Parte sin título 13

38 5 0
                                    

Y como una maldición, el auto comenzó a largar humo, y se detuvo en mitad  del camino, el chófer anunció que no podía continuar con el viaje, que hasta ahí había llegado, se había descompuesto el taxi y tenía que correr hasta el destino. Ella estaba allí, así que calmó mis nervios con una de sus mágicas sonrisas. Recogía flores que encontraba por el camino, se las colocaba en los bolsillos de su vestido, en su cabello, o las tiraba hacia el cielo, hasta me había regalado unas cuantas, todas de diferentes colores y tamaños. Sus ojos parecían tristes, como si hubiese llorado, sus ojos demostraban que estaba mal. Pero tenía una sonrisa sin embargo, y reía mientras daba saltitos como la primera vez que la vi, solo que estaba más crecida, menos niña y más mujer. 

Niña coheteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora