LEY DE AMIGOS

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El final del martes, que parecía un eterno día, terminó mientras veíamos "el conjuro 2", América tuvo la espléndida idea de apagar todas las luces, y el inconveniente relampagueo que acompañaba la lluvia, no ayudaba a controlar mi pulso, porque sí, yo era una tremenda miedosa y Germán una niña asustadiza, mi amiga era la única que comía tranquilamente las palomitas de microondas, que había preparado Germy, parecía que estaba viendo "Bambi", esa chica tenía valor.

-¡AHHH!- el grito que dimos Germy y yo, cuando una escena fuerte pasó, hizo eco en su habitación, mientras América nos arrojaba palomitas para que nos calláramos.

De repente el celular de Ame sonó con algo de una cantante mujer que no conocía, ella y Germy dieron un salto, se echaron una mirada cómplice, América apagó la televisión, y yo no pude evitar el espanto, ¿qué les sucede?, ambos se pararon, Germy prendió la luz de su cuarto. El destello me lastimó por unos segundos, hasta que vi claramente el color lila en las paredes y en ellas posters de AC/DC, América salió de la habitación corriendo, no tardó ni diez segundos cuando ella regresó con un pastel en las manos, vi cajeta en la cobertura, lo destapó y Germy sacó unas velas del bolsillo de su pantalón gris con calaquitas (su pijama), las colocó en el pastel, eran de diferentes colores cada una, y comenzaron:

-Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David, hoy por ser día de tu santo te las cantamos a ti. Despierta mi bien despierta, mira que ya amaneció, ya los pajarillos cantan, la Luna ya se metió- inevitablemente tuve que cerrar los ojos para que las gotas de agua salda no escurrieran por mi cara, sonreí y abrí los ojos luego de controlarme.

-Gracias- fue lo único que pude pronunciar, porque si decía más estallaría en una tormenta, y ya teníamos suficiente con la que hacia afuera.

Ambos se sentaron en la alfombra caqui que habíamos colocado para sentarnos en el piso, me dijeron que pidiera un deseo, ambos tenían un brillo especial en los ojos, y con eso supe que jamás en la vida podría alejarme de ellos, porque mi felicidad los hacia felices, los tres nos complementábamos, éramos uno.

Cerré los ojos y le dije a mi interior, también al cielo y a quién lo habitaba: "Por favor, has que las estrellas de mi cielo brillen", sabía el significado de aquella frase, era lo que necesitaba, después de eso soplé las velitas de colores y abrí los ojos, pero las velitas se volvieron a prender, eran velitas "mágicas", y les sonreí a ambos, después de varios intentos de soplarle todos juntos y de carcajearnos, las velas cedieron y se dejaron apagar.

Comimos el pastel de una forma poco usual, América sacó unas cucharitas de metal que estaban escondidas en quién sabe dónde, pues nunca vi de dónde las sacó, y después de entregarnos una a cada uno comimos, sin platos.

-Esta delicioso- hablé con la boca llena de pastel de cajeta- realmente los amo- sonreí con los cachetes llenos del delicioso postre.

-Lo sabemos- habló Germy, igual con la boca llena.

El resto de la madrugada la pasamos bromeando mientras terminábamos de ver la película, así hasta que me quedé dormida.

-¡Hey!– América asomó la cabeza por la puerta, para verificar que ya estuviera lista para irnos a la escuela, mi cumpleaños dieciocho tenía que caer entre semana, ¡qué felicidad!...

La chica entró a la habitación, usaba Jean azul y una blusa de tela delgada y transparente del mismo color, ella era así, su estilo era "a la moda", en su mano derecha llevaba una bolsita de regalo, de color vino, mi favorito.

-Creo que más al rato necesitarás esto- me lo tendió con una tierna sonrisa.

-¿Al rato?, creí que celebraríamos mi cumpleaños el sábado- así habíamos acordado en la madrugada.

Las estrellas no están en el cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora