Capitulo 1: La Abeja Reina

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"El infierno reside en mis labios.
Dime si quieres probar"


¿Lo has sentido?

El odio.

¿Alguna vez has odiado tanto a alguien que su simple presencia te perturbaba? El saberla en la misma habitación, respirando tu mismo aire, sintiéndose con el derecho de pisar tu mismo suelo. ¿No te ha molestado?

¿No has sentido la ira, el desprecio, surgir por tus venas con solo el simple hecho de mirar a esa persona?

A mí me sucedía, constantemente. Con algunas personas era más fuerte que con otras pero había una persona, existía alguien en especial que hacia sacar el peor lado de mí.

No podría decir con exactitud en qué momento empecé a odiarla, en que momento empecé a detestar su presencia, su risa, su voz, su pelo y sus gestos. En qué momento empecé a detestar cada una de las cosas que ella hacía. Odiaba cada momento de su existencia. Y para mi pesar, esa persona tenia nombre y apellido. Esa persona seguía existiendo y la veía todos los días.

Mariela Morales. Aka miss perfección

¿En qué estaban pensando sus padres en colocarle un nombre tan feo?

Mariela Morales, sonaba incluso a chiste. Rimaba como una estúpida canción.

Los psicólogos decían que siempre había una razón detrás del comportamiento de una persona, detrás de los sentimientos de una persona. En lo que a mí respecta, no tenía una sola razón para odiarla. Tenía millones. No por algo que precisamente ella me hubiera hecho directamente a mí, apenas podía recordar intercambiar una conversación que tuviera más de tres palabras con ella, no recordaba haber salido nunca con ella y tampoco teníamos el mismo grupo de amigos.

También pudiera ser porque yo no solía hablar mucho con nadie en la escuela, la gran mayoría era solo una cantidad infinita de imbéciles a los cuales tenía que soportar a diario. No me interesaba hacer amigos en la escuela. Mariela por otra parte parecía conocer a todo el mundo, sin mentir. Era el tipo de personas que intentaba caerle bien a todos, ser amigo de todos. Era cincuenta kilos de puro amor y felicidad para todo el mundo, como un maldito teletubbie.

Estaba segura que la muy menuda cagaba flores y estrellas.

Mariela era la señorita paz y amor. Sus calificaciones eran las mejores en el salón, su uniforme siempre estaba perfecto, llegaba puntual a clases. Los profesores la amaban, la gente en el salón también. Era el tipo de chica que compartía su desayuno si a alguien se le olvidaba traer el suyo, el tipo de chica que te pasa las respuestas del examen sin dejarte morir incluso cayendo en el riesgo de que los profesores la descubrieran. Era el ejemplo perfecto de una buena samaritana. O al menos todo el mundo pensaba que lo era.

Yo lo sabía mejor, podía decir con seguridad que era la única persona en este colegio que no estaba cegada por los colores de su arco iris. Por la brillantez de su sonrisa. Era todo una máscara, su fachada entera era una completa mentira. Nadie podía ser tan feliz en la vida.

Mariela Morales era la hipócrita más grande que existía en este colegio y nadie lo sabía. La odiaba, y odiaba a las estúpidas personas que se dejaban cegar por su fingida nobleza.

Me quedé sentada en mi habitual pupitre cerca de la ventana, en un rincón obteniendo una visión en primera plana de su entrada perfecta al escenario de su vida. Mariela Morales entró al salón, vistiendo una sonrisa de blanco neón. La observé entrar y empezar a saludar a cada una de las personas que ya estaban en el salón, aguardando por el sonido de la campana. Mitigue un bostezo, aburrida por la cotidianidad de su rutina. Nada nuevo había hoy, sin embargo seguí observando como la reina abeja regalaba miel. Sentí lástima de las pequeñas abejas que no entendían de la diabetes.

La reina abeja sintió mi mirada, y como la reina que era me sonrió, como si no tuviera nada que temer. Su sonrisa se extendió y sus manos se agitaron, saludándome. Pensé que iba a vomitar. Rodé los ojos y aparté mi vista, ignorándola. Después de cuatro años de constantes desplantes, uno pensaría que me dejaría en paz. Pero la reina abeja no sabía de límites... Yo tampoco lo hacía.

Quería desnudarla y quitarle su fachada, quería borrarle su falsa sonrisa y que aguijoneara. Quería que se mostrara tal cual era, una triste persona infeliz que no sabía cómo aceptar el rechazo de la gente.

Alguien mas se acercó y la saludó y entonces la abeja reina se ruborizó. Me enderecé en mi asiento, prestando atención. La abeja reina rió sin control, el macho alfa frente a ella le sonrió. Una broma salió entre los dos. La abeja reina colocó su mano elegante en el fuerte brazo del macho alfa. La abeja reina movió su cabello dorado de un hombro al otro y miró al espécimen frente a ella por entre sus párpados.

Sonreí, la abeja reina había conseguido a su rey.

Mi sonrisa se agrandó, descubriendo otro pequeño secreto que la gente no parecía ver. Sonreí y pensé te tengo

Mariela Morales estaba enamorada.

Los seguí observando, miré cada intercambio entre el uno y el otro y antes de que me diera cuenta una idea se formó en mi cabeza. Un plan descabellado pero efectivo, un plan que iba a disfrutar muchísimo. Me recosté en mi asiento sabiendo qué, después de todo los días iban a dejar de ser tan horriblemente aburridos. La reina abeja pronto iba a caer.

Mis ojos se posaron en el macho alfa y me permití reír. La meta de un nuevo objetivo se había formado en mí

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Pd: Si alguien aquí se llama Mariela Morales no tengo nada en contra del nombre ajaja solo fue usado para efectos de la historia.

Para adelantos de la historia. Instagram/tiktok/twitter: ely_dv

Capítulo dedicado a @africasuidan me alegraa leer tus comentarioos. ¡graciaas!

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