Ginger Twins ➳ Primera Generación

i · king's cross

━━「 Lena 」━━

Aunque mi madre era bruja y nos habíamos criado en un ambiente lleno de magia, yo estaba segura de que nunca había visto algo tan maravillosamente encantador como nuestra llegada al anden nueve y tres cuartos. El bullicio que creaban las familias despidiéndose de sus hijos unido al ulular de las lechuzas que estiraban las alas antes de adentrarse al expreso de Hogwarts me llenaron de ganas de comenzar la aventura que estaba a punto de vivir. También conocida como mi primer año en Hogwarts.

Mi hermana gemela me agarró de la manga de la camiseta sacándome de mi ensimismamiento y señalando con la cabeza a mi madre que se encontraba a punto de llorar. Sin perder mas tiempo, se acercó a mi y me envolvió en un abrazo que atesoré, pues pasaría tiempo hasta que pudiera volver a tenerla entre mis brazos.

-Lena, haz el favor de portarte bien y de no hacer nada que provoque tu expulsión de Hogwarts-Y con esa frase mi madre destruyó nuestro enternecedor momento sin compasión. Me alejé un tanto para mirarla mal a lo que ella soltó una risa, parando así de llorar y haciéndome sentir un poco mejor -No me mires así cariño, ambas sabemos de lo que eres capaz. Tu promételo.

-Te prometo... que lo intentaré -Suspiré pesadamente con una sonrisa y abrazándola de nuevo, solo un poquito más. Después se acercó a mi hermana imitando la acción que había llevado a cabo conmigo.

-Y tu, Lisa, haz el favor de cuidar de tu hermana y avisarme de todos sus movimientos por Hogwarts.

-Sí mamá -Contestó mi dulce hermana de forma dócil mientras me sacaba la lengua desde la seguridad del abrazo de mi madre.

-¿¡COMO QUE "SÍ MAMÁ"!? -Cuestioné airada haciéndolas reír y llamando un poco la atención de la mitad del anden.

-Se que... -Comenzó nuestra madre justo cuando nuestras risas comenzaron a decaer por la cercanía de la hora de ida, empezando a ponerse sentimental otra vez -Se que siempre me quejo de vuestra peleas y de todas las veces que metéis la pata pero... Os quiero muchísimo y me cuesta pensar que cuando llegue a casa no estaréis conmigo...

Lisa y yo corrimos a abrazarla repitiéndole lo mucho que la queríamos y lo mucho que la íbamos a echar de menos, prometiéndole que escribiríamos a cada momento. La razón por la que se sentiría tan sola es porque después de que nuestro padre nos abandonara dejándonos sin nada de dinero en el mundo muggle donde habíamos logrado subsistir justo después de enterarse de lo que era nuestra madre, nosotras dos eramos todo lo que ella tenía. Nuestro vinculo era aun mas fuerte que el de una familia normal que estuviera en mejores condiciones y yo lo sabía. Y también estaba segura de que no sabía que sería de nosotras si la perdiéramos a ella también.

-Adiós mamá -Nos despedimos a la vez dejando un beso en su mejilla y entrando en el tren mientras aguantábamos la emoción de verla alejarse de nosotras.

-¿Crees que estará bien? -Preguntó Lisa mientras se movía la mano hacia mi madre cuando el tren comenzó a dejar la estación. Suspiré dejando vaho en el cristal y tomadola de la otra mano para reconfortarla.

-Creo que si, pero ahora tenemos que intentar preocuparnos por nosotras y por lo que se nos viene encima -Añadí refiriéndome al nuevo curso. Lisa me sonrió de lado.

-¿Y crees que nos irá bien y que haremos amigos? -Yo le devolví la sonrisa apretándole con cariño la mano antes de soltársela.

-Creo que deberías dejar de creer y empezar a colocar tu baúl en su sitio, hermanita -Bromeé para relajarla un poco. Ella soltó una risa suave recobrando su sonrisa habitual que, aunque me costara admitirlo, me encantaba ver.

Dejamos nuestros baúles y nuestras pertenencias en su lugar y empezamos a buscar algún compartimento libre o en el cual nos dejaran estar, pues estaban casi todos llenos. Caminé hasta el final del tren y cuando me di la vuelta descubrí que en algún momento mi querida hermana me había abandonado a mi suerte. "Estupendo" pensé soltando un bufido ante la traición de Lisa.

Pensé en ir a buscarla por todos los vagones hasta encontrarla y poder echarle en cara lo que me había hecho pero unas fuertes risas del ultimo compartimento atraparon mi atención por completo, como si de magia se tratase.

Fuera magia o no, ese fue el comienzo de los años más felices, divertidos y extraños de mi vida.

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