✧Después de ti ✧/ [PAUSADA]

Capítulo 18.

(Multimedia: Brooke en su nuevo apartamento).

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[Flashback:]

Estoy en el aeropuerto, despidiendo a mi novio y a Audrey, que se van a Nueva York a estudiar lo mismo y a vivir juntos. Y como todas las despedidas, esta algo amarga.

—¿Me vas a echar de menos?—le pregunto a Álex.

—Por supuesto que sí, princesa.—me dice acariciándome las mejillas con sus pulgares.—¿Y tú a mí? ¿Me echarás de menos?—me mira a los ojos.

—No. Estoy deseando que te vayas. De verdad... qué pesado eres, tío.—digo con sarcasmo, pero él se piensa que iba en serio y me río a carcajadas al ver su cara de wtf.— Claro que te echaré de menos, cariño. Pero en cierto modo te llevo conmigo a todas partes.—le muestro con una sonrisa, el anillo de nuestras iniciales que me regaló.

Él sonríe, pero tiene los ojos aguados. Es muy sensible y conociéndolo, seguro que pronto, se le escaparán algunas lagrimillas.

—Ay, amor. No vayas a llorar, que sino lloro yo también, ya me conoces.—nos reímos los dos y le doy un corto beso en los labios.—Tengo algo para ti.—digo. Saco una bolsita de mi bolso y se la doy.—Ábrelo.

—¿Una pulsera?—dice cuando abre la bolsita.

—No es una simple pulsera, es la pulsera del amor a distancia. Mira, la tuya es negra con una bolita blanca. Y la mía es blanca con una bolita negra. Eso significa, que nos completamos a la perfección estemos a la distancia que estemos, y siempre estaremos juntos de cierto modo.—él se pone la pulsera rápidamente y me coge de la mano.

—Me encanta.—dice él, sonriéndome de oreja a oreja.

El vuelo a Nueva York saldrá en diez minutos.—anuncian por megafonía.

            ¡No! ¡Todavía no!—exclamo para mis adentros.

—Bueno, chicos. Es hora de ir despidiéndose.—nos dice mi amiga Audrey.

Yo la abrazo con fuerza.

—Te echaré mucho de menos, capulla.—hago un pucherito.—Cuídate, y cuídamelo.—le digo señalando a mi novio.

—Lo haré, tranquila.—me despide con la mano y se va en dirección al avión.

—Bueno, amor. Ahora ya sí es la hora de despedirse.—me dice mi novio. Veo cómo una lágrima le corre por la mejilla.

—¡Tontorrón, no me llores!—le seco una lágrima.

No puedo irme sin besarlo...necesito sentir sus labios contra los míos una vez más, así que pego un salto y entrelazo mis piernas a su cintura y empiezo a besarlo fogosamente, como si el mundo se acabara y éste fuera el último beso que le podría dar.

—Te amo.—le digo cuando nos separamos.

—Yo te amo más.—me sonríe, pero es una sonrisa triste.— Adiós, mi amor.—me despide con un corto beso y se aleja en dirección al avión.

—¡No es un adiós, es un hasta pronto!—alzo la voz, para que él se entere. Álex se gira.

—Pues...¡Hasta pronto, princesa!—alza la voz para que me entere. Me dedica una última sonrisa y la puerta del avión se cierra en cuanto él entra.

Mi corazón se encoge. Odio las despedidas, maldita sea.

       Lo echaré muchísimo de menos... y no sé cuándo nos volveremos a ver.

Con la mente en otro lado, salgo del aeropuerto y cojo un taxi que me lleve a mi nuevo apartamento, a mi nueva vida.

[Fin del flashback]

(...)

Cuando llego al apartamento no hay ni rastro de Ethan aún. Lo cual me alegra, porque así tengo más tiempo para ordenar mis cosas más tranquilamente.

Voy a la que será mi habitación y saco mi ropa de la maleta y la coloco en el armario mientras escucho Shape of You  de Ed Sheeran y la canto a pleno pulmón:

—♫Girl, you know I want your love. Your love was handmade for somebody like me. Come on now, follow my lead...I may be crazy, don't mind me. Say, boy, let's not talk too much; grab on my waist and put that body on me. Come on now, follow my lead...Come, come on now, follow my lead ♪.

Alguien me tapa los ojos y sigue cantando por mí:

—♫I'm in love with the shape of you. We push and pull like a magnet do...Although my heart is falling too , I'm in love with your body!♪

Ese alguien me destapa los ojos y veo que es Ethan.

—Hola, Hogwarts.—me saluda.

—¿Cuándo cojones  has llegado?—le pregunto, ignorando cómo me ha llamado.— Me has asustado.

—Llevo observándote un rato. ¿No te has pensado lo de ser cantante? Cantas genial.—dice con sarcasmo y yo lo fulmino con la mirada.—Pero, oye, ¿no me das ni dos besitos a modo de saludo?

—Lo que te voy a dar es una hostia por interrumpir mi momento de canto.—digo.

—Alaaa, ¡qué agresiva!

—Y ahora vete, y deja que siga ordenando mis cosas.— lo echo de la habitación a empujones.

Cuando por fin se va, cierro la puerta y apoyo mi espalda contra ella, sentándome en el suelo.

La duración de mi carrera es de cuatro años... ¿Eso significa que tendré que vivir cuatro años con este imbécil?  Ni hablar. Si encuentro otro piso el año que viene, no dudaré en alquilarlo.