X. Despedidas

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En Risembool, dos grandes noticias circulaban entre las pláticas de sus habitantes: el nacimiento de la hija del doctor Hughes y la muerte de un muchacho del pueblo.

Tal vez fuera el balance natural de la vida «unos nacen y otros mueren». Pero la muerte de este chico no había sido natural. Fue un terrible asesinato según los testigos que lo presenciaron. Ellos, se encontraban con la víctima cuando recolectaban leña en el bosque, los sujetos describieron a una horrible bestia de alas negras que apareció entre las sombras de los árboles. Dijeron que posó una de sus garras sobre la cabeza del pobre muchacho y lo hizo estallar en mil pedazos; y si lograron huir, fue porque al parecer, la bestia no se interesó en ellos.

Entre esos y otros comentarios se daban a las afueras del humilde hogar, donde los vecinos acompañaban a la familia que había quedado inconsolable después de la muerte de su hijo. 

—Estoy seguro que es al fenómeno a quien busca —Ling Yao aún conservaba la huella de algunos golpes que Edward le había dejado en el rostro.

—¿Por qué dices eso, muchacho? —un viejo se mostró interesado en el tema.

—Porque los asesinatos comenzaron a partir de que él llegó. En todos los pueblos vecinos hemos tenido noticias sobre muertes de chicos y los testigos siempre hablan de una supuesta bestia. ¿No se les hace raro? ¡Debemos hacer algo antes de que más inocentes mueran por su culpa!

—Lo que dices no prueba nada, muchacho —Breda, el panadero del pueblo, atendía a todo en cuanto el chico decía.

—Pero nadie sabe nada de él, de dónde vino o por qué lo encontraron en el bosque desnudo y herido.

—Ahora que Ling lo menciona, cuando ayudé a Pinako a llevarlo con el doctor, el muchacho traía unas marcas extrañas en la espalda; como las heridas que les dejamos a las aves al cortarles las alas. —Fu y su nieta Lan Fan habían llegado hace un buen tiempo al pueblo, él ya era viejo pero muy fuerte aún. Y si ese muchacho o la bestia del bosque representaban una amenaza para ella, él no dudaría en salir a hacerles frente.

—Ahí lo tienen, el chico de seguro es un monstruo como el del bosque. Obtuvo una forma humana para venir a esconderse aquí —añadió Ling Yao.

—Yo creo que él no es malo...

Yao siempre había tratado de conquistar a Lan Fan, por lo que le interesaba demasiado la opinión de la chica.

—... Ha estado tratando de ser amable y de ayudar, pero nadie ha querido darle una oportunidad ni reconocerle el esfuerzo. Supe que anoche ayudó con el nacimiento de la hija del doctor. Una persona así no puede ser un monstruo.

—Además... —Todos habían volteado a ver a la gitana de nombre Noa— ... tal vez está en ese estado porque esa bestia ya intentó matarle, pero no puede recordarlo...

Asintió en aprobación Lan Fan.

Yao, observó que los adultos empezaban a considerar la teoría de las jovencitas y de nuevo dio su opinión. —Eso no es así y tan solo espero que todos los que tienen hijos de la edad de ese enano, no lo lamenten después.

Furioso el oriental se retiró del grupo mientras seguía diciendo que más desgracias caerían sobre el pueblo si no se deshacían a tiempo de Edward.



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La contaminación que el hombre estaba generando, estaba acabando con muchos seres vivos del planeta. Y la tala inmoderada de árboles tan solo empeoraba las cosas.

Ángel de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora