5 ; Cerca.

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La comida que les habían dado no era mucha, los habitantes de El reino tampoco solían tener muchos lujos en ese ámbito, y mucho menos lo tendrían un grupo de desconocidos. Pero por lo que pudieron captar los Alexandrinos, la gente de ese lugar era civilizada, amable y tranquila.

Michonne pensaba en lo mucho que se parecía la comunidad a Woodbury, la gente feliz, las familias casi perfectas, colegios... Una utopía que si llegaba a su fin, sería caótica. Inmediatamente una expresión de molestia e incomodidad se alojó en su cara. Pensó en su vida previa antes de conocer a Rick y al grupo, todo le parecía tan obscuro y vacío.

¿Sucede algo? –sintió la voz de Daryl a su lado. El castaño la miraba preocupado, hasta el momento había observado cómo el rostro de su amiga cambiaba drásticamente durante la conversación que mantenían.

No... No, no pasa nada –aseguró la morena, tratando de alejar el recuerdo de Andrea y la comunidad ya inexistente. –¿Pasa algo contigo? Hace unos minutos te apartaste del grupo con Jesús... ¿algún problema entre ustedes? –preguntó curiosa. Ella había sido la primera persona en notar el cambio de rumbo de la pareja. Le parecía extraño pues Daryl y Jesús nunca habían compartido mucho desde que se conocieron.

Nah –Daryl chasqueó la lengua, demostrando que no había nada importante por contar al respecto. 

En ese momento Rick apareció con Ezekiel a su lado, los dos con el ceño fruncido. El arquero observó la expresión de su amigo, podía ver la preocupación y nerviosismo en su rostro.

Necesito que todos me acompañen un momento al patio, me sentiría más cómodo si nuestra conversación fuera en un lugar reservado. –habló amablemente Ezekiel.

El ruido de las sillas inundó el comedor. Caminaron por un largo pasillo hasta llegar al patio, que se encontraba adornado por unos árboles y una especie de barril, que probablemente usaban para prender fuego cuando alguien quería pasar un rato en la noche para pensar a solas.
Cuando ya todos estuvieron juntos y en silencio, Rick tomó la delantera del grupo para hablar.

Nos iremos a casa, ahora mismo –dictó de manera tosca y fuerte, evitando el paso a reproches y preguntas. –Ezekiel no nos ayudará. No puede. –la voz del líder era pesada y con un toque de decepción. –Daryl se quedará aquí. Los Salvadores no pisan los terrenos de El reino, podrá esconderse por un tiempo y recuperarse...

¿Estará realmente seguro aquí? –preguntó con un toque de duda Rosita, quien había presenciado hasta el momento todos los discursos de los líderes sin reproche ni comentario alguno. Después de todas las cosas que habían pasado, confiar en alguien era como jugar a la ruleta rusa, con el grupo como blanco del gatillo.

Lo estará –contestó rápidamente Ezekiel. Este a su vez observaba cautelosamente al grupo, analizando a cada uno. Tenían fuerza, eso no lo ponía en duda. Se veían como personas unidas por el dolor, la necesidad de sobrevivir, y el enlace más fuerte de todos, el cariño. A pesar de eso, él sabía que no podía unirse a la petición de Rick, la cual también había sido demandada varias veces por Richard. Si algo resultaba mal, Los Salvadores no dudarían en exterminar a las comunidades, los superaban en número y armas. Ezekiel había sacrificado mucho para llegar a donde estaba, construir todo aquel mundo aparte y no lo pondría en riesgo, de ninguna manera.

El grupo comenzó a despedirse, dirigiéndose a las puertas de la comunidad, bajo la mirada curiosa de algunos habitantes que merodeaban por las calles y uno que otro niño que jugaba bajo la sombra de un árbol, disfrutando de esa agradable tarde. Daryl y Rick habían hablado un poco, terminando por darse un abrazo y desearse suerte el uno al otro.

Daryl × Jesús { Fanfic }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora