Capítulo Seis

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La felicidad no me duró mucho, porque en menos de lo que pensaba, ya eran las cinco de la mañana y Jessica no estaba a mi lado. Entré en pánico
- ¿Cariño? – grité hacia la cocina
- Aquí – respondió de la misma manera. Sentí que el alma me volvió al cuerpo – Báñate cariño, sino se te hace tarde – me dijo con la mayor naturalidad del mundo
- Quiero un baño sexy – se rió fuertemente
- Cuando vengas. No quiero que llegues tarde al trabajo – con una leve frustración, tomé la misma toalla que ella había usado la noche anterior y me metí al baño. Bajé las escaleras secándome el pelo completamente vestida con unos vaqueros azules y una blusa blanca de manga larga, junto con mis botas favoritas. Ella estaba con la misma bata que el sábado y me había preparado un desayuno ligero de avena y una merienda para el trabajo. Sonreí ampliamente y ella hizo lo mismo cuando me vio – Supongo que no comes bien
- Supones bien – señalé la bolsa con mi merienda
- Es un poco de fruta y un sándwich – dijo arqueando los ojos pícaramente – Es de queso crema con jalea de uva – no sé qué expresión puse, pero mi rubia la rebatió enseguida – Oye, es riquísimo. Cuando te lo comas verás que no te mentí
- Está bien – dije muy sonriente terminando de bajar las escaleras y colocando la toalla en el pasamanos
- No dejes cosas tiradas Yul… haces desorden – la tomé por la cintura y ella me rodeó con sus brazos
- Me encanta que estés tomando puesto como señora de la casa – le dije muy cerca de su boca, quiso besarme, pero le alejé para incitarla. Hizo una mueca de disgusto, pero no la dejé reaccionar. La tomé por su lindo trasero y lo masajeé a mi gusto. Gimió suavemente al sentir mis manos
- Yul… - no dije nada, simplemente la besé con mucha fuerza y rocé mi lengua con la suya muy groseramente, pero no se quejó en absoluto. Estaba muy roja y no había quitado sus manos de mi cuello. Desaté la bata y se la quité casi arrancándosela. La volteé hasta dejarla con su hermosa espalda frente a mí y ella recostada contra el lavaplatos de la cocina. La acaricié con mis uñas y gimió extasiada. Luego, la besé por todo el trayecto de su columna y llegué hasta su tierno trasero. Lo mordí y lo besé arrancando solo gemidos de placer de su boca. Me incorporé y la besé en el cuello, lamiendo delicadamente el lóbulo de su oreja y llevando mi mano izquierda hasta su centro. Lo acaricié sintiéndola tan mojada y deliciosa, la penetré inmediatamente con dos dedos. Lanzó un gemido gutural y volteó su cabeza para mirarme. Se mordió los labios y siguió gimiendo disfrutando de mis dedos que entraban y salían de su cuerpo sin parar. Gemía demasiado, pero sentí necesitaba más. Introduje otro dedo dentro de ella y arqueó su espalda violentamente – Oh Yul… si… - eso era lo único que necesitaba mi cerebro para ordenarle a mis manos que se movieran más rápido. Ella gemía y gemía, por ratos volteaba su cabeza y me miraba con esa mirada de deseo, abría su boca para gritar y empujaba su cuerpo contra mis dedos. Yo estaba atónita y emocionada. Jamás había tenido la necesidad de hacer esto con ninguna de mis novias. Solo ella me inspiraba y sacaba a relucir toda la perversión que no pensé que existía dentro de mí. Empezó a empujarse y a moverse más rápido. Su cuerpo empezó a temblar, también sus paredes empezaron a palpitar nerviosamente, para luego regalarme una serie casi interminable de apretones en mis dedos y el sonido de su placer en mis oídos. Respiraba agitadamente y yo estaba empapada de sudor, y probablemente aún más al sur. Me resistía a sacar mis dedos de ella. Me los había atrapado y la sentí tan estrecha que quise volver a hacerle lo que le había hecho – Oh Yul – dijo al fin – Esto estuvo… maravilloso
- Quiero hacerlo otra vez – dije moviendo mis dedos en círculo aún dentro de ella. Se mordió los labios ahogando más de un gemido. Saqué mis dedos y la volteé suavemente. Estaba muy sudorosa, sus senos estaban brillosos de tanto sudor, me atrajo hacia ella besándome suavemente en los labios. Metió sus manos dentro de mi pantalón desabrochándolo enseguida mientras yo acariciaba su cintura. Atacó mi cuello con pequeñas pero excitantes mordidas
- ¿Cuánto tiempo necesitas para llegar al hospital?
- Veinte minutos – le contesté excitada, la sentí sonreír en mi cuello
Solo necesito cinco para esto – dijo bajándome el pantalón con todo y pantaletas de una manera muy violenta, pero extrañamente excitante. Me dejé caer en una silla del comedor y ella se agachó, colocando su cabeza en medio de mis piernas. Sentir esa lengua disfrutándome era excitante por ese mismo hecho, pero ver su cabello y sentir sus manos mientras me lamía desesperadamente era totalmente una locura. No puedo resistirme a sus encantos, me vine enseguida. Jessica introdujo su lengua dentro de mí devorándose mi orgasmo. Estaba jadeante y sudorosa. Mi rubia me encaró mirándome con los ojos entreabiertos – Estabas tan deliciosa – mi mano derecha acarició su rostro sintiendo un poco de mis jugos en sus mejillas. Besó la palma de mi mano y se incorporó lentamente. Se colocó a horcajadas sobre mi regazo y volvimos a besarnos suavemente. Como una pareja enamorada – Lo siento cariño, tendrás que bañarte de nuevo – dijo acariciando mi rostro
- Todavía tengo tiempo – le conteste acariciando su cintura y volviendo a besarla. Se recostó en mi hombro derecho y yo acaricié dulcemente su cabello – Buenos días bonita
Buenos días guapa. Hoy no te irás sin desayunar, doctora Kwon. 

{YulSic} RoxanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora