"Hay un momento en el que te olvido, y es ahí cuando sucede, cuando la Luna destella completamente".
En el camino, que cada vez se tornaba más oscuro por la ausencia del Sol, íbamos lo suficientemente tranquilos para que Javier no fuera el protagonista de un accidente, claro, íbamos hablando y en algunas ocasiones reíamos, Ame iba de copiloto, y posteriormente Germy, Esteban y yo sentados en ese orden.
El recorrido no fue de más de media hora, pero nos ayudó a entrar en ambiente, noté que a pesar de los muchos días que había pasado al intentar algo nuevo, no estaba sudando ni mucho menos nerviosa.
Cuando bajamos un filo de aire nos recibió en la entrada de "Blood".
-Nunca traes mucho con qué taparte- afirmó Esteban.
-Se me olvida- confieso.
Pone su mano sobre mi hombro y me hace avanzar a la entrada, me tensé un poco por su repentino movimiento, pero me gustaba esa sensación de electricidad.
-Vamos chicos- Ame hizo una seña con la mano para que avanzáramos.
No hubo problemas al ingresar al lugar, puesto que el padre de Esteban también era dueño de ese antro, ¿o bar?, no estaba segura de cuál de los dos era.
El aroma a jóvenes ebrios, la luz de colores que era la única fuente luminosa en el lugar y la música para bailar nos recibieron a penas pusimos un pie dentro.
Tomamos una mesa grande que tenía una especie de sillón para sentarnos alrededor de ella, era rojo, como la sangre, que tenía total relación con el nombre de "Blood". Un chico, quizás de unos veinte años y con el cabello claro un poco desordenado, nos atendió al instante en que nos sentamos, yo no sabía absolutamente nada de bebidas, así que, aunque me preguntaban les dije que ellos escogieran.
Vi varias botellas sobre la mesa, no estaba incómoda, pero tampoco me dejaba ser totalmente.
Escuche que era whisky, me prepararon un vaso, todos los alzaron así que los seguí.
-Por el cumpleaños de nuestra mejor amiga- dijo América. Seguido de eso, los demás dijeron salud y bebieron un sorbo, yo lo hice dudando, pero deseaba probarlo, el líquido me corrió por la garganta haciéndome toser, sus miradas se detuvieron en mí.
-¿Realmente nunca has tomado?- sentenció Esteban dándome pequeñas palmadas en la espalda.
-No- carraspeé a causa de lo que acababa de ingerir-. Nunca en mi vida- mi voz ya estaba más repuesta.
-Esto va a ser divertido- sonríe burlonamente. Le doy un golpe juguetón en el hombro, fingiendo enojo.
-¡Oh, tranquila!, ¿tan rápido se te subió?- seguía burlándose.
-Cállate- le di otra probada y esta vez me molestó menos.
La convivencia era fascinante, no llevaba la cuenta exacta del tiempo, pero supuse que había pasado al menos una hora desde que llegamos, una botella estaba por acabarse, y yo, con la inexperiencia por encima comencé a marearme un poco. América preparó uno para ella y para mí.
-Uno entre ustedes dos- dijo Germy.
-¡Sí!- lo alentó Javier y Germy trataba de no parecer molesto al escuchar su voz, lo noté, por la expresión que hacía cada vez que él le dirigía la palabra.
-¿Qué dices?- preguntó mi amiga enarcando una de sus pobladas cejas.
-Umm, está bien- dije con la voz temblorosa, estaba con amigos y si hacía una estupidez ellos me cuidarían.
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Las estrellas no están en el cielo
Teen FictionYo siempre deseaba que me amaran, no cualquier persona, quería que ella me amara ¿quién? mi madre y mi cielo. Todos los días daba lo mejor de mí para que ella estuviera orgullosa, para que me mirara y los ojos le brillaran ¿lo logré? tal vez. A vec...