Parte sin título 14

28 4 0
                                    

Ella volvió a tocarme, me agarro de la mano, y la sentí tan fría, pero ese rocé me quemo. Aparecía y desaparecía cuando y como ella quería. Pero a cada rato que aparecía estaba cambiada, más delgada, más pálida, más triste, y con menos energía. Ahora solo caminaba a mi lado, casi arrastrando los pies. Y cuando la miraba, me sonreía, pero cuando la miraba disimuladamente podía ver sus lágrimas. Era un fantasma, o lo que fuera ella me estaba consumiendo la sangre de mis venas, me sentía débil, y triste. Era como si me estuviese pidiendo un favor, suplicando algo, pero no me hablaba, no decía nada. Y si preguntaba, no respondía. La gente me veía raro, pensaban que hablaba solo, y aunque técnicamente fuese verdad, yo la veía, y ella estaba ahí. 

Niña coheteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora