Seis grandes coches negros, rodeados de un amplio dispositivo de seguridad, se detuvieron frente a la sede de la OTAN en Bruselas, el tráfico de vehículos había sido parado así como todo el tráfico aéreo. El General Walters, perteneciente al ejército de los Estados Unidos de América, era uno de los encargados de recibir a tales visitantes. Los escoltas abrieron los coches y vio bajarse a un hombre increíblemente alto que llevaba una especie de traje de neopreno puesto de color negro, su porte era majestuoso, miró a todos los lados y ayudó a bajar a una mujer vestida de negro con una larga capa, era sin duda la mujer más bella que había visto en su vida. También era mucho más alta que cualquiera de ellos aunque parecía baja al lado del hombre, tenía una mirada seria pero sus ojos... El General Walters pensó que jamás podría olvidar la mirada de aquella mujer, fue como si le atravesase el alma cuando le miró. A su lado se puso otro hombre igual de alto que el primero, también vestido con otro traje de neopreno de un color más claro, tenía una mirada amenazadora y por cómo se inclinaba contra la mujer supuso que sería un guardaespaldas o algo así. Detrás suyo se siguieron bajaron hombres y mujeres con el mismo aspecto, altos, bien formados, fuertes, excesivamente bellos y por lo que pudo apreciar sin ninguna marca o cicatriz por ninguna parte.
Se acercó a ellos y extendió su mano para saludarles diciendo su nombre. El primer hombre le miró por un momento haciendo temblar su mano momentáneamente pero también extendió la suya y se la dio. Se saludaron fríamente y luego el General extendió la mano hacia la mujer, antes de que ésta tuviese tiempo de extender su mano el otro hombre se interpuso entre ellos para evitar el contacto físico, pero no le dio la mano ni dio visos de querer saludarle.
- Llévanos con tu líder, humano - le dijo con voz grave. Por un momento el General Walters pensó que los extraterrestres existían.
Pero asintió y los guió dentro del interior. Habían retirado los arcos de metal pues ninguno de ellos cabía por debajo pero habían colocado soldados armados por todo el camino hacia la gran sala donde serían recibidos. Ninguno de ellos habló en el escaso trayecto que les separó. En cuanto entraron al hall unos cuantos de aquellos visitantes vestidos de negro y de aquel extraño neopreno se pusieron alrededor de la bella mujer y del primer hombre escoltándolos. Al llegar a una intersección donde había una gran pared de piedra la mujer se paró de repente, todos hicieron lo mismo como si estuviesen conectados entre ellos, se acercó lentamente hacia la pared y la tocó. El primer hombre asintió hacia ella y siguieron avanzando en silencio. El General Walter se dio la vuelta hacia uno de sus ayudantes y le dijo que revisasen la pared por si había puesto algún tipo de explosivos, uno de los hombres vestido de negro le miró sorprendido por sus comentarios y en seguida el escolta de la mujer se dio la vuelta para mirar furibundamente al General Walters.
Llegaron hasta una amplia sala con una gran mesa de madera puesta en un semicírculo completo. Los delegados de los países de la OTAN estaban sentados en sus sitios correspondientes. Los hombres vestidos de negro se dispersaron por toda la sala excepto seis de ellos que se adentraron en el círculo que dejaba vacío la mesa. Una rosa de los vientos de color azul estaba dibujada en el centro y dejaron a la mujer colocada en el centro. El General Walter avanzó con cuidado hasta quedarse delante de las seis personas dentro del círculo.
- Señores Delegados, es un honor para mí presentarles a Arco, hijo de Calem, Rey de los Dragones - miró nerviosamente hacia el Rey que le devolvió la mirada con indulgencia. - Su esposa, Senda, hija de Morlan y Calem, Jinete Real, Jinete de Dragones, Reina de los Dragones. - Miró rápidamente hacia la hermosa mujer que ni siquiera le miró, fruncía tenuemente el ceño y miraba hacia uno de los delegados con intensidad. - Dorc, Maestro de Jinetes, Consejero Real. Aprius, hijo de Zalta, Señor de Zalta, Consejero Real. Lebanon, hijo de Incendia, Señor de Incendia, Consejero Real. - El último hombre, el que escoltaba a la mujer no fue presentado.
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Trilogía Jinete de Dragón: Jinete de Dragón (II)
FantasíaLa guerra continúa... Senda ya no es un aprendiz, ahora se ha convertido en un poderoso Jinete de Dragón. Pero la supervivencia del planeta depende de las alianzas forjadas entre el mundo humano y el mundo de los dragones. Nuevos aliados surgen, al...