* Narra Harley*
Me desperté y no reconocía el sitio en el que estaba.
Me levanté de la cama, el sitio parecía estar en buen estado, incluso parecía una habitación de lujo.
Fui a mirar por la ventana, pero me caí.
Noté que me faltaba algo o alguien.— Clementine...— susurré desde el suelo.
Me senté en el suelo, miré a mis piernas, empecé a asustarme y a llorar.
Me faltaba una pierna, no se si era un sueño o la realidad.
Alguien abrió la puerta de madera de la habitación.— ¿ Estás mejor?— preguntó.
Yo fui retrocediendo.
— No tengas miedo, fui yo quien te salvó— dijo acercándose a mi.
—¡ También me cortaste la pierna!— grité enfadada.
— ¡ Lo tenía que hacer! Estabas atrapada en una trampa para osos y encima tenías una mordedura en la pierna— dijo como defensa.
—¿ Como lo hiciste?— pregunté.
— Te golpeé para que no supieras que te la cortaría, luego te di unas pastillas de anestesia para que no lo notases, te llevé a un hospital cercano y con las cosas que había te curé, luego nos rodearon los muertos y tuve que tirarle tu pierna, pero antes de tirarse la vi que tenía una mordedura, así que fue una suerte— explicó.
Luego se acercó a mí y me ayudó a levantarme.
—¿ Viste a una chica con un bebé y un gorro?— pregunté preocupada.
— No la he visto, supongo que estará a salvo— dijo el o ella.
— ¿ Como te llamas?— pregunté intentando ver su rostro por la capucha.
— No es importante ahora— dijo.
— Si que es importante, soy Harley— dije extendiéndole la mano.
— Bonito nombre, soy Mark— dijo estrechándome la mano.
— Quiero irme, tengo un hogar— dije para irme de allí lo antes posible.
— Yo no tengo, voy por ahí — dijo Mark yendo a abajo.
Vi que al lado mía habían unas muletas. Las cogí y bajé también, no sin antes haber cogido mis cosas.
Cogí mi pistola de la mesilla de noche y vi una estatuilla de una chica con la boca cosida y un señor apuntándole en la cabeza con una pistola.Bajé y había una mesa llena de comida.
— Esto es para ti, por compensación de haberte cortado la pierna— dijo colocando el último plato que casi no cabía en la mesa.
Yo sin creerme lo me senté y empecé a comer, había que aprovechar la situación.
—¿ Conoces algo de los Y?— pregunté.
Hubo unos segundos de silencio.
— Era uno de ellos— respondió.
—¿ Eras?—
— Me desterraron para no matar a nadie, no tienen piedad, vi como arruinaban familias que seguían vivas después de mucho tiempo de supervivencia, una vez vieron que entraron gente en la casa blanca y rompieron algunas columnas para matar a gente, y lo consiguieron, una mujer quedó atrapada, intenté salvarla pero murió desangrada— explicó.
Comencé a llorar flojo y cada vez iba aumentando.
—¿ Ocurre algo?— preguntó.
— Esa era mi madre— respondí dejando de comer.
— Dios, no sabes cuánto lo siento, intenté ayudarla de verdad— dijo tristemente.
— Llévame a mi casa— dije levantándome de la mesa.
— No se donde vives—
— En Alexandria— respondí.
Metí toda la comida en bolsas para llevármela y repartir.
— Podemos pasar por el hospital si quieres— dijo Mark.
—¡ Para qué!— grité.
— Para ponerte una pierna falsa— dijo el.
Fuimos al hospital y luego en dirección a Alexandria.
— Mataron a una chica a la que le caía bien a todo el mundo— dije cabreada.
—¿ Era tu madre?— preguntó.
— No—
No me acostumbraba a esa pierna falsa y a veces tropezaba o perdía el equilibrio.
— ¿ Puedo quedarme con vosotros?— preguntó.
— No lo sé, la líder decidirá— dije todavía enfadada.
Por fin se asomaban a lo lejos las puertas de Alexandria.
Comencé a ir más rápido porque no podía correr.—¡ Scott!— grité ilusionada de llegar.
Las puertas se abrieron y Scott no se lo creía al verme.
El vino corriendo a darme un abrazo.— Pensábamos que estaba muerta— dijo llorando.
Luego fui a hablar con los demás y cuando terminé fui a hablar con Marta sobre Mark.
—¿ Sabe curar heridas como esa?— preguntó.
— No, solo fue a un hospital a vendarme— respondí.
— Ve luego a enfermería, yo me encargaré de curarte bien, Maggie está con Kyle y no puede ayudar— dijo Marta.
— Te digo, Mark era un Y— expliqué.
— No podemos tenerlo aquí— respondió.
—¿ Por que? Tenemos a Amber— traté de convencerla.
— Amber lleva con nosotros mucho tiempo, no podemos dejar a Mark porque dice que le echaron hace poco, así que todavía tendrá algo de ellos y si le dejamos ir seguro que avisa a los demás Y para que vengan a atacarnos y ya tenemos suficientes problemas con Megan — explicó Marta.
* Narra Marta*
Fuimos a la habitación donde teníamos en espera a Mark, estaba con Aaron y Rebeca.
— Nos lo hemos pensado Mark— dije.
—¿ Y bien?— respondió el con ilusión.
— Te quedarás— dije sacando la pistola lentamente.
Luego le disparé en la cabeza.
— En el cementerio— completé.Aaron empezó a reír.
— Me gustó ese chiste— dijo riéndose.
Rebeca fue contagiada por la risa de Aaron y rió un poco.
— Tenía ganas de decir eso algún día— dije riéndome yo también.
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Un Mundo Inesperado Vol. 2 Parte 1
БоевикNathan y su grupo deberán aceptar el nuevo mundo.