Bajo la luz de los focos ♡ | larry stylinson & ziam mayne |

Capítulo 27: "Cuidados e internet"

CAPÍTULO 27.

HARRY POV.

Nadie dijo que sería fácil...pero tampoco que iba a ser tan duro.

Me levanté después de la peor noche de mi vida. La cama fría por la ausencia de Louis, al igual que mi cuerpo, que echaba de menos sus brazos. Él dormía plácidamente en la otra cama, respiración regular, boca levemente abierta, y expresión tranquila.

—Ojalá todo fuese diferente—susurré para mí, y desaparecí de la habitación a punto de romper a llorar.

LIAM POV.

Abrí los ojos al notar los rayos del sol pegándome en la cara. Era raro que en Londres hiciese sol, pero estábamos en verano, y los días fríos dejaban paso a unos más calurosos, e incluso bochornosos, en verano.

Me incorporé en la cama y eché un vistazo alrededor. La habitación completamente decorada de grafitis. Si Zayn lo había hecho, tenía un don innato. Salí de la habitación sin dejar de admirar la obra de arte que era aquella estancia, y salí al salón.

Zayn estaba encorvado, vomitando, tosiendo y lloriqueando. Volvió a ponerse recto y se apoyó en el palo de la fregona que tenía al lado.

El salón apestaba a vómito, y ahogué las arcadas para ir hasta donde estaba Zayn y llevarlo al baño. No habíamos hablado en ningún momento, pero su aspecto daba la impresión de que ni si quiera podría articular palabra por mucho que le pudiese preguntar.

Le quité la camiseta con cuidado, rozándole la piel morena, algo más pálida debido a que se encontraba mal; era completamente suave, y tersa, marcada por músculos algo menos desarrollados que los míos, también Zayn era menos corpulento, y manchada de la tinta que formaban los tatuajes.

Él soltó un jadeo cuando mis manos, completamente frías le tocaron.

—Lo siento. Siempre tengo las manos congeladas.

Él hizo una mueca que había intentado ser una sonrisa. Yo le sonreí a él.

Terminé de quitarle la camiseta blanca de manga corta y la tiré al suelo. Cogí un cubo y se lo puse sobre las piernas al ver que se inclinaba por una arcada.

Siguió vomitando durante unos minutos. Mis manos, las cuales había templado un poco con el agua caliente del grifo, acariciaban la espalda de Zayn con cuidado, como si pudiese hacerle daño si le acariciaba algo más fuerte, como si fuese a romperse si presionaba más su piel.

—Liam...—susurró.

Le miré con ambas cejas alzadas, preocupado.

—Tengo que trabajar—sonrió levemente—, así que voy a darme una ducha e irme. ¿Puedes prepararme algo de té?

Negué con la cabeza rápidamente. No podía trabajar en esas condiciones.

—No puedes ir. Estás malo, Zayn.

—Debo...mi jefe me expulsará. He faltado ya dos veces por estar malo.

—¿Te pones malo con frecuencia?

Él se encogió de hombros y se tocó la barriga.

—No aguanto demasiado bien los caracoles.

Me reí levemente, y apoyé mi mano en su hombro.

—Tengo una idea. Tú ve dándote una ducha, y yo voy a hablar con tu jefe. Hago tu jornada, y cuando te encuentres mejor, ya vuelves tú.

A Zayn se le iluminaron un poco los ojos.

—¿Harías eso por mí?

La sonrisa que antes había intentado hizo acto de presencia, y me derretí, completamente. Nunca había visto algo tan precioso como aquella sonrisa; algo más...brillante, más  adulador e increíble que aquella hilera de dientes perfectos, y su lengua, asomándose entre estos, siendo levemente mordida.