CAPÍTULO 37 NO SOY NADA SIN TI

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PRIMERA PARTE 

Para él su mundo estaba en ruinas, todo se había desmoronado como un castillo de naipe al soplar levemente sobre él, se obligó a tomar decisiones que lo destruyeron por completo llevándolo a un mundo de oscuridad donde la nada era su única compañía, pero en ese camino arrastro a su amada causándole un dolor que jamás imagino. Cuantos días pasaron para escoger las palabras correctas para alejarla de él, pero en vuelta y vuelta simplemente lograba esconderse, huir de ella porque sabía que no sería capaz de lograrlo, pero el tiempo se le estaba acabando los culpables de haberlo torturado por tres días y burlarse de su estado y como pedía con impotencia que no le hicieran nada ella.

- "el gran ulquiorra Cifer, considerado el mejor empresario del año un hombre calculador para los negocios, prepotente y respetados por todos, suplicando por una zorra"

Los rostros de los hombres se arrugaron formando una mueca divertida al ver como los ojos de ulquiorra se abrían con sorpresa al ver en la pantalla frente a él las fotos de la mujer con él durante todo este tiempo, los habían seguido a cada lugar que estuvieron juntos, habían estado pendiente de cada paso que el daba, pero ¿Por qué? ¿Cuál es la razón? Por no haber continuado la negociación con ellos arruinando sus planes de lavado de dinero esa era razón suficiente para querer destruirlo de esa manera. ¿No?

- "A veces para odiar no necesitas una razón simplemente odias porque sí, pero en mi caso te odio por haberme quitado todo lo que me pertenecía desde un principio, me quedare con tu empresa, tienes 6 días para despedirte de esa mujer o la visitaras todos los domingos al cementerio...mira lo bueno que soy al darle la oportunidad que viva, pero con la condición que la dejes ¿no es un trato justo? Mi querido ulquiorra"

Una sentencia declarada y el tiempo en contra para efectuarlo, la última noche del tiempo acordado resolvió que debía hacer y asumiría las consecuencias de sus actos.

Llegando el día y tratando de reunir aplomo para todo lo que tenía que decirle. Al estar frente a la puerta de la mujer, su cuerpo temblaba y una voz en su cabeza le repetía una y otra vez que no lo hiciera, pero su corazón le expresaba que era la decisión correcta, prefería verla lejos, pero viva que en un cementerio por su culpa...porque esta vez seria completamente su culpa.

Toco el timbre y al instante la puerta se abrió dejando ver a la joven que no dudo en lanzarse a sus brazos, su corazón latía fuertemente en su pecho, su cuerpo trataba de moverse solo para responder tan cariñoso abrazo, pero lo obligo a detenerse, cuando percibió la calidez abandonar su cuerpo apretó los puños dentro de sus bolsillos y se adentró al apartamento ignorándola por complemento, antes que ella llegara a la sala miro nuevamente el lugar, su respiración se aceleró, las manos le sudaban y sentía desfallecer, se obligó a tranquilizarse y recordar cual es el motivo "alejarse de ella para protegerla", pero en el camino destruirla completamente pisoteando sus sentimientos, humillando la hasta hacerla nada con el fin que lo odiara, si quería que ella lo odiara, para tener en que sea el consuelo que pasará por la mente de ella en que sea conjurando una maldición y lo tendría presente en cada instante de su vida, ya no tendrían un lazo de amor mutuo si no un lazo de parte de él de amor a pesar que ella nunca lo supiera y ella seguiría atada a él odiándolo por arruinar su vida, por denigrarla y hacerle creer que no sirve como mujer y su existencia solo es con el propósito de satisfacer los deseos sexuales del hombre que se le acerque.

Qué clase de sentimiento es ese, desear que te odie para que continúe en su mente y nunca te olvide, tal deseo enfermizo poco coherente lo embargaba, era preferible eso a saberse en el olvido, egoísta, si lo era, porque la protegería, pero no quería que ella lo olvidara tan fácilmente. Él siempre la amaría y la cuidaría a pesar que ella nunca se diera dé cuenta de ello.

