Capítulo 6.

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—Yo sí que me alegro de verte.—dije con sarcasmo.—Pero lejos de mí estás mucho mejor, no es por nada.—le dediqué una sonrisa falsa y me hice a un lado, mientras que caminaba con el propósito de alejarme de ese idiota.

—Eres difícil, ¿eh?—le hice caso omiso y continué andando.—¿Desde cuándo hablas sola? Te vas a volver majareta.—soltó una carcajada y al decir eso, frené en seco.

—Mira, chaval, si me vuelvo majareta es por tu culpa.—lo apunté con el dedo.

—Espero que eso sea en el buen sentido.—me guiñó el ojo.

—Eres insoportable.—dije y él me sonrió e hizo un gesto con la cabeza, como diciendo 'lo sé'.

Me alejé de él.

—Tengo prisa.—dije cortante, siguiendo mi camino.

—Adiós, preciosa.—se despidió. Esperaba de vuelta un adiós  de mi parte , pero se quedó con las ganas.

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Me encontraba en mi habitación con las tres locas a las que tengo como amigas. Una vez más, habían interrumpido mi lectura y yo no podía estar de peor humor.

—Me dejasteis sola.—les recordé.

—Lo sabemos.—contestó Audrey.—Pero fue por tu bien.

—¡¿Por mi bien!?—solté una carcajada muy escandalosa.—El idiota podría haberme violado y vosotras cogéis el coche y me dejáis sola.—puntualicé.—Qué buenas amigas.—dije con sarcasmo y las miré mal.

—Estás haciendo que nos sintamos mal.—dijo Sam. Es la más sensata de las tres.

—¡Anda, tonta! ¡Si te hubiera violado... mejor!—Lillian me tiró un cojín en la cara y yo se lo devolví, provocando que casi se cayera al suelo.—Ethan está muy bueno.—finalizó la frase.

—Pero...¿Tú te estás escuchando?—dije, divertida.—¡Que hubiera sido mejor que me hubiera violado!—repetí, asombrada.—¿Cerebro de Lillian? ¿Estás ahí?—dije, provocando la risa de mis tres amigas.—No, no está. Creo que de todas formas no tienes cerebro.—mi mejor amiga me volvió a tirar el cojín a la cara y Audrey , Sam y yo no pudimos evitar reírnos.—De todas maneras, si hubiera tenido el propósito de violarme, le habría dado una patada en los huevos y habría salido corriendo.—finalicé.

—Qué agresiva.—dijeron y nos reímos.

El móvil de Sam empezó a sonar.

—¿Quién es?—pregunté interesada.

—Es Jake.—dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Esperad, voy a por palomitas.—anunció Lillian y desapareció de la habitación.

—¡Ains! ¡Estoy nerviosa!—Gritaba Sam, que no paraba de andar de un lado para otro.—¿Qué le digo?

—¡Cógelo ya, chiquilla!—le ordenó Audrey.

Lillian vino con las palomitas y se sentó en la cama junto con Audrey y conmigo. Las tres contemplábamos expectantes a nuestra enamorada.

—Hola, precioso.—fue lo primero que dijo. Nosotras tres nos miramos extrañadas ya que no era un apelativo muy usual.

—Pon el manos libres.—susurró Lillian.

Jake soltó una risita a través del móvil y continuó hablando:

—Me resultaste una chica muy buena y simpática. Además, eres muy guapa.—Audrey y yo nos pegamos un codazo al escuchar eso y miramos a nuestra amiga con cara pilla.

—Tú...me pareciste...her-hermoso.—me pegué una hostia en la frente y sin querer, se me escapó una carcajada.

—¿Quién está ahí?—preguntó él tímidamente.

—Las locas de mis amigas. No les hagas mucho caso.

—Vale.—dijo él.—Oye, he pensado que... tal vez podríamos quedar mañana en la tetería y después podríamos dar una vuelta por ahí.

—¿Ma-mañana?—preguntó Sam, incrédula. Y después de que Jake dijera que sí , dijo:—No puedo... he quedado para tejer con mi abuela.—Nosotras tres nos miramos con cara de preocupación.

—¿Pero...toda la tarde?

—Eh...sí.—y colgó.

Nos miramos todas atónitas e instantes después, estallamos de la risa.

—¿Tejer con tu abuela?¿No se te ha ocurrido nada mejor?—Me sequé una lágrima. Estaba llorando de la risa.

Desde luego, tenía las amigas más divertidas del mundo.

—Estaba nerviosa, ¿vale?—dijo Sam, y luego se rió de ella misma. Los nervios siempre nos juegan una mala pasada.

—Anda, vuélvelo a llamar.—propuso Lillian, pero Sam se negó rotundamente:—Pues dame que lo llame yo.—Sam la miró mal.—No diré nada malo.—Le aseguró, leyéndole el pensamiento. Finalmente, Sam accedió y le dio su móvil.

No sé como Lillian se las arreglaba siempre para responder a todas las llamadas.

—Hola. Soy una amiga de Sam.—empezó a hablar.—Dice que prefiere posponer lo de tejer con su abuela para otro día. Tú estás más bueno que su abuela.—nos reímos.

—¡Serás...—empezó a decir Sam, pero Lillian puso un dedo en sus labios pidiendo silencio.

—¡Pon la llamada en manos libres!—me quejé.

—Bueno, entonces quedamos mañana a las seis. ¿Qué te parece?

—Le parece perfecto.—contestó Lillian en su lugar.

—Oye, ¿y puede venir mi hermanastro? Es que es de fuera y quiero pasar tiempo con él también, antes de que se vaya.

—¡Claro! No problem.—contestó Sam.—¿Lo conozco?

—Pues no sé... Se llama Ethan Dolland.—En cuanto Jake nombró a Ethan, se me abrieron los ojos como platos.

—¡Anda! Pues sí que lo conozco.—contestó Sam, divertida.—¿Puede venir mi amiga Brooke también? Es que está muy interesada en tu hermanastro.—me abalancé sobre ella para pegarle ,pero me retiró con el brazo.

—Claro.—respondió él.—¿Has oído eso, Ethan? Brooke está interesada en ti.

—Eso ya lo sabía yo.—se escuchó decir a Ethan.

—Bueno, pues mañana nos vemos, preciosa.—se despidió Jake.

—Estupendo. Adiós, guapetón.—Sam colgó con una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Después noté como mis tres amigas me miraban con cara pilla.

—Ah, no. De eso nada.—me negué rotundamente.—No pienso ir.

—Claro que irás. Hazlo por mí... No quiero ir sola.—mi amiga hizo un pucherito con la boca.

—No.—me siguió mirando con tristeza, esperando a que accediera.

—me siguió mirando con tristeza, esperando a que accediera

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—¡Está bien!—me resigné, al cabo de unos segundos.—Pero me debes un libro. No pienso ir si no tengo recompensa.

—Trato hecho.—me pegó un pellizco en la mejilla.—Y por favor, sé simpática.

¿Os lo podéis creer? Siempre trato de evitar a Ethan y de alguna manera u otra siempre acabo volviendo a él.

✧Después de ti ✧/ [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora