¿CÓMO ES POSIBLE?

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Shesta comenzó a atacar a Aome, mientras esta aguantaba y esquivaba a duras penas los golpes, o al menos tratando que estos no lleguen directamente a sus bebés. Midoriko veía con impotencia la escena, con sus fuerzas cerca del límite se dispuso a jugar su última carta

- Solo espero que logre llegar a tiempo- pensó mientras usaba casi por completo lo que le restaba de energía.

- Este es tu fin, maldita mujerzuela – dictaminó Shesta

-¡NO! – fue el grito en conjunto de los hermanos, el espíritu de la miko y de los recién llegados al ver que la mujer se disponía a dar el golpe final

Aome solo pudo concentrar su energía en una kekai en su vientre, pensando que de esta forma al menos sus hijos lograrían sobrevivir.

De repente una luz cegadora inundó el claro eliminando a los yokais al servicio de Shesta y mandando a volar a esta. En medio de aquella luz apareció la figura imponente de un hombre: su cuerpo cubierto con ropajes de seda blancos y una armadura, su largo cabello plateado recogido en una coleta alta que contrastaba a la perfección con sus fríos ojos dorados, su tez bronceada y las marcas azules irregulares en sus mejillas.

- No te le acercarás –afirmó con voz profunda el recién llegado mirando con odio a Shesta e ignorando la mirada de estupefacción de los demás

Shesta se encontraba demasiado herida, así que entre maldiciones y aprovechando que los demás se olvidaron de su presencia, huyó en medio de una llamarada

Al ver que la mujer desapareció, el hombre se acercó con cuidado a Aome verificando que se encontrase bien.

-Me alegra que llegaras a tiempo- susurro Midoriko aliviada, mirando a su discípula inconsciente

-Fue suerte, unos segundos más tarde y...

-Lo sé, pero no fue así, Toga

-¿Padre?- esa pequeña palabra removió miles de sentimientos dentro del salvador de Aome

Inu no Taisho se volteó lentamente hasta que su mirada se cruzó con la de sus hijos a los que hace siglos que no veía.

-Sesshomaru, Inuyasha veo que han crecido y madurado mucho en mi ausencia

Ninguno de los presentes sabía cómo tomar el asunto. Luego de que la anciana Kaede les recordara que debían verificar la salud de Aome, todos se desplazaron hasta la aldea. Nadie decía nada, sin embargo sus mentes eran hervideros de preguntas.

-¿Cómo está? –preguntó Sesshomaru a la anciana ocultando su preocupación

-Está bien, solo muy cansada, tiene un par de golpes pero la verdad pudo haber sido peor

-¿Cómo que un par de golpes? Esa estúpida perra inmunda usó a Aome para afilar sus garras- dijo exasperado Inuyasha

-La verdad no estoy segura de cómo es posible pero las heridas de Aome no son las lesiones que creíamos

-Es por su traje- anunció Midoriko ganándose las miradas curiosas de los presentes que podían verla- el traje que Bakuoseno y yo le obsequiamos a Aome es un traje que fue bañado en las llamas de kitsunes sagrados, es más resistente que el traje de Inuyasha. Este absorbe el daño impidiendo que la mayor parte llegue a su portador

-Con que era eso- caviló Inuyasha

-¿Era qué?- preguntó Shippo

-Lo del traje de Aome

-¿Qué con eso?- insistió el pequeño

-MALDITO MOCOSO ¿QUÉ NO ESCUCHASTE LO QUE DIJO MIDORIKO?-

UN BEBÉ INESPERADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora