Capitulo 17: Entregarse

144 13 16
                                    

Me sentía la peor persona del mundo. El peor ser de todos.

Pero ya había tomado una decisión, ya basta de juegos y niñerías. 

Yo me voy a casar con Frank Iero y él es la única persona a la cual debo ver, debo abrazar, besar…

Y tal vez me cueste un montón olvidar lo que recordé en cuanto al cariño que le tengo a Gerard pero ya lo viví una vez ¿Por qué no otra?

El día en que me alejé de Gerard Way me encerré en mi habitación sin saber de nadie; yo sabía que Frank no me buscaría, él cada día se alejaba un poco más y todo por mi culpa.

Ahora que lo pensaba yo me había dedicado a arruinar muchas cosas, una de ellas era la personalidad de Frank. Ya no era ese chico dulce y preocupado, ahora más bien era frío, malhumorado, celoso…

Que tonta he sido ¡Muy tonta! Sólo me dedico a hacerle daño a la gente que quiero…

-Frank – entré a su habitación un poco tímida

-¿Qué? – preguntó alzando la vista.

-Mmm… ¿Puedo sentarme a tu lado?

-Sí…

Ven, frío y distante.

Caminé y me puse a su lado, él siguió sumido en el libro que tenía en sus manos.

Debía comenzar a hacer las cosas bien de una vez por todas.

-Vámonos unos días a la casita de princesa – así le llamaba a la casa lujosa de Frank.

-¿Por qué? – preguntó desinteresado.

-Tal vez estar unos días tú y yo…

-¿te peleaste con Gerard? – preguntó aún más desinteresado.

-¿cómo? – lo miré atónita.

-¿Qué? Sólo pregunté si te peleaste con Gerard.

-Frank…- lo miré triste. Primera vez que intentaba hacer las cosas bien y él me decía algo así.

-Sophie, estoy un poco cansado sino tienes nada más que hacer podrías dejarme solo, por favor.

Me puse de pie sin decir nada y caminé de regreso a mi habitación.

Me senté en el borde de mi cama con un enorme nudo en la garganta. Me sentía extraña. El rechazo ¿no?

Desearía poder retroceder el tiempo, volver a esos días cuando Frank recién llegó al pueblo. Cuando éramos amigos y todo iba bien. 

-Haz una maleta rápido – dijo Frank entrando en mi habitación.

-¿Por qué? – no quise levantar la vista.

-Nos vamos

-¿a dónde? – lo miré sin ganas.

-A la casa, tú sabes dónde.

-No, no te obligaré…

-Aish…

Frank tomó un bolso mío y comenzó a meter mi ropa y algunas cosas más. Yo sólo lo miraba; realmente, me sentía sin ganas como para ayudarlo u objetar algo.

Me arrastró, prácticamente, hacia el auto y luego nos marchamos hacia la casa lujosa.

El camino fue en silencio, yo iba pegada en la ventana y Frank sumido en la carretera.

Cuando llegamos yo subí directamente a la habitación. Frank llegó al rato.

-Tengo hambre

-Mmm… ¿pidamos una pizza?

Cenizas parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora