Capítulo 23

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Nota de la autora:

Hoy os traigo el capítulo 23, espero que os guste. ¡No olvidéis dejar vuestros comentarios!

En la multimedia os dejo la canción "Home is in your eyes". Una preciosa canción. 

 

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-Fuiste un completo idiota, Pierre. Ahora tienes que arreglarlo y no será nada fácil ya que Mario está muy alterado y no le gusta hablar de este tema. Sé que contigo no habrá excepción porque le has hecho mucho daño, eres quien ha roto su relación.

-¿Y crees que no lo sé, Roman? Me arrepiento tanto de mis actos. Debería haberme callado, haber dejado que ellos fueran felices y yo seguir con mi familia porque me necesitan y me quieren, que eso es lo más importante.

-Tienes una familia muy bonita. No arruines todo por una tontería, por favor.


Narra Marco:

Los días en Dortmund se me hacían igual de pesados y aburridos. Me levantaba, desayunaba en compañía de Scarlett, me acompañaba hasta la ciudad deportiva donde entrenaba yo solo para recuperarme lo antes posible mientras que ella se iba a sus sesiones de fotos o a pasear con Ann. Durante las horas que pasaba en la ciudad deportiva, solo estaba acompañado por un médico y por un fisioterapeuta, no había nadie más así que era con los únicos que conversaba. Tampoco es que nuestras charlas fuesen interesantes, pero era algo. Después, Scarlett venía a recogerme ya que el apartamento quedaba bastante lejos y no podía ir andando, pero a veces le pedía que me dejase en un parque cercano a casa para poder descansar un rato y luego volver andando. Me gustaba estar solo, había encontrado la tranquilidad necesaria en mis paseos diarios. En cuanto llegaba a casa, tenía un té hecho, la rubia los amaba y quería compartir siempre uno conmigo antes de comer. Luego, comíamos, dormíamos la siesta y por la tarde Ann venía a hacernos compañía porque ahora sin Mario se sentía algo sola. Verla a ella solo me hacía recordarle y eso me dolía así que terminaba encerrándome en mi habitación o yéndome a pasear. Realmente ella no tenía la culpa de nada, pero los recuerdos se agolpaban en mi mente y solo hacían que doler. En cuanto volvía a casa o salía de mi cuarto para cenar, Ann ya se había marchado, seguramente apenada por lo que pasaba, me daba pena que ella se llevase una parte mala, pero no podía evitar distanciarme de ella. Cenaba, veía un rato la tele o miraba mis redes sociales y me iba a dormir deseando que al día siguiente Mario estuviese en mi cama abrazándome y yo pudiese darle un beso de buenos días y que pudiésemos desayunar juntos y comernos a besos, eso que tanto nos gustaba. Pero mi realidad era otra completamente y me llevaba un duro golpe cada vez que abría los ojos y no le veía a mi lado.

Narra Mario:

Poco a poco conseguí calmarme y al día siguiente en el entrenamiento pasé de Aubameyang e intenté que su presencia no me afectara, no soportaba tenerle cerca, pero tendría que acostumbrarme ya que era mi compañero de equipo y no podía echarle así como así. Además, en el equipo le íbamos a necesitar durante la temporada porque como jugador era admirable, eso no lo iba a negar.

-¿Estás mejor que ayer?- Me preguntó Roman y yo asentí levemente.

-Me alegro de que estés mejor.- Me sonrió y apretó un poco mi hombro para luego dirigirse a la portería donde tenía lugar su entrenamiento.

Pasados unos minutos de entrenamiento, Auba se acercó a mí y la rabia comenzaba a invadirme, pero decidí esta vez no ponerme furioso y tratarle bien ya que había muchas cámaras observándonos y no quería empezar con mal pie en mi nuevo equipo.

-Me gustaría hablar contigo después del entrenamiento.- Dijo él.

-No quiero hablar contigo.- Sonreí falsamente intentando aparentar felicidad ante la prensa. Él hizo lo mismo para aparentar.

-Es importante, Mario.- Rogó él.

-Seguro que es para que deje en paz a Marco y podáis ser felices. Tranquilo, no voy a acercarme a él ya que me ha roto el corazón y no tienes que preocuparte por mí.

-No es eso, solo escúchame Mario. Sé que estás enfadado, pero esto va a solucionar el problema que estamos teniendo los tres.

Me paré en seco y le miré desafiante.

-Está bien, después del entrenamiento voy a hablar contigo, pero será la última vez que lo haga, Pierre. No quiero saber nada más de ti.

-Será la última vez que hablemos si es lo que tú quieres.


-Bueno, ya estamos solos. Adelante, di lo que tengas que decir.

Mi voz sonó dura y desafiante. Se notaba la tensión en el ambiente y no tenía ninguna intención de hacer algo para rebajarla o para hacer que desapareciera.

-Solo quería disculparme por lo que pasó el otro día en el apartamento. Estoy seguro de que Marco no estaba de acuerdo con ese beso.

-¿Y por qué no estaría de acuerdo? Os queréis, él seguro que sí quiso.

-No, no lo entiendes. Marco nunca me ha querido, siempre te ha querido a ti, siempre ha querido estar contigo y jamás te fue infiel, siempre me ha rechazado. El otro día en el apartamento fui yo quien le besé y él no quiso, pero justo cuando quiso apartarse tú ya lo habías visto, el daño ya estaba hecho.

-¿Por qué debería creerte?

-Porque si Marco me quisiera no estaría diciéndote esto, me daría igual lo mal que estuvieses porque yo estaría feliz con él, pero no lo estoy ya que él me odia por haber roto vuestra relación y no sabes lo mal que me siento al saber que Marco me odia y que tú probablemente también me estés odiando...

Me quedé paralizado con lo que me acababa de decir Auba.

-Entonces... ¿Marco nunca quiso besarte?

-Jamás, fui yo quien lo hice y luego me comporté como un estúpido con él. Me arrepiento tanto... Le he quitado su felicidad y pensé que no lo haría, que estaría feliz a mi lado, pero no puedo obligar a nadie a estar conmigo si no va a ser feliz. 

 

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