Cenizas parte 1

Capitulo 20: Borrarte de mi vida

Gerard me dejó en la pensión y se marchó sin decir nada. Instantáneamente el nudo que tenía en la garganta se aflojó y me puse a llorar como idiota. Ni siquiera sabía porque lo hacía. Caminé botando lágrima tras lágrima hasta la puerta de la pensión, antes de que pudiese tocar Rachel ya me había abierto. Me rodeó con sus brazos y me mantuvo ahí un rato mientras me susurraba frases para que me tranquilizase.

-Yo no te entiendo Sophie – me dijo ella – hay veces que creo que quieres a Frank y otras a Gerard, no te entiendo pero…siempre estaré para ti.

-Gracias – sonreí con amargura – quiero que entiendas una sola cosa: Gerard es una constante herida, Frank…es lo que tiene que ser.

-Tan tontita…- se acercó a mí y me besó la frente. – Frank se fue, bueno le dije que mejor se fuera…

-Es mejor…- caminé unos pasos – me iré a dormir.

Subí hasta mi habitación sintiendo como cada peldaño rechinaba fuertemente.

Entré a mi cuarto, todo estaba en orden milagrosamente. Me tiré de lleno en la cama, tomé un cojín y lo apagué a mi cuerpo. Tenía rabia y mucha pena. 

Me sentía extraña, mi mente se nublaba de recuerdos. ¿Por qué tuve que conocerlo?

Recuerdo que el primer día que decidí salir de mi rutina de zombie en la que me había convertido debido a la partida de Frank, fui a la casa de Mikey el cual al rato de estar allí me mandó a la pieza de su hermano a buscar una caja café y yo en vez de hacer eso me dediqué a curiosear el lugar.

- ¿Quién eres tú? – me giré rápidamente al escuchar esa voz que provenía detrás de mí, se me hizo familiar no sé por qué..

- Soy…So-Sophie - ¿Ah? ¿Por qué comenzaba a tartamudear? Ah, sí, porque estaba nerviosa. Y era obvio, me habían pillado curioseando cosas que no eran mías. 

- Ah, la amiga de mi hermano.

- ¿Tú eres Gerard?

- Sí. – la luz del lugar no era muy fuerte así que apenas lo podía distinguir bien. Sólo noté que era alto y que traía el cabello largo. – pero, ¿Qué hacías?

- Em…Mikey me mandó por una caja…

- Ah ya sé.

No debería haberlo conocido nunca, nunca.

Apreté con más fuerza mi cojín mientras las lágrimas caían una tras otra.

¿Quién iba a pensar que me iba a encariñar tan rápidamente con él? Con Gerard yo era otra, mi catatonismo se iba alejando, la Sophie zombie y fría iba desapareciendo lentamente sin que yo me diera cuenta.

- ¿Sophie?

- ¡Ah! – pegué un estúpido chillido.

- Calma, calma, soy yo, Gerard. – en un acto de impulso lo abracé fuertemente. Él de primera se tensó, pero luego se relajó – Tranquila, ¿Qué sucede? – las manos de Gerard acariciaban mi cabello suavemente.

- Tu pieza me da miedo…- confesé mientras sentía que mis mejillas se teñían de rojo. 

- ¿Te da miedo? – noté la incredibilidad en la voz de Gerard.

- No te burles – me alejé de él bruscamente. 

- No lo haré, aunque ya estas crecidita para…

- Que no te burles…

- Ok, Ok. Yo me quedaré contigo hasta que te duermas…

- ¿en serio?