Capítulo 26

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-Malfoy... ¿esta bien?

Preguntó Lena a regañadientes a la vez que asumía que durante todo el trayecto entre el claro en el que había estado antes y Hogwarts no había sido capaz de pensar en otra cosa.

James la miró un segundo antes de responder

-La verdad es que no lo se- admitió mordiendose el labio y visiblemente avergonzado - no puedo pensar en algo más que en tí cuando emmpezaste a correr

Ella asientió permitiendose una sonrisa a pesar de la preocupación. El chico lo notó y le apretó la mano de forma leve para reconfortarla

-Estará bien...

Te lo prometo, quería decir, pero se sentía incapaz de darle esperanzas posiblemente vanas. Ella volvió a asentir sin llegar a creer del todo las palabras de su amigo.

El silecio tomo lugar. No era un silencio incomodo, era una tranquilidad que solo existía cuando estaban juntos.

Lena suspiró sin hacer mucho ruido a la vez que James acariciaba su mano como lo había hecho antes, con el pulgar.

Sin saber porque habían tomado la mano del otro al salir de aquel claro donde ella se había derrumbado. Lena no había querido separarse de el.

La luna le iluminaba el rostro. Aquella noche y bajo aquella luz Lena se veía de un blanco luminoso y las pecas eran más notables en su cara. Su pelo parecía estar rodeado de una estela blanca que la hacía parecer llevar un velo de novia. Y sus ojos, poseían un azul plateado que parecía brillar a cada rayo de luz de aquella orbe argentina .

James la miraba, como siempre. Había pensado en todas las veces que la había obsevado desde que se habían conocido en un intento de aproximar una cifra. Pero no lo había conseguido

No sabia cuando ni tampoco como, pero aquel habito se había convertido en algo tan natural como respirar. Pero el no la observaba solo por su especial belleza. Le gustaban sus expresiones por toda la emoción que expresaba en ellas. Cuando estaba feliz en su cara plasmaba una sonrisa genuina y sus ojos se cerraban ligeramente haciendola lucir adorable, cuando se enfadaba fruncía el ceño y sus labios formaban una linea perfecta, pero después el la solía hacer reir y entonces se sentía inmensamente feliz de volver a verla feliz.

Si, había visto varias expresiones por parte de aquella chica. Pero nunca la había visto triste. Hasta aquella noche.

Había sentido un vacio enorme en su interior al verla correr y alejarse de el y casi sin darse cuenta la había comenzado a seguir. Le faltaba el aire después de un rato pero no podía pensar en otra cosa además de en aquella pelirroja.

Luego la había perdido de vista y, rozando la desesperación, se había internado en el bosque prohibido para buscarla ignorando los sonidos y movimientos extraños del lugar. Le había importado poco lo que había sucedido anteriormente, Lena era su amiga y era especial. El la ayudaría en lo que fuera necesario.

Y entonces la vió. Sentada en el suelo con la cabeza entre las piernas. No sabía como actuar. Nunca había sabido que hacer cuando alguien mas lloraba. ¿La debía abrazar? ¿debía decirle que todo iría mejor?

Al final, y sin hacer ruido, se acercó a ella agachandose a su lado y posando una mano suavemente en su cabeza. Ella pareció contener los sollozos al notarle y alzó la mirada.

Un escalofrió le recorrió la espalda. Sus ojos, sus preciosos ojos, estaban aguados. De un azul mar. La tristeza era reflejada en su mirada, como el resto de sus emociones que parecían ser tan claras como el agua al mirar sus ojos. Y entonces ella le abrazó. Su corazón se había acelerado tanto que por un momento le dió miedo. ¿Porque solo ella era capaz de hacerle reacionar así?

Ginger Twins ➳ Primera GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora