EL SECRETO

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Oscuridad, frio, y oscuridad; al abrir los ojos es con lo que me encontré, me dolía la cabeza, sabía en qué lugar me encontraba, aun seguía en el bar, pero no me di cuenta de cuánto tiempo me había quedado dormida, o ¿desmayada?, me quede acostada en el sillón rojo, era bastante cómodo, tanto como el de la dirección de la escuela, me quede así, para analizar lo que había pasado rato atrás...

Mi madre, su marido, su hija, mi padre, yo y no olvidemos a su familia... intente tranquilizarme pues al recordar todo lo que el tal Víctor me había contado, los oídos me comenzaban a zumbar y lágrimas querían volver a salir, respire lo más tranquilamente que mis nervios me permitían y retome todo, pero ahora con más calma, tratando de entrelazar y sacar mis propias conclusiones, de hecho era bastante obvio.

Ahora entendía porque la familia de mi madre me veía tan mal, y siempre me criticaban tanto, como si hubiese sido un error de la vida, pero es que con la historia de mi madre así me veían, ellos son muy conservadores, los conocía tanto como para saber que si se trataba de la situación que mi madre les hizo creer, por supuesto que yo si era un error, ¡el producto de una violación!, como no me iban a detestar tanto si para ellos, soy la mancha negra en la familia, aquello que no debió pasar jamás, para ellos soy el recordatorio de lo que le paso a mi madre, según su cuento, pero nadie sabía la verdad, ahora entiendo lo que dijo mi abuela, ella entendió, pero ¿Cómo había hecho mi padre hacer entrar en razón a una persona tan necia?, la quiero, sí, pero el que la quiera no le quita lo testaruda y lo terca. No justificaba la razón por la que la familia de mi madre me odiara tanto, aun si en realidad fuera el producto de una violación, ¿Por qué odiarme? ¿Qué culpa tendría yo? Pero así son ellos, jamás cambiarían.

Aun habían cabos sueltos, cosas que no tenían sentido, y ¿si lo que me acaban de contar era una completa mentira? ¿Por qué habría de confiar en estas personas? Pero también pienso que si me quisieran hacer daño, ya lo hubieran hecho, y no estaría aquí en un cuarto de un bar, viva. Si a esto le podríamos llamar estar viva.

Me daban tantas vueltas en la cabeza estas dudas, sí mi madre tenía otra hija, ¿Dónde estaba? ¿Por qué tengo recuerdos de mi mamá y mi papá viviendo juntos? Si se supone que el que es el esposo de mi madre lo estaba buscando.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien entro a la habitación y encendió la luz, me destello un poco, pero rápidamente recupere la visibilidad.

-¿Te sientes bien?- Era el chico que atendía la barra, me miró con lastima, ya conocía esa expresión hacia mí.

-¿Cuánto tiempo llevo aquí?- Me senté.

-Ah-. Saco su celular, mucho más moderno que el mío-. Dos horas-. Me quede por tercera vez en el día en shock.

-Tengo que irme-. Las dudas me llegaron de nuevo a la cabeza-. Pero no puedo irme así, ¿dónde está tu amigo?

-Víctor, si bueno él es mi padre, no mi amigo-. Vaya que no hay ningún parecido-. Lo hare venir, quería saber si ya habías despertado.- Dicho eso se marchó.

Saque el Samsung para ver la hora, eran las 8:30 de la noche y me encontraba sin un solo centavo, ¿Cómo regresaría?

La puerta se abrió nuevamente.

-Me tenías algo espantado-. Era Víctor, suspiró-. Tenía que ir a otro lugar, pero he cancelado, no podía dejarte sola aquí-. Wow, se sintió un poco lindo que alguien se preocupase por mí.

-Tengo muchas... dudas.

-Lo sé, pero por cómo te has puesto no sé si sea buena idea hablarlo ahora.

Las estrellas no están en el cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora