Señorita Disney

~Prólogo~

¿Mi pasatiempo favorito?

Las bromas.

¿Mi suerte?

Realmente patética.

No es un secreto para nadie que mi vida sea un completo desastre. Mi segundo hogar es la oficina del Director, en serio estoy considerando mudarme allí. No es una sorpresa encontrarme en la primera plana del periódico escolar. Los problemas me siguen a todos lados que vaya. Infantil, es la palabra con la que todos me describen, yo no lo pienso así, y cada vez que alguien me llama de esa manera, lo primero que me pasa por la mente es llamar a los padres de Dumbo y pedirles que aplasten a semejante blasfemador.

Trato de llevarle alegría a todos, y casi siempre lo consigo, excepto por ese amargado chico que carece de diverción y parece ser inmune a la alegría. Yo, Annika Scott, me propongo convertir al chico amargado en el chico alegre, así sea lo último que haga.
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Annika Scott es conocida por todos como Señorita Disney, y cómo no, si su amor por Disney es tan inmenso que llega casi a parecer una enfermiza obseción. Las bromas son parte de ella, casi como una extremidad extra. No se puede tapar el sol con un dedo, y por más que ella lo niegue, es terriblemente infantil. Su capacidad para nunca saber cuando callar es sólo el  menor de sus problemas.

Leopardo, digo , Leonardo Jones, definitivamente no es un principe. No es una sorpresa que no hable con nadie además de su mejor amigo. Es tan gruñon que de ahí tuvo origen su apodo, "Sr. Amargado". Según Annika, Leonardo es un agua fiestas de primera. Pero, lo que ella no sabe es que Leonardo es un bromista encubierto, aunque insista en que ya está retirado.

Annika quiere ser una princesa... al menos intenta serlo. Y Leonardo sólo quiere librarse de la chica que tantas pesadillas y problemas le causa.

Es por eso que Leonardo le deja un ''mensaje'' a Annika, intentando así conseguir la paz que tanto anhela. Expresando cuanto odia a Disney. Lo que Leonardo no sabía era que ese mensaje estaba muy lejos de hacerlo encontrar la paz que tanto anhelaba, y que la guerra, no hacía más que aproximarse a pasos rápidos hacia él.

En fin de cuentas, las apariencias engañan, ¿no?

Y tal vez, Leonardo no sea tan amargado como parece.

Él sólo quería la paz y encontró la peor de las guerras.

Ella sólo quería divertirse siendo una princesa...

¿Terminará encontrando a su principe?

Puede que en esta historia, al igual que en otras tantas, el sapo se convierta en principe.