Estudié la formación por lo que tenía que ser la veinteava vez en los últimos cinco minutos, buscando por cualquier posibilidad de que algo fuese mal. Cualquier cosa podía ir mal y el equipo no podía permitirse ningún error, una sola pequeña equivocación y todo el esfuerzo de estos últimos meses se iba a la mierda.
Había dedicado todo mi esfuerzo y tiempo a este torneo, si ganábamos el sábado entonces iríamos a las semifinales la próxima semana y después, la gran final de los intercolegiales. Teníamos que ganar, no existía otra opción.
Éramos el mejor equipo de la zona, todo el mundo lo sabía, cada equipo temía enfrentarse contra nosotros. Habíamos ganado los últimos tres intercolegiales estableciendo nuestro propio récord, o mejor dicho, el récord de cualquier otra escuela de los alrededores. Tres veces seguidas campeones del estado, nunca nadie había logrado eso y continuaríamos rompiendo el récord este año al conseguir el cuarto trofeo.
Teníamos que ganar, especialmente este año que sería mi primer y último año como capitán del equipo. Toda la responsabilidad estaba sobre mis hombros. El equipo confiaba en mí, el entrenador confiaba en mí, la escuela confiaba en mí y yo confiaba en mí también. El problema eran los otros.
Nuestra formación 4-3-3 iba a funcionar, conocía a mis jugadores mejor que ellos mismos y esta formación representaría nuestra victoria si todos jugaban bien sus papeles. Yo estaría en el frente de la formación, justo como Lewandoski, detrás de mi estaría Gilberto siendo mi Muller y a su lado actuando como Robben estaría Juan, después tomando el papel de Ribery teníamos a Alberto, él era el delantero que me preocupaba, era mi mejor amigo pero no podía negar que tenía un problema con su derecha y hacer asistencias no era su mejor fuerte, hacia demasiados pases desviados que podían recaer en un error garrafal.
Después, en la defensa como el gran Boateng teníamos a Marcelo, y por Kimmich estaría Oliver, él era el jugador en quien tenía puesta toda mi fe, no importaba que fuese dos años menor que nosotros y que este era su primer año en el equipo, Oliver jugaba como estoy seguro de que Kimmich lo hacía a su edad, podía jugar en cualquier posición en la que se le colocaba y si tenía que ser completamente honesto, también era mejor delantero que Alberto.
Repasé su nombre con la borra de mi lápiz en la formación pensando en sí debería cambiarlo de posición pero descarté la idea, Alberto no era un buen defensa, dejaba demasiados espacios abiertos y nuestro oponente iba a saber tomar ventaja de esa debilidad. Un error como ese sería catastrófico. Oliver estaría mejor en la defensa y necesitábamos una buena defensa, yo podía encargarme del ataque. Y por último, reemplazando a Javi Martínez teníamos a Yuseff y él era otro dolor de cabeza para mí, Yuseff jugaba bien pero era conocido por sus numerosas faltas y su colección de tarjetas amarillas y me daba miedo que alguna de esas faltas se cometiera en la zona de penal.
Presioné una mano en mi frente pensando que en otro tiempo, un penal no me preocuparía en lo más mínimo si nuestro Neuer estuviese jugando como el verdadero Neuer pero últimamente Ángel tenía más de Renny Vega que de Manuel Neuer y eso apestaba. De los once jugadores en el equipo, diez si no me incluía, Ángel era el que más me preocupaba, tampoco era como si pudiésemos reemplazarlo, no teníamos más porteros y Héctor no contaba, ni siquiera sabía qué hacía o cómo había logrado entrar en el equipo, dudaba de que el entrenador hubiese autorizado su ingreso, según nuestras sospechas Héctor simplemente empezó a ir a las practicas sin preguntarle a nadie, de cualquier forma, él no iba a jugar. Héctor era Copa Libertadores y nosotros necesitábamos Champions League, Ángel era nuestra Champions League, o al menos lo fue en los últimos intercolegiales pero ahora... Tenía que confiar en mi equipo, me repetí. Si yo no confiaba en sus capacidades ellos tampoco lo harían.
Ángel debía jugar y ganar, después del juego, el cual ganaríamos, haríamos una fiesta y él se vería obligado a ir. Como todo el equipo iría, no podría decir que no y por la alegría de pasar a semifinales se emborracharía, la Bruja no estaría por ningún lado pero Mariela sí. Y una vez que él la viera recordaría sus sentimientos por ella, al fin y al cabo era hombre y Mariela era hermosa. Ángel mandaría por fin a Benatia al infierno y nosotros recuperaríamos a nuestro amigo.
Para el domingo, Benatia dejaría de ser un problema.
—Santiago —Alberto llamó desde el asiento de al lado—. Mira
Seguí su mirada solo para ver a la Bruja y al Cabrón entrando al salón de clases tomados de mano.
Mi boca se abrió e instantáneamente la incredulidad y la ira tomaron su lugar en mi rostro. No podía creer lo que estaba viendo y por más que quería apartar mi mirada de tan desagradable escena no podía. Mi amigo era el idiota más grande del mundo entero.
Quería levantarme de mi asiento y darle un puñetazo en la cabeza para que su cerebro volviese a funcionar y ya que estábamos en ello, también escupiría en sus ojos para quitarle la ceguera y pudiese ver a la bruja que tenía como novia.
Ella tenía que tener una vagina de oro, era la única explicación que le encontraba a la idiotez de mi amigo. Tenía que tener habilidades magistrales en la cama, esa era la única lógica razón para que Ángel se dejara manipular tan fácilmente. Me rehusaba a creer que él pudiese llegar a sentir alguna de esa clase de mariqueras que él pensaba que sentía.
La perra lo tenía cegado con un buen sexo.
De seguro, hasta Cangrejera tenía
Benatia era sexy como el infierno, incluso ahora con el pelo corto, su actitud de que todo el mundo le sabia a mierda sumado con su frialdad e indiferencia además de la seguridad que irradiaba sobre si misma era ardiente.
Todos en el salón tenían puesto sus ojos sobre ella e incluso así, ella seguía luciendo completamente indiferente a las miradas de odio. ¿Acaso no era consciente de que todos dentro de este salón la odiábamos? Ella no pertenecía aquí. Nadie la quería dentro y a nadie le caía bien pero sabía que a la bruja eso no le importaba en lo más mínimo. Ella nos odiaba con la misma intensidad.
Sería más fácil si la bruja fuese fea pero no era así. Tenía todo puesto perfectamente en su lugar. Senos, culo y piernas largas. No mucho tiempo atrás yo hubiese hecho cualquier clase de locuras con tal de estar con ella, incluso hace dos años la quise como novia pero ahora que veo lo que le ha hecho a mi mejor amigo, agradezco de no haber cometido el error de empatarme con ella. Benatia no era la clase de chica que funcionaba como novia.
Cuando Ángel me comentó por primera vez que tenía una cosa por ella creí que él solo necesitaba sacársela de su sistema y luego regresar con Mariela, Benatia era una chica de una noche o de varias noches. No para todas las noches. Pensé que Ángel sabría eso, diferenciar entre una chica para ser su novia entre una chica para cuestión de pasar el rato, pero Ángel era virgen y como cualquier virgen se embelesó por la primera chica que probó, no ayudaba que precisamente esa chica tuviese una vagina de oro. No tenía ninguna duda de que Benatia era buena en la cama y con eso logró que mi amigo se olvidara de que en el mundo existían un millón de chicas más con vaginas de oro y que por fortuna no tenían un alma tan oscura como Balotelli y tan fea como Ronaldhino, porque estaba seguro como el infierno que Benatia era una de esas personas que disfrutaba haciéndole la vida miserable a los demás, como esos dementores que aparecían en las películas de Harry Potter.
Benatia era un dementor. Y ella estaba extinguiendo todo lo bueno que había en Ángel.
¿Cuán jodidamente imbécil y cabrón podía ser una persona? Solo era suficiente ver a Ángel para responder esa pregunta.
Dentro de mí, quería confiar en que Ángel había creído en mis palabras, que él sabía la clase de persona que era Benatia y solo me quedaba esperar hasta el momento en el que él se cansara de soportar los cuernos sobre su cabeza. También esperaba que esos cuernos no afectaran en su desempeño del juego de mañana porque si no, yo mismo me aseguraría de arrancárselos con mis propias manos
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¡Sorpresa! Capitulo desde el punto de vista de Santiago
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Perfecta Mentirosa✔️
Novela JuvenilElla era una Bad Girl Él era un Good Boy Ella era fría, arrogante y antipatica. Él era cálido, abierto y carismatico. Ella era una perfecta mentirosa Él era sincero hasta durmiendo Ella era una diabla y él era un santo. Ella era la bruja malvada y é...