Séres con ¿alas?

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El sabado en la madrugada había llegado mi papá por fin, pero por el trabajo quedó muerto y dúrmio todo el día siguiente. El domingo en la mañana amanecí fatal, tenía unas ojeras más grandes que mi cara debido a los sucesos que pasaron hace dos días y el pelo enmarañado a su máximo esplendor. Creó que en este estado no necesitaré disfraz para Halloween.
Decidí salir a correr para despejar mi mente, deje una notita para mi papá por si de milagro se levantará, y me fuí.

Aún no conocía bien el lugar, pero me habían dicho que hay un bosque en las afueras, no tenía nada que perder así que esperé el bus que me llevaría hasta el.
Media hora después, baje en un lugar totalmente nuevo, había arboles por todos lados, se escuchaban las aves cantando, la vegetación era densa y hasta había animalitos. Una vez contemplado el paisaje, me coloqué los audifonos y empecé a calentar. Estirabá la pierna derecha apoyada en un troncó cuando sentí que me veían nuevamente, tratando de no parecer paranóica, hice como que me abrochaba las agujetas para dar un vistazo rápido a mi alrededor, nada. Estabá totalmente vacío y solitario. Empecé a trotár leve, las ramas crujían con mis pisadas, con la sensación de ser observada aún presente, se me ocurrió la ídea de detenerme en secó y si alguien me venía siguiendo las pisadas lo delatarían. Bajé todo el volúmen de la música sin quitarme los audifonos para dar la pinta de que no escuchaba nadá más. Avancé tres pasós más y me detuvé prestando total atención a cualquier ruido; dos pasós y se detuvieron también. Mi plan había funcionado y ahora segura de que me seguían, corrí lo más fuerte que pudé, adentrandome más al bosque.
Las pisadas trás de mi hicieron actó de presencia delatando que corrían también. Es ahora cuando agradezco los entrenamientos de atletismo y la habilidad que tengo para saltar objetos con fácilidad, salté un troncó que obstruía mi caminó, la caída fue más alta de lo que esperaba y el impactó en mis rodillas fue más duro, apoyandó las dos manos en el piso y aún en cuclillas volté rapidamente hacía atrás y vi a un tipo encapuchado pisándome los talones, corrí nuevamente esperando perderló entré los proximos arboles que veía. Dos arbustos de buen tamaño parecían buena ídea para esconderme, me lancé como luchador y caí sobre mi estómago golpeándome el hueso de la cadera. Por un espació que había, me asomé para ver a mi acechador y para mi sorpresá este no me había visto, traté de verle el rostro pero llevabá capucha y gorra, no vi nada más que su tez pálida. Vi a mi alrededor en busca de un arma, ¿sería posible noquearlo usando al conejito que me estabá viendo como bicho raro? No, fuera del conejito, no había nada que utilizar, nisiquiera una maldita rama. A lo lejós vi una especie de barranco, genial, ¿que sería peor, morír por la caída de un barranco, o a manos de un acechador? Cualquiera que fuera, en ambas moriría con dolor, así que me decidí por el barranco. Fuí caminando en cuclillas a el arbol más cercano, y de ahí con extrema cautela me empecé a alejar del encapuchado acercándome más al barranco. Una vez llegue ahí, observé que no estaba tan alto como esperaba, pero una caída podría dejarme con un par de huesos rotos. Rezando tres padres nuestros y rogandole a todos los Santos que no me cayéra, comencé a bajar por las rocas, casí estaba en el suelo cuando la tierra que estaba pisando hizo efectó "deslave" provocando mi caída. No fue de mucha altura, pero al caer el grito que di al golpearme contra el suelo reveló mi ubicación. Maldición.

Me escondí entre un par de arboles que los matorrales cubrían

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Me escondí entre un par de arboles que los matorrales cubrían. Dos segundos después, el encapuchado se asomó observando con extrema atención cada lugar posible donde podría esconderme. Cálcule que le tomaría alrededor de 10 minutos bajar hasta aquí por más rápido que fuera, así que me daría tiempo de echar a correr, pero en lugar de eso, saltó.
Un gritó ahogado salió de mi al observar como se tiraba de un precipício de aproximadamemte tres pisos de altura, y casi me voy de espaldas al ver que se levantó como si hubiera sido un escalón. Eso definitivamente no era humano. Empezó a caminar lentamente, mirando con mucha atención las cabernas que había del otro lado donde me encontraba. Procurando hacer silenció total retrocedí poco a poco, intentando alejarme lo más posible de el, ahora la sensación de ser observada se identificó al doble y sentí la necesidad de correr lo más lejos que pudiera. Una vez que salí de la espesa vegetación, corrí como si mi vida dependiera de ello, aunque teóricamente si lo hacía. Corrí como si no hubiera un mañana, cuando creí estar lo suficientemente lejos, me atreví a voltear y para mi sorpresa no venía.
No se en que momento se oscurecio tanto, pero sentí un deja vú al caminar por el bosque, de la nada las aves dejaron de cantar, y se hizo un silencio que daba miedo. De prontó todas las aves salieron volando a una velocidad impresionante, graznando muy fuerte, podía escucharse como se agitaba con violencia el río que estaba cerca, y los animales que estabán cerca salieron corriendo.

