CAPITULO 29 SOLO TÚ Y YO

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PRIMERA PARTE

Ese mismo día, regresemos unas horas antes, en otro lugar. Orihime había terminado de hablar con su mejor amiga, durante todo este tiempo se sintió intranquila, a pesar que le había dicho que todo estaba bien sitio que no era sincera.

La había invitado a ir con ella, a pesar que quería verla no pudo aceptar la razón el hombre que causaba que su corazón se acelerara y el dueño de sus pensamientos.

Soltó un enorme suspiro

- ¿tal vez soy mala amiga en no haber aceptado? ¿tal vez Nell se enoje porque preferí irme con ulqui que acompañarla? ¿espero que no me odie?

Se incorporó de la cama y se dirigió al espejo llevaba más de media decidiendo que se pondría.

- Que me pondré – dijo mirando su closet

Se sentía emocionada, nerviosa, una mezcla de sentimientos que no podía controlar. Miro al fondo del closet y sonrió al ver el atuendo perfecto para dejar al chico impresionado. Se coloque un jean ajustado que arma perfecto a su figura, una blusa floreada cuatro centímetros más arriba del ombligo, una chaqueta de jean del mismo color del pantalón unos tacones cerrado color café oscuro que hacia juego con el cinturón del pantalón. Lacio su larga cabellera, poco maquillaje. Al terminar se mira al espejo y sonríe

- ¿qué dirá si me ve así? – pensó al mirar su reflejo

El timbre de la puerta suena y la peli naranja se mira nuevamente en el espejo y modula su respiración para tranquilizar su corazón y baja, al abrir la puerta no pudo contener las ganas y se lanzó a los brazos de su amado que la recibió con una sonrisa de lado en sus labios al separarse le dio un cálido beso.

Él la mira de pies a cabeza, sus ojos verdes penetraste la miraban como nadie la había visto, ella observa cada una de las expresiones del pelinegro, se acerca a ella haciéndola sentir más nerviosa de lo que estaba

- Estas muy hermosa – le susurra en el oído

- Gracias – algo sonrojada – a donde iremos ulqui

- Es una sorpresa – dice el pelinegro tomando la mano de la chica

Tomaron un taxi, el pelinegro le pasa un papel al taxista bajo la atenta mirada de la peli naranja.

- Por favor nos lleva aquí – dice Ulquiorra de forma tranquila

- Como diga señor

- ¿Ulqui para dónde vamos? – pregunto la joven con un tono de curiosidad en su voz

- Ya te dije que era una sorpresa – acaricia suavemente la mejilla de la joven haciendo que se sonrojara

En el camino el pelinegro no podía dejar de verla, sonreírle causando que ella se derritiera con ese simple gesto, el paso las yemas de sus dedos por el cuello de la joven, se sorprendió al darse cuenta el efecto que causaba el rose de las manos del joven en su cuerpo, sus bellos se erizaron y se encontró a si misma apretando los muslos para encerrar y capturar la excitación que estaba provocando en ella. Sus pezones se habían puesto duros. Nunca en la vida había reaccionado su cuerpo de esa manera ante un hombre ni siquiera en la adolescencia con Kurosaki y dicen que en esa época las hormonas se encuentran alborotadas.

Se sentía aturdida, miró fijamente los labios del joven y Saboreo sus propios labios acerco su rostro al del joven, al estar poco centímetros de los labios del pelinegro

- Hemos llegado – interrumpe el taxista

- Gracias – dijo con fastidio separándose de la joven

Al salir del vehículo el pelinegro se pone de frente a orihime que trataba de observar donde estaban

- Cierra los ojos – la mira fijamente

- ¡he! – levanta una ceja

Se acerca al oído de la chica – siempre estaré a tu lado, confía en mi

La peli naranja asiente y cierra los ojos, el pelinegro saca de su bolsillo un pañuelo de seda y cubre los ojos de orihime delicadamente, toma la mano de la chica y empiezan a caminar, al dar el primer paso la peli naranja pierde un poco el equilibrio

- No te preocupes siempre estaré para sostenerte – tomándola por la cintura

Caminaron por varios minutos, el viento soplaba cálidamente, se escuchaba el sonido de las olas golpeando contra la orilla y el olor de la brisa de mar. No pudo evitar reír. Al instante sintió como el pañuelo era retirado de sus ojos, los empezó abrir lentamente. Cuando sus ojos se adaptaron a la poca luz que había no pudo contener las lágrimas y llevar la mano a su boca para silenciar sus sollozo. El pelinegro solo la miraba, se acerca a ella toma el rostro con cuidado para que lo mire, seca las lágrimas con su pulgar delicadamente y le da un tierno beso. La toma de la mano y se acercan a la mesa. Ella miraba el lugar como si fuera un sueño, de cosas que solo se ven en películas románticas.

- Esto es hermoso gracias ulqui – le da una sonrisa sincera

El pelinegro había preparado una cena romántica en una cabaña frente al mar, había hecho un camino de farolillos blancos creando un camino que lleva hasta la mesa, esta estaba cubierta de un mantel blanco, como adorno en el centro la mesa un farol de color, una botella de champagne y el atardecer al fondo.

Los dos tomaron asiento, ella no podía dejar de sonreír y él no podía de ver la bella que ella es. Al terminar de cenar el pelinegro se levanta de su lugar

- Quieres ir a caminar – estiro su mano para que ella la sostuviera

- Si – le da una calidad sonrisa y toma su mano

Empezaron a recorrer la playa con sus manos entrelazadas. La peli naranja mira al cielo observando las primeras estrellas que iluminaban el cielo. Minutos habían regresado a la cabaña. Orihime se había recargado en el balcón, con la brisa salada meneado sus cabellos, cerró los ojos y recargo su barbilla en las manos

- Ulqui

Él la voltea a mirar

- gracias – sonríe

- No tienes por qué darme las gracias – se acerca. Acariciando delicadamente la mejilla de la joven – solo quiero que seas feliz

Con un evidente sonrojo en su rostro Orihime tomo aire para decir lo que su corazón siente.

- Ulquiorra...si no fueras aparecido en mi vida no hubiera vuelto a creer en el amor. No importa las circunstancia como nos conocimos y como nos volvimos a encontrar, solo sé que desde la primera vez que te vi no te pude sacar de mis pensamientos – toma la mano del pelinegro con ternura y la acerca a sus labios – sé que es poco tiempo pero quiero que sepas... que te quiero Ulquiorra y yo también quiero hacerte feliz

- Mujer soy feliz por saber que me quieres – la abraza – yo también te quiero, mi orihime y no sabes cuánto.



CONTINUARA...

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