Señorita Disney

Capítulo 12: "Cómo vengarse en una fiesta"

Era viernes.

Era viernes y yo era feliz.

Feliz como una lombriz.

Aunque ahora que lo pienso, ¿las lombrices son felices? Y lo pregunto porque yo realmente nunca he visto a una lombriz sonreír...

Detalles.

Al salir de la preparatoria me despedí de John con la mano y miré a mi amiga.
Abril había decidido venir a mi casa para ayudarme a escoger una vestimenta decente para la fiesta, ya que según ella, la ropa que utilizaba en la preparatoria parecía sacada de un carnaval.

- ¿Sabes? El Director está como loco. - dijo Abril caminando a mi lado.

- Dime algo que no sepa, él es un loco. - afirmé y negó con la cabeza.

- Alguien está haciendo grafitis en las paredes de la preparatoria. El director está como loco buscando al responsable, él piensa que le están jugando una mala broma. Estaba seguro de que habías sido tú, pero todos sabemos que tú ni siquiera sabes hacer un círculo. Si no sabes ni hacer un círculo ¿cómo rayos vas a pintar las paredes de la preparatoria?

- Un bromista encubierto. - dije para mí misma.

- ¿Qué dices? La única bromista en la escuela eres tú, eso todos lo saben.

- ¿Cómo es que yo no me había enterado de esto? - pregunté indignada.

- Siempre andas en las nubes. - respondió y llevé una mano a mi pecho ofendida. - Pero son unos dibujos realmente hermosos. Quién sea que está pintando las paredes, es un verdadero artista.

- ¿Cuándo pasó todo esto? - dije y Abril me miró confundida.

- Alguien está pintando las paredes hace tiempo, pero hoy lo volvió a hacer. Antes de encontrarte todos estábamos reunidos en la parte trasera de la preparatoria, allí hoy habían hecho otro dibujo con pintura de aerosol.

Estaba tan sumida en mis pensamientos, que ni siquiera miré a ambos lados antes de cruzar la calle. El estrepitoso sonido que hizo un auto al frenar a centímetros de nosotras hizo eco en el lugar.

- ¡¿Quieres que te maté?! - exclamó el Sr. Amargado saliendo de su auto con furia.

- ¡Leopardo! ¿Qué haces aquí? - sonreí saludándolo y éste hizo una mueca de disgusto.

- Vivo por aquí, olvídalo, no tengo que darte explicaciones. - me acerqué corriendo hacia su auto y en una de las ventanillas dibujé muchas caras sonrientes con mi dedo.

- ¡Deja eso! - dijo dándome un leve manotazo. - ¡Lo estás ensuciando!

- ¿Por qué la mayoría del tiempo estás de mal humor? - pregunté. - Yo pensé que era el estar en la preparatoria lo que te causaba ese humor de ogro, pero mírate, ya no estás en la preparatoria y tu humor está peor que el de uno de los enanos de Blanca Nieves.

- ¿Otra vez con lo mismo? Dime algo. - exigió. - ¿Eres mentalmente capaz de hablar sin relacionar cada estúpida palabra con el "fantástico mundo de Disney"?

- ¿Eres mentalmente y físicamente capaz de dejar tu mal humor de un lado y vivir feliz? ¡Dime! - exclamé.

- Ehh... Chicos. - avisó Abril pero nosotros seguimos fulminándonos con la mirada mutuamente.

- Yo vivo feliz. - gruñó.

- Ah claro. - dije con sarcasmo. - Vives tan feliz que por eso tienes esa cara de mala vida todos los días.

- Chicos...

- Hay una diferencia bastante grande entre ser serio y amargado. - dijo mirándome a los ojos. - Igual que hay una diferencia bastante grande entre ser infantil y ser ridícula.