Capítulo 1: Monotonía.

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Anoche simplemente no puede dormir. Últimamente el insomnio se hace presente todas las noches y se me empieza a notar debajo de mis ojos. Empiezo a pensar que es la preocupación sobre pagar las cuentas, traer comida a la mesa y toda esa clase de mierda de la que yo no debería de preocuparme. ¡Maldito David Collins! Y Maldito también el día en que nos dejó.

-          ¿Hoy que día es? –Me pregunto a mí misma- Maldita sea, ya ni eso puedo recordar.

Estiro mi cuerpo para salir de la cama y ver qué hora es en la mesita de noche al lado de mi cama. Las 5:30am.

- Maldición. Otra vez tarde. –Me dedico a decir. Últimamente llego tarde al instituto, ya saben, entre levantarme y levantar a Alice. Ducharme, ducharla a ella. Hacernos el desayuno, vestirla para la guardería, y tomar el autobús escolar es toda una Odisea.

Me dedico a salir de mi habitación para despertar a Alice. Estoy tan orgullosa de ella, ya duerme sola en su habitación. No le tiene miedo al coco, chupa-cabras, o Sullivan.

-       - Al, despierta. Hoy es día de guardería. Despierta, bebé. –Se ve tan hermosa durmiendo. Ella es como mamá, lo sé. Cabello castaño claro y ojos azules como los mares del Caribe. Puedo decir desde ya, que dentro de unos cuantos años, voy a tener que patear unos cuantos traseros para espantar a todos los chicos que quieran meterse en sus pantalones.

-         - Emms, nooo. ¿10 minutos más? ¿Sí? – Me dice Al sin siquiera abrir sus pequeños ojos azules.

-       - No. Vamos Al, Ya vamos tarde otra vez. Despierta. –Le ruego y ella de mala gana se dedica a obedecerme.

En la última hora, Alice y yo nos dedicamos a vestirnos, arreglar un poco la casa y prepararnos para enfrentar nuestra mierda de día. Maldición. Necesito dejar de decir tantas malas palabras, bueno, por lo menos siempre he procurado no mencionarlas al frente de Alice. No podría ver la cara de la gente al escuchar a una niña de 4 años decir Maldiciones.

Después de dejar a Alice en su guardería, de mala gana por cierto, tomé mi camino hacia el autobús. La parada del autobús escolar me quedaba como a unos malditos 15 minutos. Durante todo ese trayecto, siempre me dedico a escuchar música. Mi lista de reproducción favorita: Same Shit, Different Day.

Al llegar a la parada -prácticamente a punto de caerse- del maldito bus, hay como unas 15 personas haciendo fila. Espero, tan solo espero que Alexa me haya guardado campo  en el autobús, porque a cómo va el asunto, si ella no lo hizo, tendré que llevar mi maldito trasero de pié durante todo el maldito camino hacia la escuela.

Saco mi teléfono celular del bolsillo y me dedico a enviarle un mensaje de texto a Alexa. Mejor prevenir que lamentar.

“Eh, Lex. Espero que me hayas guardado campo en el puto bus. Hay un puñado de gente aquí haciendo fila. Si no lo hiciste, mejor ve levantando tu delineado trasero de ese asiento antes de que yo me dedique a patearlo hasta la puta madre :3 Te amo.” – Le doy enviar con una triunfante sonrisa en mi cara.

A los 3 minutos, me llega en mensaje de respuesta.

“Hola emms. Estoy muy bien, nena. Gracias por preguntar. Como amaneciste tú, también? Y si, perra. Si te guardé campo a mi lado. Te amo, también xD” - Sonrio ante su sarcasmo. 

Suspiro de alivio y me dedico a esperar a que los malditos minutos pasen hasta que llegue la carcacha rodante. 

La perra si me guardó un asiento a su lado.

Al llegar al instituto, toda mi felicidad se ve esfumada inmediatamente. Puñados de personas egoístas saludando a sus amigos hipócritas con sonrisas de millón de dólares. Se les ve tan feliz. Tarados. Me concentro el Lex y tomar nuestro camino hacia los casilleros para tomar mis libros de la clase que está por venir.

-         - Emms? –Me dice Lex desde su casillero.

-         - Dime, Lex.

-         - No es por aguarte el día ni nada, pero ahí vienen las Material Girls de pacotilla, y creo que vienen hacía ti.

-       - Rayos y centellas – Me dedico a decir sin siquiera quitar mi mirada de los libros dentro del casillero.

Minutos después unas muy delineadas pierdas con sus tacones –malditamente dolorosos- se dedican a detenerse justamente al lado de mi taquilla.

  - Nerdonski. –Se dedica a decirme.

 Levanto mi mirada hacia ella y su grupo de amigas plásticas.

   - Stacy. – Digo, únicamente. Los nervios empiezan a recorrer por mi cuerpo. Algo tienen planeado en mi contra. Lo sé. Lo puedo sentir. Un ataque de nauseas amenaza con salir de mi boca pero me concentro en detenerlo.

-     - Estás más fea que ayer. – Me dice con una puta sonrisa en su puta cara. Ganas de darle un puñetazo por esa cara cubierta de excremento llamado maquillaje.

Lo único que hago, es bajar mi vista y de esa manera, ellas toman su camino hacia donde sea que vayan. Ojalá sea el infierno.

- Tú no eres fea, Emms. Eres hermosa. – Me dice al lado Lex. Sacandome de mis pensamientos.

-       - Gracias, Lex. – Fijo una sonrisa   y tomamos nuestro rumbo a la clase.

Todo el puto día estuvo igual que siempre. Nuevos temas, personas caminando desinteresadas, chocando los hombros de los demás y sin siquiera devolver la mirada para decir un “Lo siento”.

Todo estuvo malditamente igual hasta que llegó la clase de matemáticas.

El profesor estaba explicando un tema nuevo, Funciones logarítmicas. Cuando de pronto, se abrió la puerta de la clase y un completo, maldito y sensual Adonis, se dedicó a cruzar esa puerta. Hasta la maldita puerta le quería lamer la maldita y hermosa cara que se llevaba.

Cabello castaños oscuro, ojos azules como los de Alice, una cara perfectamente delineada. Jesús, Por Dios que me dieron ganas de tirármele encima. Salí de mi trance e inmediatamente noté que no era la única, todas y todos estaban exactamente iguales. Con cara de estúpidos.

-          - Oh! Usted debe de ser James. James Carlson? – Preguntó dudosamente el profesor.

-   - Correcto. Tiene usted la suerte de dirigirle la palabra a ese mismo. – Dijo el Adonis e inmediatamente casi me atraganto con mi propia saliva. No acaba de decir eso. Que pedante que es.

-          - Busque usted un asiento. El que usted quiera. – Dijo amablemente Don Profesor de Matemáticas.

-         -  Eso haré. –Respondió Señor pedante con una sonrisa victoriosa.

Lo odié. Apenas abrió su maldita boca, lo odié. Desde el camino de la puerta hasta el asiento que iba a escoger caminó como si fuera un puto modelo de Aerocrombie. Ridículo.

Ganas de darle un abrazon. Con una silla. En la cara.

Tomó el escritorio detrás del mío. Pero no sin antes dirigir su mirada a mi mala cara y sonreírme.

-          - Augh. – Me dije a mí misma. 

Nota: Holaaaa (: Soy nueva en esto. Compartan, voten y diganme que opinan en los comentarios. Graciiiiiiassss :3

Same shit, Different dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora