Capitulo 24: Mi bebe

129 14 0
                                    

- Es para ti - Frank me entregó una pequeña cajita de color blanco con adornos rosas. Al abrirla una bailarina comenzaba su danza al ritmo de una dulce melodía.

- Es muy linda - dije sin despegar mis ojos de la cajita. 

- La vi y supe que era para ti - él se acercó a mí y yo, instintivamente lo besé. No puedo negar que su cara fue de mucho asombro, esto no era algo que yo hiciera muy frecuentemente.

- Gracias - me acurruqué a su lado.

Mis últimas semanas habían sido muy vertiginosas y extrañas. 

Charlotte me perseguía por todos lados, me preguntaba si estaba bien, si había tomado la decisión correcta y cosas así. ¡Loca! pero, aunque estuviera loca entendía porque lo hacía. Quizás ella sí quería tener a su bebé y no porque fuera de Gerard, sino porque de verdad sentía que era una partecita de su cuerpo, que de verdad habría alguien a quién entregarle amor y cariño de forma incondicional y supongo que, ella estaba tan ilucionada con eso que, ahora, ve en mí lo que nunca pudo tener y se preocupa de forma obsesiva - como es tan típico en ella- .

- Charlotte ha vuelto a llamar - comentó Frank como si hubiera leído mis pensamientos.

- ¿Qué quería?

- Dice que el Doctor ya ha regresado de sus vacaciones

- ¿Quieres pedir hora? - suspiré sin ánimo.

- Sophie, ¿aún estás...?

- ¿estoy qué? 

- Nada, iremos cuando quieras - Frank me besó la frente y luego se puso de pie para salir. - Am, creo que Jane vendrá...con Gerard.

Gerard y Jane, la pareja feliz. No podía negar que una parte de mí se sentía bien porque ambos estuvieran juntos pero, otra, una parte muy oculta y pequeña sentía mucha envidia de que Jane tuviera lo que yo siempre quise tener con Gerard, de que viviera mi cuento de hadas cuando yo apenas y pude saborear un poco de lo que quizás pude tener con Gerard pero no fue.

Era egoísta de mi parte y me sentía traicionera y mala amiga.

Tomé la cajita de música que Frank me había regalado y la contemplé durante un ratito. No me había dado cuenta pero en la caja tenía mi nombre grabado con una letra muy hermosa. 

Al abrirla y que la bailarina que tenía dentro comenzara a moverse al ritmo de la música pensé en lo aburrida que debía de ser su vida como muñeca de cajita musical. Todo el tiempo encerrada aquí y solo veía la luz cuando alguien se decidía a verla bailar. Siempre dependiendo del resto,

Una extraña sensación me inundó y abracé la cajita de música con fuerza. 

- Sophie, Jane está abajo – me avisó Frank asomándose por mi puerta – Quiere verte.

- Ya voy – le sonreí sin ganas. Él me miró y suspiró para luego desaparecer por la puerta.

Me salí de mi camita sin muchas ganas y bajé a saludar a Jane y. obviamente, a Gerard; mi sorpresa fue toparme con una tercera persona ahí: Charlotte. ¿Qué hacía ella aquí?

- ¡Sophie! – Jane se tiró a mis brazos - ¡Te he extrañado mucho! Andas muy desaparecida.

- Jane – sonreí – sí, lo lamento me he puesto como un oso a invernar.

- Jajá, que eres divertida – ella me miró y me sonrió - ¿aún no hay guatita? – preguntó levantando un poco mi pollerón.

- ¡Falta mucho para eso! - me alejé pero ella se largó a reír.

Cenizas parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora