Lágrimas de hombre

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Japón, horas después del envío del correo de Onodera Ritsu a Hatori Yoshiyuki.

- ¿Chiaki? - el castaño caminó a tientas hacia su habitación. Había sido el día más extraño de todos. Comenzando porque, por enésima vez desde la partida inexplicable de Onodera, Takano-san no había ido a trabajar. Sospechaba que, o estaba ebrio una vez más en su departamento, o se le había ocurrido un nuevo destino mundial que no había revisado. Sea como fuere, pensó, ese hombre se estaba muriendo - Yoshino...

- Hum - Chiaki se desperezó, y al verlo, se incorporó. Medio sonrojado, le dio un rápido beso en la mejilla, haciéndolo sonreír - Te ves cansado... Intenté cocinar algo, espero que esté bien...

- Así no lo esté yo me encargaré de arreglarlo. Pero, primero quiero que veas algo - le entregó el correo impreso de Ritsu. Y Chiaki lo leyó, sin expresar sus emociones - Me siento... halagado... al saber que ha pensado en mí, y que se ofrece a apoyarte en todo. Pero, es tu decisión... Aún no le respondo...

- Creo que deberíamos intentarlo... Aunque, si aceptamos, supondrá un montón de cambios...

- ¿Hablas de Yanase? - no pudo evitar sentir celos.

- Jamás le pediría que nos acompañe... Ya es suficiente con que me celes aquí - Hatori sonrió - Hablo de mis otros asistentes. Dejaron a sus otros autores por mí... y ahora se quedarían sin empleo...

- Creo que Onodera podría contratarlos, siempre y cuando ellos acepten. Y aún si no... con esto de las facilidades de viaje...

- Sería un gasto enorme...

- Esa editorial es muy grande... la estuve investigando...

- ¿Viviríamos juntos? - su pregunta lo descolocó. Chiaki estaba adorablemente sonrojado - Onodera-san... ¿sabe sobre lo nuestro...? ¿O es que está enamorado de ti...?

- ¿De nuevo con ese tipo de pensamientos, Yoshino? - el otro parpadeó al notar su fastidio - Por favor... ¿no me digas que tu cabecita ha olvidado lo que le conté en confidencia, amor? - Yoshino dio un respingo - La única cosa que me preocupa en estos momentos... es que ahora tú y yo somos los únicos que conocemos su paradero real... Desde que recibí el correo, supuse que tú y yo estaríamos de acuerdo en aceptar, pero eso implica dejar Marukawa cerca a la fecha de entrega de los trabajos... Renunciar, exponiendo una excelente excusa que no genere preguntas molestas a las que no pueda responder... No quiero ni imaginar lo que le diré... No sé si podré mentirle sabiendo que su felicidad depende de mi silencio...

- Takano-san... - Chiaki recordó a lo que se refería. Y agradeció a Dios el no encontrarse en su misma situación.

X.X

Era viernes, viernes a las ocho de la noche... Viernes en que había terminado su manuscrito a tiempo y por ende merecía un premio... Pero no. Algún imbécil acababa de arrebatarle a Misaki de las garras, perdón, manos, al tocar con insistencia.

- Puede ser Aikawa-san, Usagi - logró escapar de la cama en la que era aprisionado - Voy a abrirle...

- Si es mi hermano o mi padre mejor ni me lo digas...

- Si son ambos los dejaré pasar hasta aquí para que vean tu miseria - a regañadientes, Usagi se levantó también y lo siguió. Fue el encargado de contestar, llevándose la mayor sorpresa de su vida. Misaki no pudo evitar asustarse - ¿Takano-san?

Europa no BaaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora