x · sliding feelings

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━━「 James 」━━

Al principio solo podía escuchar los gritos de puro asombro y algo de diversión que rebotaban por las paredes del tobogán, pero después la escuché reír y la sensación de la caída libre que estábamos sufriendo me pareció una tontería comparada con el cosquilleo que aquel sonido me produjo.

El tobogán llegó a su fin de sopetón haciendo que ambos nos desplomáramos en el suelo. Me lamenté durante un instante por el intenso dolor en el culo antes de darme cuenta de que Lena se encontraba sobre mi y de mis manos en su cintura en un gesto protector.

Mi mirada fue directa a sus ojos por la cercanía, aquellos ojos que no parecían ponerse de acuerdo entre el verde y el azul creando un color casi tan mágico como el castillo en el que nos encontrabamos y que me dejó sin respiración. Lena era preciosa, incluso a mis once años de edad lo sabía.

-Ojala te acostumbres a caer asi siempre... -Murmurré sin pensarlo bien debido a lo atontado que ella me dejaba. Negué con la cabeza al verla mover la suya hacia un lado y formar una pequeña sonrisa cuestionando en voz baja sobre lo que acababa de decir. Bendito sea Merlín, no me había escuchado -Deberíamos ver donde estamos ¿No crees?

Ella asintió continuando con aquel silencio cómodo que se había instalado entre nosotros alejándose poco a poco de mi, notando algo de frío ante su ausencia.

-Son las cocinas de Hogwarts... -Concluyó después de dar algunas vueltas por el lugar -¿Y los elfos domésticos donde estarán? -La escuché preguntar después de llevarme un trozo de un bizcocho de chocolate restante de la cena a la boca, recibiendo un manotazo suave de parte de mi amiga.

-Mi padre dice que por la noche los elfos ponen en orden todas y cada una de las partes del castillo -Ella pareció complacida ante mi respuesta por lo que sonreí satisfecho.

Sonrisa que duró segundos, pues los pasos que habíamos estado temiendo toda la noche se escucharon de nuevo. Reaccioné a tiempo agarrando la muñeca de la pelirroja e internándonos en una pequeña despensa apartada a simple vista.

-Esos malditos mocosos... Vamos Señora Norris, los encontraremos -Suspiramos ante su intención de abandonar la sala pero volvimos a estar en tensión cuando comprobamos que su asquerosa gata tenía otros planes.

Un maullido nos indicó que la señora Norris estaba cerca de nuestro escondite. Peligrosamente cerca; las zarpas de la gata rasgaban la puerta despensa.

-¿Que hay ahí, querida?

Los pasos de Filch se acercaban y Lena tomó mi mano apretándola para calmarse. Sabía lo que estaba pensando; que su curso escolar iba a acabar sin ni siquiera haber comenzado. Pero yo le devolví el apretón, recibiendo su mirada asustada, e intentando transmitirle la poca seguridad que tenía de que saldríamos de allí con éxito. Contuvimos el aliento al notar como la puerta se movía lentamente dejando entrar una delgada línea de luz. Lena escondió la cara en mi cuello aumentando su agarre y yo cerré los ojos esperando un milagro.

Y entonces escuchamos un chasquido.

Abrí los ojos con la misma lentitud con la que la puerta de la despensa se estaba abriendo segundos antes y miré a mi alrededor. Estábamos en la entrada de la Sala Común de Gryffindor y no podía entender como. Lena me miró igual de desconcertada que yo y después soltó el aire contenido en un suspiro dejando escapar una suave risa de alivio que me hizo sonreír sin poderlo evitar.

-¿Como...? -La explicación se presentó ante nosotros introducida por el mismo chasquido de antes. Una explicación en forma de elfo con ojos del tamaño de pelotas de tenis.

-Mi nombre es Dobby, Señorito Potter -No se que me sorprendió más; que nos hubiera salvado de la peligrosa situación de antes un elfo doméstico que no conocíamos de nada o que me hubiera llamado señorito -Soy elfo doméstico como supongo ya sabréis.

-Tu... Trabajas para los Malfoy -Había escuchado al padre de Lucius y al mismísimo idiota quejarse repetidas veces de aquel pobre ser que había corrido la mala suerte de acabar con esa familia. El elfo asintió, visiblemente cansado.

-¿Porqué nos has ayudado Dobby? -Cuestionó Lena antes de corregir su rudeza -Es decir... Te lo agradecemos pero ¿Porqué? -Dobby sonrió y miró a la pelirroja.

-Lo sabrá en su momento, Señorita Rosewood -Y después de una reverencia y una mirada solemne se esfumó con un último chasquido, dejándonos a salvo pero con más preguntas que antes.

Traspasamos el cuadro, sin problema debido a la nueva amistad que Lena había hecho con la dama, y nos reunimos con los demás.

-¿Donde estabais? -Cuestionó Sirius con una mirada inquisidora dirigida a mí. Su humor parecía haber mejorado lo suficiente como para seguir bromeando con lo nervioso que me ponía la pelirroja. Antes de que me pudiera quejar la otra pelirroja se aproximó con rapidez a su hermana.

-¡Tienes idea del susto que me has dado! -Habló tan alto que temí por un momento que despertara a todo el castillo. Lena permaneció en silencio sin apartar la mirada del azul de los ojos de su hermana -¡Pensé que te expulsarían y sabes que mama me echaría a mi la culpa por no haberte cuidado! -Aquello la hizo fruncir el ceño, perdiendo la serenidad que había estado manteniendo.

-Tu no tienes por que cuidarme -Eran gemelas y por lo tanto prácticamente iguales, pero Lisa parecía mayor que Lena y ella lo sabía. Y por su expresión molesta supuse que aquello no le gustaba demasiado -Y si el hecho de que mama te fuera a reñir es lo único que te preocupaba pues...

-Claro que no es lo único por lo que me preocupaba, sabes perfectamente que Hogwarts no sería lo mismo sin ti Lena... -Esas palabras bastaron para que la chica suavizara su expresión, aceptando el abrazo de Lisa y soltando un suspiro abatido.

-Lo siento Lis... -Y con una disculpa de su parte, Lisa volvió a la normalidad ordenándonos a todos que volviéramos a la cama. Una futura prefecta, sin duda. Todos seguimos sus indicaciones, menos Lena que no pensaba igual -Yo me quedaré un poco más, buenas noches a todos -Los demás continuaron con la procesión hasta sus dormitorios pero mi mirada se negaba a dejar la silueta que el fuego siempre encendido de la chimenea dibujaba de mi nueva amiga.

-¿Vienes, James? -Canturreó Sirius desde la puerta llamando mi atención.

-Todavía no -Dije tomando aire y valor para ir con ella y sintiendo la mirada divertida del azabache en la nuca -Mas tarde subo, no me esperéis despiertos -Bromeé antes de escucharle de nuevo.

-Suerte -La puerta se cerró y el crepitar del fuego y nuestras respiraciones fueron los únicos sonidos audibles a continuación.

Estábamos solos.

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Ginger Twins ➳ Primera GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora