CAPITULO 12

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  CONSECUENCIAS DE MALAS DECISIONES PARTE 1   


El día había llegado se escuchaba el sonido de algunas aves y los rayos del sol entrando por la ventana. Un peli negro se levanta de su asiento y cierra las persianas para que el lugar siguiera en la oscuridad, al hacerlo se volvió a colocar en la misma posición en la que se encontraba inicialmente. No había podido dormir pensando cómo se estaban desarrollando las cosas, no entendía que a pesar que el trataba de alejarse de ella, siempre se la encontraba y volvían a vivir las cosas que ya sucedieron, pero con ciertas diferencias. El solo podía observaba a la bella mujer que dormía plácidamente sobre su cama, después de llorar tanto. El peli negro se acerca a la cama y toca el delicado rostro de la chica, pasa suavemente sus dedos por la frente, bajando por sus mejillas y llegando a sus labios que tenía entre abiertos. El cuerpo del pelinegro temblaba, poco a poco se fue acercando su rostro al de ella al estar a pocos centímetros de sus labios... sonríe levemente y besa la frente de la chica.

- Estoy comenzando a creer que a veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla y entonces la tormenta también cambia de dirección siguiéndote a ti, esto se repite una y otra vez. Como una danza macabra con la muerte antes del amanecer – pensó el pelinegro al alejarse de orihime

Salió del cuarto y se dirigió a la cocina a preparar algo de tomar. Se sentó al lado del mesón y dejo que su mente divagar nuevamente. Al estar inmerso en sus pensamientos se sobresaltó al sentir el contacto de alguien sobre su hombro.

- Disculpa si te asuste ojos bonitos – decía apenada la peli naranja

- Tran...qui...la – dijo nervioso al ver que ella solo tenía puesto la camisa del pelinegro, le quedaba un poco grande, pero se podía ver perfectamente partes de su cuerpo.

Con una leve sonrisa sobre sus labios – quería darte las gracias por lo de anoche

- Mujer – respiro profundamente para calmar sus nervios – no me tienes que dar las gracias, siéntate a la mesa y te preparo algo de comer

- Yo no quiero ser una molestia – baja la mirada

- Quien te dijo que lo eres.

- Tú me lo dijiste – sube la mirada para verlo fijamente

- No era cierto, no siempre tienes que creer lo que te dicen, en ocasiones digo cosas sin pensar...ahora no proteste y siéntate por favor

Se da vuelta, entra a la cocina y se dispone a preparar el desayuno. La peli naranja se queda sorprendida ante las palabras del pelinegro y no pudo evitar que sus labios se dibujaran una leve sonrisa.

- Gracias – dijo en un susurro y se dirigió al comedor

Al tomar asiento empezó a mirar a su alrededor, era un comedor sencillo, con muebles lisos de color beige, hacia juego con el color de las paredes un balance perfecto, como si una mujer fuera pensado en el diseño, una mesa de madera fina, con frutas plástica como centro de mesa, sonrió para sus adentro, no se sentía incómoda en la casa, le agradaba estar ahí, se sentía feliz como un Déjà vu, sentía como si ella ya fuera estado ahí. Su mente divagaba, pero volvió en si cuando sintió el olor de un delicioso aroma delante de ella. Sus cejas se elevaron en impresión y sus ojos viajaron hacia arriba hasta conectar con los ojos verdes de Ulquiorra.

- ¿Te pasa algo? – pregunto. Al ver el rostro de la chica, dejo el plato delante de ella y agrego – si no te gusta te puedo preparar otra cosa

- No, se ve delicioso – mira el plato con detenimiento y una solitaria lagrima baja por sus mejillas – lo...siento

El pelinegro se acerca y le seca la lagrima delicadamente con el pulgar, seguido le besa la frente – no tienes por qué disculparte si quieres llorar hazlo, si quieres reír también lo puedes hacer, yo estaré contigo.

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