Narra Camila
¡Otro orgasmo!
Sale rápidamente de la bañera y me ofrece la primera imagen íntegra de una diosa oh dios mio.
La diosa que llevo dentro ha dejado de bailar y la observa también, boquiabierta y babeando. Su erección se ha reducido, pero sigue siendo importante... Uau. Saca una bata para cubrirse y saca un paño grande y suave, de color blanco, para mí. Salgo de la bañera y le cojo la mano que me tiende. Me envuelve en la toalla, me abraza y me besa con fuerza, metiéndome la lengua en la boca. Deseo estirar los brazos y abrazarla... tocarla... pero los tengo atrapados dentro de la toalla. No tardo en perderme en su beso. Me sujeta la cabeza con las manos, me recorre la boca con la lengua y me da la sensación de que está expresándome su gratitud... ¿quizá por mi primera felación?
Se aparta un poco, con las manos a ambos lados de mi cara, y me mira a los ojos. Parece perdida.
-Dime que sí -susurra fervientemente. Frunzo el ceño, porque no la entiendo.
-¿A qué?
-A nuestro acuerdo. A ser mía. Por favor, Camila -susurra suplicante, recalcando el «por favor» y mi nombre.
Vuelve a besarme con pasión, y luego se aparta y me mira parpadeando. Me coge de la mano y me conduce de vuelta al dormitorio. Me tambaleo un poco, así que la sigo mansamente, aturdida. Lo desea de verdad.
Ya en el dormitorio, me observa junto a la cama.
-¿Confías en mí? -me pregunta de pronto.
Asiento con los ojos muy abiertos, y de pronto me doy cuenta de que efectivamente confío en ella. ¿Qué va a hacerme ahora? Una descarga eléctrica me recorre el cuerpo.
-Buena chica -me dice pasándome el pulgar por el labio inferior.Se acerca al armario y vuelve con un cinturon.
-Junta las manos por delante -me ordena quitándome la toalla y tirándola al suelo.
Hago lo que me pide. Me rodea las muñecas con el cinturon y hace un nudo apretado. Los ojos le brillan de excitación. Tira de el cinturon para asegurarse de que el nudo no se mueve. Tiene que haber sido boyscout para saber hacer estos nudos. ¿Y ahora qué? Se me ha disparado el pulso y el corazón me late a un ritmo frenético. Desliza los dedos por mis trenzas.
-Pareces muy joven con estas trenzas -murmura acercándose a mí.
Retrocedo instintivamente hasta que siento la cama detrás de las rodillas. Se quita la bata, pero no puedo apartar los ojos de su cara. Su expresión es ardiente, llena de deseo.
-Camila, ¿qué voy a hacer contigo? -me susurra.
Me tiende sobre la cama, se tumba a mi lado y me levanta las manos por encima de la cabeza.
-Deja las manos así. No las muevas. ¿Entendido?
Sus ojos abrasan los míos y su intensidad me deja sin aliento. No es una mujer a la que quisiera hacer enfadar.
-Contéstame -me pide en voz baja.
-No moveré las manos -le contesto sin aliento.
-Buena chica -murmura.
Y deliberadamente se pasa la lengua por los labios muy despacio. Me fascina su lengua recorriendo lentamente su labio superior. Me mira a los ojos, me observa, me examina. Se inclina y me da un casto y rápido beso en los labios.
-Voy a besarle todo el cuerpo, señorita Cabello -me dice en voz baja.
Me agarra de la barbilla y me la levanta, lo que le da acceso a mi cuello. Sus labios se deslizan por él, descienden por mi cuello besándome, chupándome y mordisqueándome. Todo mi cuerpo vibra expectante. El baño me ha dejado la piel hipersensible. La sangre caliente desciende lentamente hasta mi vientre, entre las piernas, hasta mi sexo. Gimo.
Quiero tocarla. Muevo las manos, pero, como estoy atada, le toco el cabello con bastante torpeza. Deja de besarme, levanta los ojos y mueve la cabeza de un lado a otro chasqueando la lengua. Me sujeta las manos y vuelve a colocármelas por encima de la cabeza.-Si mueves las manos, tendremos que volver a empezar -me regaña suavemente.
Oh, le gusta hacerme rabiar.
-Quiero tocarte -le digo jadeando sin poder controlarme.
-Lo sé -murmura-. Pero deja las manos quietas.
Oh... es muy frustrante. Sus manos descienden por mi cuerpo hasta mis pechos mientras sus labios se deslizan por mi cuello. Me lo acaricia con la punta de la nariz, y luego, con la boca, da inicio a una lenta travesía hacia el sur y sigue el rastro de sus manos por el esternón hasta mis pechos. Me besa y me mordisquea uno, luego el otro, y me chupa suavemente los pezones. Maldita sea. Mis caderas empiezan a balancearse y a moverse por su cuenta, siguiendo el ritmo de su boca, y yo intento desesperadamente recordar que tengo que mantener las manos por encima de la cabeza.
-No te muevas -me advierte.
Siento su cálida respiración sobre mi piel. Llega a mi ombligo, introduce la lengua y me roza la barriga con los dientes. Mi cuerpo se arquea.
-Mmm. Qué dulce es usted, señorita Cabello.
Desliza la nariz desde mi ombligo hasta abajo mordiéndome suavemente y provocándome con la lengua.
