En el momento que esas palabras salieron de su boca, un par de lágrimas salieron de mis ojos sin que pudiera prevenirlas.
Estando así en sus brazos, me sentía protegida. Él era tan alto, y yo tan pequeña...
Con uno solo de sus brazos podía rodearme sin problema, tenía mis brazos pegados a mi pecho, y las manos cerradas en puños. Escondí mi cabeza lo mejor que pude, tenía tan fruncido el ceño que empezaba a dolerme, los ojos apretados tan fuerte me empezaba a lastimar.
Imaginé que los brazos de Chris eran un refugio, una guarida en donde nadie podría lastimarme. Me sentía débil, indefensa, como una niña asustada que busca protección.Alcancé a escuchar los pasos de los chicos, y después la puerta cerrándose. Supúse que Chris les había dicho que se fueran, así si rompía a llorar, no todos me verían.
Yo no me permito llorar en frente de las personas, no porque sea orgullosa, sino porque me gusta que piensen que soy fuerte, si lloro pienso que estoy pidiendo compasión, la gente te mira diferente y no quiero ver lastima reflejada en sus ojos. Quiero que piensen que estoy bien, que soy de hierro, y hasta algunas veces que no tengo sentimientos. Pero la verdad es que, estoy tan rota por dentro, que si mi sonrísa reflejara el fondo de mi alma, muchos llorarían conmigo al verme sonreír. Y es que hay cicatrices que no se pueden ver, hay heridas que no sangran, hay lágrimas que no mojan, y gritos que no hacen ruido.
Nunca demuestro lo que me pasa, nunca le digo a nadie lo que siento, nunca expreso lo que llevo dentro, pero también duele callar todo.
Chris acarícia mi cabeza, y lo único que siento es esa punzada de dolor que cada vez se hace más grande; se entierra cada vez más en mi pecho, hasta el punto en que me deja sin habla. Lágrimas calientes recorren mis mejillas, mi mano está echa un puño sobre mi corazón, sollozos que ahogo con la mano, ojos cristalizados, y el alma agonizando.
-Ya está pequeña, ya está- susurra el ángel, y me dejo llevar por la sensación de seguridad que me da el estar en sus brazos.
Suelto un suspiro entrecortado al tiempo que cierro los ojos, preparándome para enfrentar todo lo que me espera. Poco a poco me voy separando de Chris, y en el momento en que me suelta completamente agacho la cabeza para tallar mis ojos y retirar las lágrimas de mis mejillas. Él es la primera persona con la que me atrevo a llorar.
Me sentía como una niña de cinco años, tallándose los ojos mientras el labio le temblaba.
Cuando me atreví a levantar la mirada hacia Chris, el me veía con ternura y preocupación, por unos segundos, me imaginé que él era mi papá y volví al refugio que sus brazos significaban.
Estuvimos abrazados un rato, él a veces acariciaba mi cabeza, brazos o espalda, o simplemente dejaba un beso en mi frente. Por primera vez en toda mi vida, supe lo que era el amor de un padre
-Jess- me llamó con un tono de voz tan suave que me pregunté como podía ser tan rudo he intimidante con los soldados.
Lo observé directo a los ojos, y fue ahí donde me di cuenta de que podía confiar en él.
-Que sucede?- la preocupación teñia su voz, y sus ojos la afirmaban.
Me separé de él y lo lleve de la mano hasta el sillón donde tomamos asiento. Hablar de esto no era algo que me fascinara, de echo, nunca lo había hablado con nadie.
Suspiré y apoyé los codos sobre mis rodillas, mirándo hacia el balcón, no tenía ni idea de como empezar.
-Cuando era pequeña mis papás no me hacían mucho caso, de echo era como si yo no existiera- empecé a hablar -Mi papá siempre trabajaba y nunca tenía tiempo para mi, siempre quise que estuviera en mis eventos, pero jamás fue a ningúno- un nudo en mi garganta me impedía hablar, pero continué -Y mi mamá...- cerré los ojos, esperando el momento adecuado para poder hablar -Jamás me puso atención, por más esfuerzos que hiciera, ella no lo notaba. Me trataba mal, me ofendía, no le importaba que pasara conmigo. Hasta que dijo que se iría de la vida de mi papá y mía- Jamás había tocado el tema, ni con mi papá, ese día lo archive en lo más profundo de mi cabeza, para no volverlo a abrir, hasta ahora -Me citó en una cafetería, me dijo que fuera sola, al princípio creí que las cosas cambiarían para bien, creí que era el primer paso para empezar a llevarnos mucho mejor, tanta era mi esperanza de que algo bueno pasara, que no me imaginé lo que en verdad iba a suceder- apreté los dientes, tragué duro pero no quitó el nudo de mi garganta, agaché la mirada al piso y respire profundamente - Cuando llegué, ella ya estaba ahí, me alegré demasiado de verla y no faltó mucho para que me tirara sobre la mesa para abrazarla- una sonrísa triste se asomó en mi cara, al tiempo que una lágrima se deslizaba por mi nariz -Creí que quería estar bien conmigo, en verdad lo quería- cerré los ojos, y el mismo dolor que sentí ese día se hizo presente -Yo tenía catorce años, iba a cumplir quince, y recuerdo que pensé que podíamos planear una fiesta mis papás y yo, como una verdadera familia- una sonrísa rota se extendió por toda mi cara, tres lágrimas salieron y el labio me tembló nuevamente. Me sequé la cara y continué -Ella me dijo que me sentára porque tenía que hablar conmigo, y cuando vi su rostro súpe que nada bueno iba a pasar- sorbí mi nariz, levante la vista hacia Chris, y me estaba viendo fíjamente mientras escuchaba cada una de mis palabras con total atención, púso una mano en mi rodilla y movió su pulgar de arriba a abajo, acariciándola -Cada noche, le rogaba a Dios que mis padres me quisieran, cada noche le imploraba que mi vida cambiara, porque los necesitaba. Ellos no siempre fueron así, de un día para otro cambiaron conmigo, y nunca volvieron a ser los mismos, jamás entendí por qué- giré la vista hacia ningún lado en particular- Ese día en la cafetería, ella me dijo que se iba a ir de mi vida y la de mi papá, dijo que se iban a divorciar, y cruelmente dijo, que saldría de mi vida para no volver nunca más -Cerré los ojos nuevamente, y sentí un puñado de lágrimas bajar por mis mejillas. Chris las apartó con uno de sus dedos, para luego dejar su mano sobre mi hombro -No me citó ahí para hacer las paces, me citó ahí para despedirse- la voz se me quebró, y un sollozo escapó de mis labios.
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Las Lagrimas De Un Ángel, La Agonía De Un Demonio
Science FictionLas estrellas miran, la luna me abraza... un ángel llora.