, tal vez sería un sueño, pero quería seguir viviéndolo, no quería despertar.

(...)

la habitación se fue iluminando con la luz del amanecer. Pronto el sol brillaba en lo alto, inundando todo de luz y de color. Ulquiorra cerró los ojos y se arropo un poco más, se sentía feliz, en paz, esa noche durmió como hace mucho no lo hacía. Ya era tarde por lo menos más de las ocho, pero eso no le importaba, pero el deber llama y este día era decisivo en su vida.

Poco a poco fue abriendo sus ojos, se estiro perezosamente y miro a su alrededor a pesar que se encontraba en aquella habitación solo, ya no la sentía como antes, pesada con la soledad y tristeza enmarcada en cada punto de ella.

Hoy era un día diferente, sus ojos jades brillaban como si fuera vuelto a vivir y en su rostro se dibujaba una sonrisa. Se dirigió al cuarto de baño y tomo una larga ducha. Su mente reproducía una y otra vez el encuentro con la joven y su primer beso y como aquel beso lo había hecho entender que no podía vivir sin ella, que ella es su luz, su fuerza para luchar y se juró así mismo protegerla de todo, esta vez se iba asegurar que nadie la apartara de su lado.

Ulquiorra entro a la habitación con una toalla alrededor de la cintura, abrió su armario y se puso unos palones vaqueros, una camisa ajustada al cuerpo y unas zapatillas, salió de la habitación y se dispuso a prepararse un café, al cruzar la sala se fijo en la bolsa que le había traído la joven, con paso lento se acercó y la abrió tomo la camisa y se percató que tenía un olor diferente, la atrajo hacia él aspirando el olor, sonrió al identificarlo.

- A pesar que la lavaste, quedo impregnado tu perfume...me pregunto cuántas noches dormiste con ella – susurro con una sonrisa calidad en sus labios

Dejo la camisa sobre el mueble y se preparó un café, mientras pensaba que pasaría de ahora en adelante, tenía claro que quería estar con ella, pero no podía dejar de lado sus miedos...su celular suena y sonrió de nuevo al ver el mensaje.

En la vida, lo que a veces parece un final es, en verdad un nuevo comienzo y desde que te conocí, sentí que tú eres mío

Se sorprendió al descubrir que desde que despertó no ha parado de sonreír –siempre has sido el mío mujer...el amor te vuelve un idiota, pero un idiota feliz – pensó al leer nuevamente el mensaje

Termino de tomarse el café, miro el reloj y frunció el ceño faltaba poco para saber que tenía que decirle Halibel. Se dirigió a la cita programada, ¿que tenía que decirle? muchas ideas se le cruzaban por la mente, pero al mismo tiempo nada coherente.

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