Parte 2

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Violeta

El sol entra por mi ventana y los rayos de luz me despiertan, no recuerdo cuándo me quedé dormida pero me cayó de maravilla haber descansado tanto. Huele muy bien, qué será eso que huele tan rico. Me levanto y me asomo a la cocina de mi casa, y cuál es mi sorpresa a ver a esa hermosa chica que me salvó la vida cocinándome un apetitoso desayuno.

Violeta: ¿Acaso en verdad morí y estoy en el cielo? – al decir eso dio un pequeño brinco de sobresalto.

Julieta: Ah! Me espantaste, no sabía que ya habías despertado. Date un baño en lo que termino de preparar el desayuno – ¿es mi imaginación o se puso roja como jitomate? Mientras me doy un baño recuerdo la charla que tuvimos el día de ayer, y que yo no podía dejar de ver sus hermosos ojos y con esa imagen me dormí. Y ahora me estaba preparando el desayuno, quién me viera.

Desayunamos tranquilas y le pedí que me acompañara a comprar un nuevo celular, accedió sin reparos y nos dirigimos en su moto al centro comercial. Le mandé un mensaje a Renata para que nos alcanzara y fuéramos a comer a algún lado, una vez que nos alcanzó nos fuimos a un restaurante a platicar y comer.

Renata: Y dime, Violeta, tienes idea de quién era esa estúpida que te dio esa paliza?

Violeta: Pues me dijo que su nombre era María, pero pensándolo con calma es muy probable que ese no hubiera sido su nombre real, porque me buscaba directamente a mi.

Julieta: ¿Cómo lo sabes?

Violeta: Por lo que me dijo antes de atacarme... - en ese momento recordé sus palabras y me quedé pensativa.

Renata: ¿Y qué fue lo que te dijo?

Violeta: Yo, este... dijo algo acerca de una chica que había desaparecido... y parece ser que me culpaba a mí.

Renata: crees que tenga que ver con...

Violeta: no quiero hablar de eso. – Julieta nos miraba extrañadas, pero en realidad no quería hablar de Liz en estos momentos, y menos con Julieta ahí.

Julieta: me temo que no entiendo de qué hablan, pero si Violeta no quiere hablar de eso creo que debemos respetar su decisión, por ahora. – Ese "por ahora" me hizo entender que Julieta había estado muy atenta a la conversación y obviamente ya sospechaba algo. – Voy al baño, vuelvo en un momento. – dijo mientras se levantaba.

Renata: ¿Y bien?

Violeta: ¿Qué cosa?

Renata: No te hagas la idiota, ¿qué pasó anoche? ¡Cuéntame con detalle!

Violeta: Qué pasó de qué, ¡nada! Solo cenamos y hablamos.

Renata: A otro perro con ese hueso, ¿no me digas que ni siquiera la besaste?

Violeta: ¡No! Como crees.

Renata: Ay amiga, ahora me vas a decir que el golpe en la cabeza te quitó lo caliente. ¿O de cuando acá tan respetuosa con las chicas a quienes les pones el ojo encima?

Violeta: Y a ti quién te dijo que ya le eché el ojo encima a Julieta – me miró con unos ojos de que no me creía nada - ¿...tanto se me nota? – asintió – es que, no se... es diferente con ella, no sé que sea, pero siento que no solo quiero acostarme con ella, quisiera conocerla más, saber qué le gusta... no se.

Renata: AY DIOS MIO!

Violeta: ¿¿Que?? ¿¿Que pasa?? – me espantó mucho su comentario.

Renata: ¡No lo puedo creer! ¡Violeta Yáñez Montalvo está enamorada!

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