CAPÍTULO 15: Cuestión de sentimientos

99 9 0
                                    

Narrador omnisciente

—¿Qué fue eso, Armando? —lo interceptó Penny en su despacho mientras él se bebía de un golpe un trago de vino. Armando no le respondió—. Escuché lo que le dijiste a Estefany. ¡¿Cómo pudiste?! —le reclamó indignada y en cierta forma despechada.

Aunque mentía en parte, ya que solo había oído hasta donde Estefany le reprochaba sarcásticamente a Armando el no saber usar preservativo, luego, dándose por satisfecha al creer cumplir su cometido se fue; pero a su vez sentía que le hervía la sangre por la manera en que él se refería de ella. Arribista. Aventurilla. No, eso no se quedaría así.

—Ya, ya, ¡cállate y lárgate de una vez! Me tienes harto. —Rezongó Armando irritado, sirviéndose otra copa de vino, pero Penny lo detuvo.

—Ya basta, a este paso acabarás borracho. Y luego estás criticando a Manasés —le reprochó Penny quitándole la botella y guardándola.

—Así que oíste todo, además de arribista eres una entrometida, te metes donde no te incumbe. —Le querelló Armando acercándose a ella amenazante, pensando que Penny había escuchado de principio a fin todo.

—Oí tutto Armando, tutto lo que les dijiste a Estefany y Manasés; hey, ¿il bambino está muy resentido, non? —destacó Penny burlona.

—Ese no es tu asunto, mas bien debería matarte. —Mencionó Armando con rabia, haciendo el ademán de querer asfixiarla; intuyéndolo ella se alejó unos pasos.

—Sí es mi asunto, ya viste lo que soy capace de hacer. Aprovechando la rabia que ese bambino ahora debe tenerte puedo darle más razones para odiarte; por ejemplo, puedo decirle que tú y tu querida esposa hicieron que metieran a su padre preso, o que nunca volverá a saber de su madre, o... —Lo amenazó Penny con satisfacción contando cada amenaza con sus dedos y mirando hacia arriba, pero de repente Armando aprisionó su cuello, interrumpiéndola.

—¡Ya cállate! Si no te callas ahora yo te callaré para siempre. —Le advirtió Armando gritándole en voz baja, soltándola de golpe.

—Entonces también callarás a tuo figlio que llevo en mi vientre. —Alegó Penny alterándose, posando sus manos sobre el susodicho.

—Por favor, tú y yo sabemos que es mentira, tal hijo no existe —espetó Armando.

—Sí es verità, no puedo creer que lo niegues. Mas bene debería ser una ventaja para ti, así les das menos opportunità a los Coppola de... —Argumentaba Penny, pero él la interrumpió haciendo el ademán de querer abofetearla.

—¡Cállate! ¿Que no te cansas de fastidiarme? —le replicó Armando con hastío y ella negó inocentemente—. Mañana a primera hora vamos a hablar con tu médico para verificar si es cierto o no.

—Hazlo, ve solo si quieres, te doy la dirección y tutto. O si quieres lo llamamos; sí, es más, lo llamaremos ahorita, tengo su número... —Penny sacó su celular y comenzó a marcar un número—. Listo, ya te lo marqué. Andiamo, llámalo —le instó extendiéndole su móvil y mirándolo de frente, señalando luego con la mirada al dispositivo.

—No seas estúpida, de seguro te le ofreciste, es así como consigues todo lo que quieres. —Alegó Armando algo inseguro y dándose vuelta, pensativo, pero sin demostrarlo.

—No me digas tus métodos. Además es un hombre mayor, no podría faltar a la ética de su trabajo —afirmó Penny con seguridad, guardando su teléfono.

—Pues con mayor razón, debe ser un hombre solitario necesitado de amor —ironizó Armando.

—Es un hombre con famiglia —aclaró Penny rápidamente.

Génova, punto de partida [LIBRO I] Saga EBDMPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora