D I E C I N U E V E

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Reímos ante las palabras de Mika y la sacamos del coche antes de que arruinara el tapiz del hermoso coche.

Recordé que no había traído llaves y maldecí.

—¡Omi!—grité golpeando la puerta.

— Lenahi, vas a despertar a todo el vecindario con tus gritos.

— En vez de quejarte ayúdame.

Mika carraspeo su garganta varias veces, aclarando su voz.

— ¡Ábrete sésamo!

— ¡Mika, no grites!

— ¡Tú también gritaste!

La puerta se abrió y un escalofrío recorrió mi cuerpo al notar la furiosa mirada de mi padre sobre mí.

— Hola,—sonreí.

— Entren en casa, ¿saben qué hora es?

— ¡Oh! Es uno de los ladrones, quiere el tesoro de Alí , voy a denunciar a la policía.

—Buenas noches señor Park,— saludó Jimin.

— Buenas noches,—entrecerró sus ojos hacía mí—. Subanla a tu habitación que ya está alucinando.

Asentí con la cabeza y entramos a la casa, con cuidado subimos las escaleras, no quería que al día siguiente Mika despertase con una nariz rota o tobillo torcido. Abrí la puerta de mi habitación, dejamos a mi ebria amiga tendida sobre mi cama.

— Yo lo amo,—balbuceó.

— Mika no merece a Yoongi, ella de verdad lo quiere y él sólo juega con sus sentimientos,— murmuró Jimin.

Apreté los labios sintiéndome culpable.

— Tienes razón.

—¡Lenahi, ya es hora de dormir!— gritó mi padre.

— ¡Ya papá!—respondí en el mismo tono.

Jimin soltó unas pequeñas risas y tomó mi mano.

Bajamos al primer piso y apenas pude darle un pequeño beso en la mejilla porque mi padre volvió a gritar que ya era tarde y tuve que despedirme rápido si no quería ganarme un castigo. Subí de nuevo a mi habitación y saqué de mi armario mi bolsa de dormir color negro, lo tendí en el suelo y me introduje en ella.

Sonríe.

Ya no era soltera, ya tenía novio y ese novio es Jimin.

Gruñí al sentir mi rostro húmedo, parpadeé varias veces y me senté para ver quién era el culpable de invadir mi precioso sueño.

— ¡Al fin despiertas!

— Mika,—me quejé.

— Buenos días y de nada por despertarte. Tu padre quiere hablar contigo.

— Ya me imagino de que quiere hablar,—murmuré.

Me puse de pie bostezando.

— Felicidades

Fruncí las cejas—. ¿Por qué?

— Tu primer noviazgo,—se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

—¡Oh!—mis mejillas se sonrojaron—. Gracias.

— Me alegra que al fin tengas un novio de verdad y no literario, ya era tiempo.

—¡Oye!— chillé.

Mika rio y salimos de mi habitación, bajamos al primer piso y fuimos al comedor en donde sabía que estaría mi padre.

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