La tristeza y la soledad son su compañía, su corazón no existe solo es un hueco negro en su pecho que se arrancó al momento dejar a orihime, ella se había quedado con él, dejándo simplemente un vacío y su existencia representando a la nada.

Apoya su cabeza sobre el cristal y observa la ciudad cubierta por la noche, todo lucia tan sereno desde esa altura, tan silencioso, tan desolado sería tan fácil morir y nadie se daría de cuenta hasta que el olor fétido de su cuerpo en descomposición avisara de su presencia en el último piso de su nuevo apartamento.

Se había ido o mejor dicho huido de su propia casa, huyó de los recuerdos que embargaban aquellas paredes, cada centímetro la relacionaba con la misma mujer, todo olía a ella, cambio las sabanas de la cama una y otra vez, pero todo era inútil todas tenían impregnado su perfume, recordándole que ella estaba ahí acariciándolo durante la noche y susurrarle al oído que lo ama, llevándolo a un delirio de verla y decirle que también la ama con locura, a desvanecer su imagen, solo dejaba un sentimiento de agobio.

Todas las paredes gritaban su presencia podía verla en cada rincón sonriéndole, hablándole e insinuándole que la hiciera suya, porque ella era suya y él era de ella, eran uno, en cuerpo y alma...a pesar que se encontraban separados lo sabía que nunca podría estar con otra mujer que fuera ella.

Cuánto tiempo lleva sin poder conciliar el sueño, dos o tres días, una semana o el mismo tiempo que vio a la mujer por última vez, demasiado tiempo, porque ni en ese mundo de ilusiones podía encontrar paz, tanto en ese mundo como en el real vivía la misma pesadilla. Al cerrar los ojos la imagen de Orihime sollozando en el frío suelo de su apartamento temblando y pidiéndole que se detuviera, lo destruía completamente, no supo cómo pudo tener su rostro tan apacible al decirle tan crueles palabras, eso era tener sangre fría, para verla en ese estado sabiendo que el causante de ese dolor, de esas lágrimas era él, ni la muerte podría eliminar la culpa y el odio que sentía hacia el mismo y hacia las personas que lo llevaron a esto, les ofreció todo lo que tenía pero no les fue suficiente, hasta qué punto podía llegar el odio de una persona...él no era ese tipo de hombres que se dejaba pisotear de nadie, pero habían dado con la única razón que se pondría en ese estado, dejando su orgullo de lado solo por el bienestar de la mujer que ama.

Paso lentamente su mano derecha sobre la herida ya cicatrizada que estaba ubicada en su torso a mano izquierda, un pequeño recordatorio de la tortura que tuvo que pasar y que todo fue real. Su mente trajo el día que eso dos hombres lo interceptaron minutos después de haber dejado a orihime en su trabajo, después de haberle propuesto matrimonio y de la respuesta dada por ella generando tanta felicidad que no podía embargar en su pecho, todo era perfecto solo faltaba una cosa, que Nell y Grimmjow se conocieran y ese suceso habría ocurrido esa misma tarde, para poder decir que por fin todo tomaría su curso con un final donde los cuatro serían felices, y por fin aria su esposa a peli naranja, porque esta vez se casaría con ella como debe de ser, se aseguraría de darle una boda de ensueños, le compraría el vestido de novia más hermosa que hubiera, quería verla como una Diosa, como su ángel, como la mujer que lo salvo de la soledad, de la tristeza y que le dio su corazón para siempre. Esta vez se casarían por la iglesia no se casarían en una notaría como la primera vez que se casaron, como lo recordaba ulquiorra cada día, viendo lo poco romántico que resulto todo, a pesar que ella no se quejó del hecho, sabía que todo sueño de una mujer es casarse luciendo un vestido blanco, una iglesia llena de sus seres querido y al final el hombre que ha soñado esperándola con una expresión amor en su rostro.

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