-Por favor -gimo.
-Lo mejor para usted, señorita Cabello -me dice.
Esta vez no se detiene en la rodilla. Sigue por la parte interior del muslo y a la vez me separa más las piernas. Sé lo que va a hacer, y parte de mí quiere apartarla, porque me muero de vergüenza. Va a besarme el sexo. Lo sé. Pero otra parte de mí disfruta esperándolo. Se gira hacia la otra rodilla y sube hasta el muslo besándome, chupándome, lamiéndome, y de pronto está entre mis piernas, deslizando la nariz por mi sexo, arriba y abajo, muy suavemente, con mucha delicadeza. Me retuerzo... Madre mía.
Se detiene y espera a que me calme. Levanto la cabeza y la miro con la boca abierta. Mi acelerado corazón intenta tranquilizarse.
-¿Sabes lo embriagador que es tu olor, Camila ? -murmura.
Sin apartar sus ojos de los míos, introduce la nariz en mi vello púbico e inhala. (Ok.)
Me ruborizo, siento que voy a desmayarme y cierro los ojos al instante. No puedo verla haciendo algo así.
Me recorre muy despacio el sexo. Oh, joder...
-Me gusta -me dice tirando suavemente de mi vello púbico-. Quizá lo conservaremos.
-Oh... por favor -le suplico.
-Mmm... Me gusta que me supliques, Camila.
Gimo.
-No suelo pagar con la misma moneda, señorita Cabello -susurra deslizándose por mi sexo-, pero hoy me ha complacido, así que tiene que recibir su recompensa.
Oigo en su voz la sonrisa perversa, y mientras mi cuerpo palpita con sus palabras, empieza a rodearme el clítoris con la lengua muy despacio, sujetándome los muslos con las manos.
-¡Ahhh! -gimo.
Mi cuerpo se arquea y se convulsiona al contacto de su lengua.
Sigue torturándome con la lengua una y otra vez. Pierdo la conciencia de mí misma. Todas las partículas de mi ser se concentran en el pequeño punto neurálgico por encima de los muslos. Las piernas se me quedan rígidas. Oigo su gemido mientras me introduce un dedo.
-Nena, me encanta que estés tan mojada para mí.
Mueve el dedo trazando un amplio círculo, expandiéndome, empujándome, y su lengua sigue el compás del dedo alrededor de mi clítoris. Gimo. Es demasiado... Mi cuerpo me suplica que lo alivie, y no puedo seguir negándome. Me dejo ir. El orgasmo se apodera de mí y pierdo todo pensamiento coherente, me
retuerzo por dentro una y otra vez. ¡Madre mía! Grito, y el mundo se desmorona y desaparece de mi vista mientras la fuerza de mi clímax lo anula y lo vacía todo.
Mis jadeos apenas me permiten oír cómo rasga el paquetito plateado. Me penetra lentamente y empieza a moverse. Oh... Dios mío. La sensación es dolorosa y dulce, fuerte y suave a la vez.
-¿Cómo estás? -me pregunta en voz baja.
-Bien. Muy bien -le contesto.
Y empieza a moverse muy deprisa, hasta el fondo, me embiste una y otra vez, implacable, empuja y vuelve a empujar hasta que vuelvo a estar al borde del abismo. Gimoteo.
-Córrete para mí, nena.
Me habla al oído con voz ronca, dura y salvaje, y exploto mientras bombea rápidamente dentro de mí.
-Un polvo de agradecimiento -susurra.
Empuja fuerte una vez más y gime al llegar al clímax apretándose contra mí.
Se desploma encima de mí. Siento su peso aplastándome contra el colchón. Paso mis manos atadas alrededor de su cuello y la abrazo como puedo. En este momento sé que haría cualquier cosa por esta mujer. Soy suya. La maravilla que está enseñándome es mucho más de lo que jamás habría podido imaginar. Y quiere ir más allá, mucho más allá, a un lugar que mi inocencia ni siquiera puede imaginar. Oh... ¿qué debo hacer?
Se apoya en los codos, y sus intensos ojos me miran fijamente.
-¿Ves lo buenas que somos juntas? -murmura-. Si te entregas a mí, será mucho mejor. Confía en mí, Camila. Puedo transportarte a lugares que ni siquiera sabes que existen.
Sus palabras se hacen eco de mis pensamientos. Pega su nariz a la mía. Todavía no me he recuperado de mi insólita reacción física y la miro con la mente en blanco, buscando algún pensamiento coherente.
De pronto oímos voces en el salón, al otro lado del dormitorio. Tardo un momento en procesar lo que estoy oyendo.
-Si todavía está en la cama, tiene que estar enferma. Nunca está en la cama a estas horas. ____ nunca se levanta tarde.
-Señora Grey, por favor.
-Taylor, no puedes impedirme ver a mi hija.
-Señora Grey, no está sola.
-¿Qué quiere decir que no está sola? -Está con alguien.
-Oh...
Hasta yo me doy cuenta de que le cuesta creérselo.
_____ parpadea y me mira con los ojos como platos, fingiendo estar aterrorizada.
-¡Mierda! Mi madre.
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WRONG (Camila Cabello Y Tu) G!p
Fiksi PenggemarEsta historia es una adaptacion de fifty shades of grey, Contiene vocabulario explicito