-Vaya vaya humana, veo que eres más velóz de lo que tenía pensado, pero no lo suficiente para escapar- dijó el tipo encapuchado que ahora estaba detrás mío. Me giré dándo un gritó de horror, no, más bien de impresión y hizo que se tapara los oídos -y gritas más fuerte de lo que esperaba, pero eso no importará, grita todo lo que quieras, aquí nadie te escuchará- me veía divertido, como si de un conejillo de indias a punto de ser sometido a experimentos se tratacé. Dió un pasó hacía mi, y yo retrocedí tres.

-¿Qu-que quieres de mi? ¿Dinero? No traigó nada, llevate mi ipad pero no me hagas daño- dije esperanzada de que sólo fuera un ladrón común, pero en el fondo sabía que no era verdad. El sólo movio la cabeza y dio una sonrisa mostrando sus dientes.

-No humana, te quiero a ti- supongo que vio mi cara de confusión porque agregó -vamos! No me mires así, soló cumpló con mi trabajo que es evitar una profesía- dijó comó si fuera la cosa más obvia del mundo. No se en que momento me derrivó, pero ya estaba en el suelo, cubrí mi cabeza con ambos brazos y me hice bolita. Escuché un batir de álas pero no me atreví a levantar la cabeza, escuché gritos pero tampóco la levante.

-Maldición ángel! No tienes asuntós própios de los que ocuparte?!- exclamó el encapuchado y soló entonces levante la cabeza. Era un hombre, peleaba con el encapuchado pero ahora no se veía como antes... tenía alas. Inmensas alas negrás que asimilaban a las álas de múrcielago, daba miedo con sólo vérlas. Escuché el sonído de metal chocando contrá metal, y fue cuando noté que peleaban con espadas.
Que rayos! ¿Me golpé tan fuerte que ahora estoy delirando? Cómo séa, el de álas blancas va ganando.

-Corré- escuché en mi mente que alguien me decía, no se ni porque pero obedecí y eché a correr. Un chillidó se hizo presenté en mis oídos, volté y vi que provinó del de álas negras al ser atravezado con la espalda por el ángel. Horrorizada corrí a toda velocidad, no ví la rama que estaba adelante, tropecé y caí por un desenso golpeandome todo el cuerpo. Cuandó paré de girar, estabá tirada boca abajo, la vista la tenía nublada y escuché pasós corriendo hacía mi, dos botas negras aparecieron en mi campo de visión y me desmayé.
Abrí lentamente los ojos, parpadeando varias veces pero aún conservaba la vista nublada. Distinguí la silueta del róstro de un chico... me llevabá cargando, al aire chocaba conmigo y se sentía frío, un aletéo se escuchó cercá, demasiado cercá.
Volví a perder el conocimiento y quedé inconciente por segunda vez.

Abrí los ojos totalmente alterada, me encontrabá en mi habitación y por lo visto era de noche. Volté hacía el reloj junto a mi cama, marcabá las 2:46 a.m. La sorpresa y el miedo me asaltaron de inmediato, ¿Cómo había llegado a mi cama? ¿Lo único que recuerdo es que me había desmayado al caer por un desenso tratándo de escapar de la batalla de un par de séres alados. Me levanté de mi cama, y me dí cuenta que llevaba una sudadera que no era mía ¿pero que demonios...? Por inércia me la acerqué a la nariz, y olía a hombre, a perfume de hombre. ¿Cómo demonios llegue hasta áqui, quienes eran los tipos con álas, y por que estoy usando una sudadera ajéna? Lo peor de todo es que la sensación de ser observada había vuelto, no apostaría pero podría decir que se esta burlando de mi confusión en estos momentos.

-No te preocúpes la sudadera es mía, te la prestó- dijó en mi mente. Casí me da un infartó; alguien esta observandome! No, alguien me habla mentalmente! Dios, creó que estoy perdiendo la cordura, es imposible que alguien se comunique mentalmente... ¿no?

En mi no sanó juicio recorde que mañana me tocá escuela y no quiero llegar tarde, me toca a primera hora con el profesor Phil y la última vez llegué tarde. Aún confundida, me volví a acostar, recordándo al chico que me llavaba cargando, hasta ahora se me ocúrre la posibilidad, mientrás me cargába, ¿estaba volando?

 Las Lagrimas De Un Ángel, La Agonía De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora