No necesito dinero

88 13 3
                                    

En la mañana fui a la cocina, vi a mi papá sentado con una taza de café y su habitual traje negro. Lo observó estudiando sus facciones, piel blanca, cabello negro con algunas canas ya visibles, arrugas de bajo de los ojos debido a las noches en vela que pasa  por su trabajo.
En ese momento empiezó a recordar mi infancia; cuando tenía 5 años fui la abanderada en la escolta de la escuela, siempre llevé la bandera orgullosamente y cada ceremonia invitaba a mi papá a verme, pero jamás había ido.
La vez que me armé de valor para cantar frente a todos en la clausura de año cuando tenía 8. Mi cumpleaños número 11, empiezo a recordar todas las veces que fueron importantespara mi y el jamás estuvo ahí

-Por favor! Gané el primer lugar en el campeonato, tienes que ir a la ceremonia, por favor!- le dije con lágrimas en los ojos. De pequeña practicaba Artes marciales mixtas y era la mejor de mi clase, en esa ocasión había ganado un torneo a nivel Nacional.

-Ya te dije que no puedo Jessica, no porque no quiera sino que tengo que trabajar. Dime, sino quien trae la comida, quien paga los gastos y tus caprichos, quien paga tu escuela, quien paga el lugar donde vivimos? No nos falta nada!- respondió visiblemente enfadado mientras salía por la puerta dejándome decepcionada porque una vez más... No iría.

Aún me duele ese recuerdo, ahí entendí que no importa que tan importante fuera algo para mi, el no iría. Un sentimiento de dolor y descepcion me invadió, y no pude disimularlo.

-Que te pasa?- mi papá me mira fijamente esperando una respuesta, lo observó debatiendo si debo decirle o no- Jessica te hice una pregunta, contesta- el tono que usó esta vez fue más duro y desesperado.

-Nada- antes de empezar una discusión me apresuro a salir de ahí, estoy a punto de salir de la cocina cuando habla nuevamente.

-Ya vas a empezar con tus modos!- me grita visiblemente enojado -te estoy hablando con un carajo!- me paró en seco y me veo obligada a regresar sobre mis pasos.

-Te lo voy a decir una última vez; no estoy todo el día acostado tronandome los dedos, trabajo para pagar tus gastos, trabajo para darte de comer, para pagar tu Universidad, para cumplir tus caprichos de niña mimada que tienes- dice de una manera tan fría, sus ojos reflejan ira.

-¿Y?¿Te doy un premio?- Me doy cuenta demasiado tarde de las palabras que acabó de decir, oh no, esto se va a poner feo.

Su cara se transforma, el enojó lo invade y antes de que me de tiempo de reaccionar, estoy en el piso con la palma de mi mano tocandome la cara. Me ha dado una bofetada.
Se me llenan de lágrimas los ojos, no por el golpe, sino que lo que más detesto es que me pegue. Controlo las ganas de llorar y me pongo de pie, enfrentandolo.

-Lo menos que puedes hacer, es atenderme cuando llegó cansado, y sabes una cosa? Eres una mal agradecida! Me parto el lomo trabajando de sol a sol porque no te falte nada y mira como me pagas!- Vale, eso fue la gota que derramó el vaso.

-No lo entiendes verdad?- mi voz suena tan irritada como dolida, por muchos años me guarde todo lo que sentía, todo el rencor y la descepcion de nunca verlo ahí cuando tenía algún logro- No me falta dinero papá!! Me faltas tu!!- le grité al borde del llanto- No quiero lujos, no quiero vivir en una casa grande, no quiero caprichos! Te quiero a ti!! Quiero que estés en mis eventos!! Hubiera querido que me hubieras visto en mis combates de pequeña!! Hubiera querido que estuvieras aquella vez que canté frente a todos!! Hubiera querido que estuvieras ahí!!- Le grité con una amargura y decepción, mi voz se había cortado y las lágrimas bajaban sin parar.
Se quedó inmóvil y sin decir nada, cuándo por fin se movió, tomó su portafolio y se fue.

Me quedé petrificada al ver eso, le había dicho exactamente lo que sentía, y se había ido a trabajar. El dolor y la rabia me consumían cada vez más, tomé la taza que estaba sobre la mesa y con todas mis fuerzas la arroje contra la pared. Salí de la casa y camine sin dirección. Pensaba en cómo se había marchado sin más, en cómo no le habían importado mis palabras.

Llegué a un parque y me senté en una banca, apoye los codos en mis rodillas y me cubri la cara con mis manos. Hice mi máximo esfuerzo por controlar las lágrimas, pero una que otra se escapaba.

-Hey, estás bien?- la voy de alguien habló frente a mi, cuando levanté la cabeza mi mandíbula cayó al suelo por la impresión, que hacía aquí!?

-Dra-Draco, que haces aquí?- dije mientras con la manga de mi sudadera me secaba la cara...

 Las Lagrimas De Un Ángel, La Agonía De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora